Cuando intentamos persuadir a alguien, ya sea una pareja, un compañero de trabajo o un familiar, solemos pensar en qué hechos objetivos pueden ser irrefutables para hacerlo cambiar de opinión. La lógica nos dice que, al presentar información sólida, la otra persona no tendrá más opción que estar de acuerdo con nosotros. Un psicólogo de Estados Unidos revela la verdad detrás de esto.
Sin embargo, esta idea es un mito común sobre la influencia y la persuasión. Según Kurt Gray, profesor de psicología social en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, un gran error que cometemos es pensar que los hechos son poderosos y que pueden influir a las personas más de lo que en realidad lo hacen, tal como detalló en diálogo con CNBC.
Aun cuando las personas tienen acceso a investigaciones y estudios que respaldan un argumento, muchas veces optan por no creer en ellos. Un informe publicado en el Journal of Management en 2018 sostiene que las personas pueden rechazar hechos simplemente porque consideran que no son ciertos.
Gray lo explica de esta manera: “Dices tus hechos a la otra persona y luego ellos responden: ‘Eso no es cierto, esos datos son falsos o están manipulados’”. Esto ocurre porque la sociedad se encuentra fragmentada en diferentes ecosistemas mediáticos, donde la verdad varía según la fuente de información.
Si la evidencia objetiva no basta para cambiar la opinión de alguien, ¿cuál es la alternativa? Según Gray, el primer paso es reconocer que no somos tan diferentes de la otra persona.
Es clave entablar conversaciones verdaderas y no intentos de ganar el argumento. Foto:iStock
“Todos estamos tratando de protegernos a nosotros mismos, a nuestras familias y a nuestra sociedad. Solo estamos enfocados en daños distintos”, explica.
Para que un diálogo genere un impacto real, es esencial que ambas partes se sientan comprendidas. “Muchas veces entramos en estas conversaciones y no son realmente conversaciones. Son intentos de hacer quedar mal a la otra persona o de ganar puntos”, señala Gray.
Las 3 recomendaciones del psicólogo de EE. UU. para influir más en alguien que piensa distinto
A pesar de lo explicado, Gray recomendó en diálogo con CNBC tres estrategias para mejorar la comunicación con alguien que no comparte nuestra misma opinión, a saber:
- Entender su motivación: hacer preguntas y demostrar curiosidad genuina sobre cómo llegó a esa conclusión.
- Validar su perspectiva: aunque no se esté de acuerdo, reconocer que su punto de vista tiene un origen comprensible.
- Crear una conexión personal: en lugar de presentar datos, compartir una experiencia propia que explique por qué se sostiene determinada opinión.
Las personas son más receptivas a historias personales que a estadísticas, ya que estas generan empatía y permiten encontrar puntos en común. “Establecer una conexión con alguien, verlo como un ser humano más, es algo que puede marcar una gran diferencia”, concluye Gray.
Al final, el objetivo no debería ser ganar una discusión, sino entender mejor a la otra persona. “Si entras en una conversación con la intención de ganar, ya has perdido, porque nadie admite la derrota cuando se trata de moralidad”, advierte el experto. “En cambio, puedes intentar comprender”, concluyó.