El pueblo de Río Viejo da su vida por el agua y los suelos. En ese caserío del bajo Cauca antioqueño, de viviendas de ladrillo, algunas sin empañetar y levantadas sobre calles de trocha y junto a platanales, hombres, mujeres y niños han vivido por años, raspando la tierra para encontrar agua y hacer pozos, sobre todo, ante inclementes época de sequía, pero también para sembrar aquellas plantas invencibles al temido mercurio de la minería ilegal, en esta zona del noroccidental del país.
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Fue en 2018, cuando la población de esta vereda del municipio de Caucasia fue reunida por uniformados de la Policía de Carabineros para que pudieran entender por qué el piñón y el guarumo son considerados 'milagrosos' por esta comunidad, pero cuya explicación se basa en la ciencia.
Inclusive, en este proceso, jóvenes como Eduardo Baldovino, de 20 años, no podían creer cómo dos especies vivas chupan a través de sus raíces, el químico utilizado para la separación y la extracción del oro de los suelos planos de Río Viejo.
En ese mecanismo de absorción, por ejemplo, en el caso del guarumo, el mercurio asciende por su tallo que puede llegar hasta los 12 metros de altura para luego depositarse en sus frutos y en sus hojas. Después estos son cortados.
Los efectos ‘milagrosos’ de estas plantas que resisten al químico y capacitaciones se esparcieron rápidamente en la región por parte de la Policía de Carabineros, teniendo el respaldo de la embajada de Estados Unidos para entregar recursos y con el conocimiento de biólogos y otros expertos de la Universidad de Córdoba, vecino departamento de Antioquia. La universidad intervino, pues, Montería, la capital cordobesa, está a tan solo dos horas de Caucasia, cuya historia ha sido la de un municipio minero, a donde no solo han llegado estructuras ilegales. La comunidad ha vivido de la minería artesanal.
Este plan de crear conciencia ambiental, de combatir la minería ilegal y el mercurio, y de recuperar suelos afectados por las bandas que han llegado a la zona en Caucasia empezó hace seis años en dos hectáreas de la finca La Paraguay, además de crear un vivero en el municipio.
Allí, moradores de la vereda y de otros pueblos de Caucasia fueron entrenados, primero para comprender que aunque extraer oro es tentador porque en cuatro años, mineros artesanales lograron hasta 15 toneladas de oro, el costo para la salud es mayor por los daños neurológicos que causa esta actividad.
Es que obtener esas 15 toneladas implica usar siete veces ese volumen, pero de mercurio, es decir, 105 toneladas. Según la Policía Nacional, cuando la iniciativa de un proceso conocido en el mundo como fitorreparación (de los suelos) ya llevaba cuatro años de haber sido puesta en marcha en Caucasia, todos los participantes, entre la Policía, los investigadores de la Universidad de Córdoba y la comunidad, se habían trazado la meta de recuperar 25 hectáreas de suelos con el guarumo y el piñón y por ende, recuperar fuentes de agua.
Hoy, de acuerdo con el jefe ambiental de la Policía Nacional, teniente coronel Johan Peña, se han logrado restablecer 38 hectáreas de los suelos lastimados por la minería en Caucasia.
“Desde hace un muy buen tiempo, la Policía Nacional viene trabajando por la biodiversidad y la parte ambiental”, dice el oficial.
“De todo esto se ha generado una serie de proyectos, en especial, para combatir las economías criminales que han venido afectando el medioambiente y uno de esos procesos ha sido la minería ilegal. Mirando ese proceso de deforestación tan fuerte como lo es la minería ilegal se encontró el proyecto de fitorremediación. Nos permite una serie de estudios a estas plantas propias de la región para empezar a remediar los suelos, afectados por esta economía en especial”.
Añade que todo este trabajo y que hoy está en manos de la nueva Policía del Agua (con los Carabineros), única en el mundo, viene con un apoyo fuerte por parte del gobierno americano y de su agencia International Narcotics and Law Enforcement (INL) -nombre en inglés que en español quiere decir Narcóticos Internacional y Aplicación de la Ley de Estados Unidos. Este trabajo nos permite ubicar una serie de universidades”.
Dice que luego de estudios se determinó que el piñón y el guarumo son óptimos, al punto de que se ha recuperado más del 80 por ciento de los suelos filtrados antes por mercurio. Además, el piñón es una planta endémica y una fuente potencial de biocombustible. Por eso, además de mejorar los suelos y reforestarlos, se obtienen otros beneficios, como el gas y producción de aceite.
El coronel también explica que este proceso de fitorremediación evolucionó en este 2024 al de biorremediación, pues no solo las economías criminales afectan el medioambiente, también, actividades agropecuarias y la deforestación por parte de la misma ciudadanía en el campo. El coronel viene dando la explicación dentro de la Zona Verde de la COP16 a los asistentes de está área de participación ciudadana, desde el pasado 21 de octubre y lo seguirá haciendo hasta cuando la cumbre acabe, este primero de noviembre.
El coronel resalta que este trabajo pasa por cinco ejes transversales, mencionados por el director de la Policía Nacional, general William Salamanca, cuando la Policía del Agua entró en operación a partir del 19 de octubre, dos días antes de la COP16, en Cali.
“Los cinco ejes transversales nos permiten recomponer el medioambiente, la biorremediación nos permite entrar a remediar esas afectaciones por las economías criminales”, dice el oficial.
El teniente coronel enfatiza en la necesidad de trabajar con estos ejes, pues permiten el desarrollo de los laboratorios y así la misma Policía puede hacer más estudios.
¿Dónde más sembrarán guarumo y piñón para mejorar suelos por minería?
Pero advierte que se debe analizar a qué regiones y suelos llevar el guarumo y el piñón, respetando las especies que allí habitan. Por ahora, la biorremediación se extendería a otras zonas de minería ilegal, que ha afectado los suelos, como el Valle del Cauca, Cauca, Nariño, Chocó, Norte de Santander y Meta. En el Valle, sería en el área de los Farallones, en la vereda Peñas Blancas de Cali, pero no sin antes realizar un proceso social con las comunidades.
El primer eje, la Policía para la Protección del Agua para cuidar riquezas hídricas. El segundo eje es la creación del Centro de Integración Transnacional para el control de Delitos Ambientales en la Amazonía. El tercero es fitorremediación. El cuarto se trata de un laboratorio para la identificación forense de especies silvestres y el quinto, fortalecer la flotilla aérea contra incendios y protección ambiental.
Habitantes, como Eduardo Baldovino, estuvieron en el plan piloto para pensar cómo lograr que el territorio se abastezca no con la minería, sino otras fuentes de sustento. Inclusive, el joven, de 20 años, había contemplado la pesca, cuando arrancó esta propuesta sobre dos plantas por las cuales, el pueblo se asombró al resistir el dañino mercurio para el hombre y a la vez, reparar los suelos que les brindan el agua que buscan a punta de raspar esa tierra del bajo Cauca antioqueño.
CAROLINA BOHÓRQUEZ
Corresponsal de EL TIEMPO
Cali