El dilema del erizo es una parábola del reconocido filósofo aleman Arthur Schopenhauer, el cual relata la historia de dos erizos que ante el frío de una noche lluviosa, debían acercarse para darse calor, pero evitando hacerse daño con sus púas.
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Aunque es un simple relato, al buscar una conexión entre la forma en cómo se relacionan las personas con los demás y el dilema del erizo tiene mucho que ver.
Muchas veces las relaciones humanas se convierten en un desafío porque es necesario encontrar un equilibrio entre la cercanía y el desinterés.
Aunque el cuento parece que tuviera un final feliz, su autor conocido como el ‘filósofo del pesimismo’, asegura que a pesar de que al final pareciera que los erizos encontraron una solución, no escapan de erirse de alguna forma con sus púas, tendrían una posición cómoda, pero no totalmente agradable.
Esta metáfora tiene extensa conexión con las relaciones humanas, en las que siempre se está luchando contra la soledad o si se tiene alguien cercano, conservarlo, pero sin aburrirlo.
Es por ello que psicólogos expertos en relaciones mencionan que es importante encontrar la distancia correcta sin llegar a la indiferencia o a asfixiar a su pareja.
Por otra parte, otro pensador como lo fue Sigmund Freud también habló sobre las relaciones humanas y se refirió al dilema del erizo, señalando que las relaciones son un constante roce entre el amor y el odio y viceversa.
Es importante aceptar estas contraposiciones al igual que la diferencias que pueden existir entre uno y otro miembro de la pareja, además de tener suficientemente claro que no se puede llegar a la perfección en este aspecto.
De acuerdo con el portal ‘Cuerpo Mente’, para poder aplicar eficazmente esta parábola a las relaciones de pareja es importante tener en cuenta estas recomendaciones:
- Aprenda a gestionar los conflictos: es imposible que en las relaciones humanas no existan los conflictos, es por eso que no hay que trabajar por evitarlos, sino aprender de ellos y tratar de reforzar el vínculo existente.
- Desarrolle su calor interior: siempre se ha escuchado mencionar que si uno no se ama a sí mismo, difícilmente amará a otros. Por lo tanto, es importante trabajar en el amor propio y el calor interior para mantener relaciones saludables.
- Comuníquese claramente y siendo honesto: la clave de cualquier relación es la comunicación, por eso es importante ser sinceros y abiertos con respecto a sus pensamientos, sentimientos y molestias.
- Respete el espacio del otro: todos necesitan un espacio para sí mismos o para compartir con otros. Es importante que esto se respete en cualquier tipo de relación así sea amorosa o de amistad.
Recuerde que siempre existe la posibilidad de consultar con profesionales expertos en la materia, para resolver sus conflictos amorosos.
LUZ ANGELA DOMÍNGUEZ CORAL
Redacción Alcance Digital