Eel partido fue en una televisión en blanco y negro. Es el 2024, pero el tiempo está detenido en el siglo pasado, congelado, por ejemplo, en 1982. Pasó hace 43 años y volvió a pasar este viernes: Colombia ganaba, pero Uruguay empató y al final, muy al final de los finales, le ganó. Fue 3-2 en un final endemoniado, de empate místico inesperado y derrota final ingenua, aterradora.
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Uruguay vs. Colombia en Montrvideo, hoy como ayer
Antes, cuando la bandera de Colombia caía en una banda cruzada sobre la camiseta blanca del uniforme, también fue 3-2 en contra en otra pérdida dolorosa. Hoy como ayer.
En el Centenario de Montevideo el fútbol para Colombia es surrealista, es un universo cuántico detenido, congelado, en los goles de Pedro Sarmiento (q. e. p. d.) en 1982 o los de hace unas horas de Juan Fernando Quintero y Andrés Gómez.
Es un bucle en el que, como en una tortura, se repite la derrota una y otra vez. No es mentira: entre las tribunas América y Olímpica del Centenario hay un agujero negro universal que se traga en absoluto a Colombia. ¡También pasó en el 2005! Esa vez también perdió de manera increíble, insólita, por el mismísimo 3-2 y con un gol al final, muy al final de los finales!
Este viernes, en el 2024, con mi voz prendí la TV: “Ey, Alexa: pon el partido de Colombia”, y me sintonizó a 68 pulgadas y en 4K un primer tiempo serio y bueno de Colombia, que ganaba sin James, por decisión técnica, y sin Lerma, por lesión, por un gol de comuna de Juan Fernando Quintero que, en un tiro libre de costado, engañó con tirar un centro, cuando sabía que iba a dar el golpe con un remate a gol de zurda por fuera de la barrera: 0-1 al minuto 30.
En la pantalla de TV de 8,3 millones de píxeles, Colombia lo hacía bien, Colombia lo lograba, Colombia era nítida a todo color, seria, lejos del arco de Camilo Vargas, con fuerza en los duelos, con seriedad defensiva, teniendo la pelota más para controlar el juego que para atacar. Repito eso: para controlar el juego. Y sí: lo controlaba.
Uruguay volteó el marcador contra Colombia
Un primer tiempo jugado en campo de un Uruguay confundido y atascado por la inmediatez de Colombia en disputar cada balón. Pero después del descanso, un Uruguay herido volteó el marcador en cuatro minutos antes del cuarto de hora del segundo tiempo, primero con un cuasi doble autogol de Colombia: un centro inofensivo uruguayo pegó primero en el pecho de Daniel Muñoz.
Luego, Dávinson Sánchez, sin rivales cerca, metió la pata y el balón en el arco: 1-1, al minuto 57. Tres minutos después, el debutante Aguirre volteó la torta: 2-1 en un parpadeo. Colombia entregó la pelota por aguantar la reacción natural del rival y con ella, la ventaja y el partido. Díaz, desaparecido. Juanfer, el gol y nada más. Entraron James, Borré, Gómez y Mina... El segundo tiempo se jugó muy mal, sin claridad, sin color ni brillo.
El fútbol en un milagro le dio el 2-2 de Gómez de vaina al minuto 95. Pero el agujero negro de Montevideo se tragó de nuevo a una Colombia tonta de alegría fugaz en el 90+10, en el final de los finales: 3-2 en un partido que terminamos de ver, derrotados, otra vez en blanco y negro.
Meluk le cuenta
GABRIEL MELUK
Editor de DEPORTES
@MelukLeCuenta