La informalidad laboral es un flagelo que golpea a uno de cada dos trabajadores en Latinoamérica, lo cual no solo deja a la mayoría de quienes están en esa condición en una situación económica critica, sino que también los condena a enfrentar su vejez sin una pensión digna, según se advierte el estudio 'Mecanismos para la incorporación de trabajadores informales a la seguridad social', elaborado por la Federación Internacional de Administradores de Fondos de Pensiones (Fiap).
Latinoamérica es la segunda región del mundo con mayor informalidad laboral con cerca del 48 por ciento de trabajadores informales dentro del universo de personas empleadas, advierte el estudio citando datos del 2023 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), lo que pone en evidencia la difícil condición laboral de millones de ciudadanos en la región.
"Los sistemas de seguridad social tradicionales creados pensando en relaciones laborales estables entre empleadores y trabajadores, a menudo no se ajustan a la realidad de los informales, de quienes trabajan por cuenta propia o de aquellos con ingresos fluctuantes, quienes pueden tener dificultades para realizar los pagos mensuales regulares que exige la seguridad social debido a sus ingresos variables y que pueden ser poco asequibles para ellos", señala el estudio.
Cifras proporcionadas por dicho informe dejan ver que en Latinoamérica el nivel de informalidad laboral fluctúa entre el elevado 86 por ciento que presenta Bolivia y el 26 por ciento de Uruguay. Del grupo de 15 países de la región incluidos en el análisis de la Fiap, Colombia comparte con México, Panamá y República Dominicana la séptima casilla del ranquin con una informalidad del 56 por ciento.
Efectos perversos
Los niveles de informalidad laboral en la región no son un problema de ahora, solo que luego de la pandemia estos se han hecho más evidentes debido al incremento de años recientes, lo cual demanda con urgencia la adopción de políticas públicas que no solo frenen su avance, sino que propendan por reducir sus niveles.
"Los trabajadores que están en la informalidad, generalmente, tienen ingresos inferiores a los formales, lo que no les permite ahorrar para imprevistos. No cotizan para tener pensiones suficientes y, por lo tanto, tienen una mayor probabilidad de vivir en la pobreza durante su vejez. Además, no cuentan con el aseguramiento frente a otros riesgos para los cuales la seguridad social entrega protección (enfermedad, maternidad, fallecer, perder el empleo)", advierte la Fiap en su estudio.
Destaca, además, que uno de los problemas más preocupantes de la informalidad es el impacto que tiene sobre las pensiones de las personas, 'consecuencias que son irremediables', toda vez que algunos estudios han demostrado que "las cotizaciones al inicio de la vida laboral son muy importantes en la construcción de la pensión futura, por lo que es relevante que los jóvenes inicien su vida laboral en un empleo formal".
Ponerle fin al problema de la informalidad o al menos reducirlo a niveles mínimos no es tarea fácil y mucho menos algo que se pueda hacer en el corto plazo, dado que para ello se requiere de la implementación de políticas cuyo desarrollo toma algún tiempo en arrojar resultados, como por ejemplo, lograr un mayor crecimiento económico y productividad, formación de capital humano, apertura comercial, eficiencia tributaria y una regulación poco burocrática, objetivos que deben estar entre las prioridades de los gobiernos de los países de la región, indica la Federación.
Las salidas
Uno de los primeros temas que se debe abordar de cara a lograr una reducción en los actuales niveles de informalidad en la región tiene que ver con "ajustar los sistemas de seguridad social de modo que estos permitan el acceso de los trabajadores informales", señala la Fiap en su análisis, para lo cual es indispensable que estos ofrezcan opciones de pago automáticas, pequeñas y flexibles; incentivos tanto monetarios como no monetarios; procesos de registro ágiles que utilicen sistemas de identificación existentes; trámites simples que incorporen tecnología digital; registros de potenciales trabajadores por cuenta propia a través de alianzas con plataformas de empleo digitales, y usar empujones conductuales (nudges) para fomentar la participación, tal como lo recomienda el Banco Mundial.
Sin embargo, luego de analizar experiencias exitosas para tal propósito, la Fiap plantea siete recomendaciones que pueden contribuir a incorporar a los trabajadores informales a la seguridad social.
1. Monotributo
Se trata de un esquema simplificado de recaudación de impuestos diseñado para pequeños contribuyentes, el cual reduce la complejidad de los trámites administrativos y del proceso
de pago, facilitando el ingreso a la formalidad. La idea es que aquellas personas que cumplen con ciertas condiciones, sobre todo dueños de pequeñas empresas, tributen al Estado y se encuentren protegidos por la seguridad social.
Según lo planteado por la Fiap, se trata de un régimen simple, que ya opera en Brasil (1996), Argentina (1998) y Uruguay (2001).
En Colombia el Régimen Simple de Tributación (RST) fue creado por la Ley de Financiamiento 1943 de 2018 aprobada, tuvo unas modificaciones con la Ley 2277 de 2022 (reforma pensional). Brinda ventajas tributarias a pequeños comerciantes o emprendedores, quienes en su mayoría son trabajadores independientes.
2. Estrategia 'sachet'
Dado que los trabajadores informales enfrentan limitaciones de liquidez y sus ingresos son muy volátiles, lo que les dificulta cotizar bajo un esquema tradicional, la recomendación es acudir a la estrategia 'sachet' en la que ellos tengan mayor flexibilidad en la frecuencia y montos cotizados de la seguridad social. Pero como también deben auto-afiliarse, dado que no cuentan con un contrato de trabajo y/o un empleador que los registre, es necesario contar con un proceso de afiliación a la seguridad social sencillo, o incluso automático, aprovechando la tecnología disponible.
La Fiap destaca el programa de Beneficios Económicos Periódicos (BEPS) introducido en 2015 en Colombia, dada su flexibilidad, el cual fue diseñado para trabajadores que no tienen la posibilidad de realizar las cotizaciones obligatorias, ya sea porque trabajan en la informalidad o porque su ingreso es inferior a un salario mínimo mensual. Sin embargo, el mismo les permite ahorrar para su vejez los montos que puedan y cuando puedan, mientras que el Gobierno premia ese esfuerzo entregando un subsidio.
3. Recaudación a través de patentes o facturas por servicios
Otra de las propuestas planteadas por la Federación está encaminada a ese grupo de trabajadores que son informales para la seguridad social, pero que están formalizados desde el punto de vista tributario (pagan impuesto de ventas, por honorarios profesionales o pago de patentes). Para ellos, menciona la Fiap, sería importante que "mediante el pago de sus impuestos o patentes se retuviese un porcentaje adicional para el pago (al menos parcial) de sus cotizaciones previsionales".
4. Cotizaciones a través del consumo
Este mecanismo, como su nombre lo indica, permite el recaudo de los aporte para la pensión a través del consumo que realicen las personas y para ello existen dos alternativas:
El primero (con costo fiscal) consiste en que el Estado devuelva una parte del impuesto al consumo (IVA) a la cuenta de ahorro para la pensión del trabajador. En Perú, la ley de modernización del sistema previsional (2024), establece la devolución anual del 1 por ciento de los gastos de las personas para aumentar sus fondos de pensiones. En Uruguay, para incentivar el pago por medios electrónicos, la legislación implementó el “ahorro previsional por consumo”, donde dos puntos porcentuales del impuesto al consumo pueden destinarse a los fondos de pensiones, siempre que el medio de pago utilizado sea electrónico.
El segundo mecanismo (sin costo fiscal) consiste en recaudar los aportes para las pensiones a través de las compras realizadas por las personas. Al realizar una compra, el consumidor puede solicitar que un porcentaje del valor de la compra o un monto fijo se destine a su cuenta de pensión. Este mecanismo se apoya en aplicaciones móviles que incentivan el ahorro utilizando principios de la economía del comportamiento, tales como redondear el cambio de las compras diarias para ahorrar la cantidad sobrante o integrar elementos de juego, como desafíos o sistemas de recompensa.
5. Desde la economía del comportamiento
La Fiap también sugiere acudir a la economía conductual para facilitar las decisiones de las personas de unirse o contribuir a un esquema de seguridad social. Una herramienta clave, explica, son los 'empujones' conductuales, que corresponden a estrategias sutiles (mensajes oportunos) diseñadas para alentar y recordar a las personas a ahorrar para su retiro.
Otra alternativa efectiva para incorporar a los trabajadores informales a la seguridad social, señala la entidad, es enrolar de forma automática a todas las personas al sistema de pensiones cuando cumplen la mayoría de edad, lo cual permite familiarizarse y tomar conciencia de su cuenta de ahorros, lo que es especialmente útil si se combina con mecanismos como la cotización por consumo.
6. Campañas informativas y uso de redes sociales
En ese mismo propósito también es clave contar con campañas informativas, en las que el uso de las redes sociales como mecanismo de divulgación masiva es clave para explicar con mensajes simples la importancia que tiene para los trabajadores protegerse contra distintas eventualidades.
7. Bonos para el retiro
Por último, la Fiap alerta sobre la importancia del ahorro voluntario para aquella población que está en la informalidad laboral; no obstante, esta alternativa demanda una mayor responsabilidad respecto a su jubilación, pues la persona debe tomar decisiones financieras complejas, como determinar cuánto ahorrar, cómo invertir los recursos y gestionar la desacumulación de los recursos al momento del retiro.
"Los bonos o 'Selfies' (Standard of Living Indexed Forward Income Securities) son una solución fácil, rápida y eficiente a esos problemas, pues son instrumentos únicos, líquidos, de bajo costo y riesgo, y fáciles de entender. Estos solo exigen información básica que todas las personas pueden aportar. El inversionista solo debe saber el valor de ingresos futuros deseado y el valor actual del bono para saber la cantidad de bonos que debe comprar".