Usted puede reducir de gran manera el riesgo de desarrollar cáncer de colon incorporando un solo hábito: moverse más y sentarse menos.
Las investigaciones científicas publicadas en el portal Cancer Research lo confirman con contundencia. Realizar al menos 30 minutos diarios de actividad física moderada, como caminar a paso rápido o realizar tareas domésticas activas, disminuye la probabilidad de que se desarrollen células malignas en el colon o el recto.
Este beneficio se debe a que el movimiento favorece el tránsito intestinal, reduce la inflamación crónica y mejora el metabolismo de las grasas y los azúcares, todos factores relacionados con la aparición de cáncer colorrectal.
La clave está en combatir el sedentarismo. Permanecer sentado por largos períodos, incluso si se practica ejercicio ocasionalmente, incrementa el riesgo.
Lo ideal es reducir el tiempo que pasa inactivo durante el día: levántese cada 30 minutos, camine brevemente, suba escaleras, realice estiramientos o haga pequeñas pausas activas. Estos momentos, aparentemente simples, tienen un impacto preventivo muy poderoso.
Mantener un peso corporal saludable también juega un papel en la prevención
Estudios reproducidos por el portal citado concluyen que el sobrepeso y la obesidad elevan el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal.
Esto debe saber. Foto:iStock
Por eso, cuando usted incorpora movimiento a su rutina diaria, también contribuye a regular su peso corporal. Combinado con una alimentación rica en fibra —que mejora la salud digestiva y acelera la eliminación de residuos en el colon—, este hábito actúa como una defensa natural contra el cáncer.
Limitar el consumo de carnes rojas, evitar las carnes procesadas y reducir la exposición a métodos de cocción a altas temperaturas también fortalece la prevención. Estos tipos de alimentos, especialmente cuando se cocinan en parrilla o fritos, generan compuestos cancerígenos que afectan el revestimiento del colon.
Aunque se sienta saludable, seguir las pautas de cribado para cáncer colorrectal es fundamental. A partir de los 50 años (o antes si tiene antecedentes familiares), debe realizarse pruebas de detección como el test de sangre oculta en heces o la colonoscopia. Identificar pólipos o lesiones en una etapa temprana puede evitar que progresen a cáncer.