Colombia es un país con enormes oportunidades que no ha sabido aprovechar en beneficio de su crecimiento y desarrollo. Dejo marchitar su industria textil, que tenía conquistado buena parte del mercado estadounidense unos años atrás, y a pesar de contar con un TLC con el país del norte, no lo está sabiendo aprovechar como en su máximo potencial. Hoy, dada su proximidad con dicha nación, tampoco está viendo bien las ventajas que ofrece el nearshoring, pero antes de apuntar en esa dirección debe solucionar varios problemas estructurales para tener éxito.
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EL TIEMPO dialogó con William Maloney, economista Jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, durante el desarrollo del foro ¿Cómo repensar la innovación en América Latina y el Caribe?, organizado por el organismo multilateral en Montevideo (Uruguay) la semana pasada, a la que fue invitada esta casa editorial. El experto se refirió a las oportunidades que tiene Colombia para impulsar su crecimiento en varios sectores de la manufactura y las frutas exóticas, pero advirtió que debe trabajar más en solucionar los problemas de infraestructura que se tienen en la actualidad.
¿Qué necesita Latinoamérica, bajo las actuales circunstancias, para encausar su crecimiento económico?
Hay que mejorar las condiciones dentro de cada uno de los países para que las empresas innoven y crezcan, también aumentar las capacidades a través de todo el espectro del capital humano, lo cual es clave. Si uno piensa que se puede abarcar una misión sin esas bases no hay chance. Con esos dos pilares y unas instituciones .que apoyen la empresarialidad, que impulsen a los gerentes y la educación se puede aprovechar las oportunidades que vienen.
Colombia, por ejemplo, tiene un gran chance en nearshoring, creo que cuenta con oportunidades en la llamada transición verde, en energías renovales que se pueden aprovechar y apalancar para un crecimiento mucho más diversificado y dinámico, pero hay que tener bases, como las que estamos discutiendo ahora acá en Montevideo (en el foro ¿Cómo repensar la innovación en América Latina y el Caribe?).
Usted mencionaba, precisamente, que en la región hay un proceso de ajuste de la inflación y de las tasas de interés, ¿esto es suficiente?
Estos son temas de mediano plazo. La región ha tenido gran éxito en profesionalizar su manejo macro, no somos la región de hace 30 años con una fama de alta volatilidad, no, eso ya está más o menos controlado. Es algo que hay que defender porque siempre es una guerra mantener las instituciones independientes, las capacidades del banco central y en hacienda, eso es así, pero vamos venciendo la incertidumbre que viene de este lado.
Creo que en Colombia hay potencial para hacer muchas cosas y ahora que el problema macro está bajo control tenemos que pensar qué podemos arreglar desde el punto de vista estructural, como nuevas industrias y qué pasa con aquellas que ya se tienen. Por ejemplo, qué pasó con el sector textilero de Antioquia que tenía conquistado buena parte del mercado estadounidense hace 40 años y se dejó ganar de la competencia extranjera, ¿fue falta de innovación?, ¿de financiamiento?, ¿de distorsiones dentro de la economía?, ¿hubo mala gerencia, hay que entender qué pasó allí.
Tenemos que mirar todos los ecosistemas existentes, los unicornios que se están creando, mirar qué funciona y qué no, pero no es una cuestión de subsidios del gobierno. Mi primera lección fue mirar qué hay en el entorno que impide que haya nuevas empresas dinámicas y que las tradicionales no crezcan, creo que allí hay potencial, pero hay algo que no deja avanzar.
Un país como Colombia no se mueve solo, depende de economías como la de Estados Unidos, que es su principal socio comercial, ¿qué tanto las señales que ha enviado el electo presidente Donald Trump en materia proteccionista, le puede dañar el avance que comienza a mostrar el país en lo económico?
Es muy especulativo en este momento decir qué puede pasar porque no se sabe honestamente que viene. Tenemos muchos países de la región con tratados de libre comercio (TLC) con los Estados Unidos, pero no estamos aprovechando nuestra proximidad como debería, es decir subexportamos. Por ejemplo, unos amigos en Manizales tienen un programa muy lindo que se llama 'Manizales Más' que armaron con algunas organizaciones de Estados Unidos, como el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y el Babson College, con los que están intentando empujar las exportaciones.
Hay mucho por hacer para que esas empresas entren a un mercado de 300 millones de personas; sabemos que Colombia tiene moda muy fina, creo que el país podría convertirse en la Milán de América Latina, pero tenemos que diseñar una estrategia para entrar, mantener un control de calidad y facilitar que todas las 'Pepa Pombo' sepan manejar el sistema, eso es prácticamente lo que ProColombia tiene que ayudar a empujar.
En toda la región del Valle del Cauca también existe mucha oportunidad de frutas exóticas, pero tenemos que facilitar el acceso al Puerto de Buenaventura, mejorar toda la cadena logística y eliminar esos obstáculos que limitan el desarrollo y explotación de esas oportunidades.
¿Qué otros sectores colombianos ve con similares oportunidades de desarrollo y crecimiento?
Yo insisto en que en el mercado de las frutas exóticas Colombia tiene mucho potencial, pero también hay manufacturas en las que tenemos mucho chance, en la moda estoy convencido, pero con seguridad existen otros.
¿Qué puede hacer Colombia para capturar esas empresas que comienzan a ver la región asiática como un lugar lejano para producir?
Lo primero, debe ser algo que quieran hacer. Yo sé que a nivel departamental en Colombia hay bastante interés en ello y he hablado con varios empresarios en Barranquilla, en Manizales, en Santander interesados en armar una estrategia, pero hay que posicionar esas regiones como destino país, cuáles son las ventajas y la estrategia que se tienen para presentarlas al mundo como atractivas.
En Singapur se armó un sistema super limpio sin distorsiones, pero para llegar hasta ahí tuvieron que hacer un esfuerzo bastante grande defendiendo el lugar. Conozco una persona que se tomó seis meses haciendo 'tour' por Estados Unidos y Europa convenciendo a los empresarios de que su compañía debía estar en su país, hay que hacer el esfuerzo porque esas cosas no se dan de manera automática.
Ahora, esto no se puede hacer sin una debida preparación, Colombia tiene problemas de flexibilidad, de infraestructura, de puertos, de carreteras que se deben resolver para facilitar la entrada de esas compañías que quieren instalarse acá y que se les facilite luego la salida de las exportaciones, algunos temas son difíciles otros no tanto. Podemos hacer algunas que son fáciles y luego tener una especie de 'sherpas' que ayude a los extranjeros a hacer ciertas gestiones en los negocios, es lo que hacen los chinos.
El Banco Mundial está trabajando en México para fortalecer su ecosistema de nearshoring y tenemos que hacer lo mismo con Colombia, donde existen dos puertos, hay desde hace mucho tiempo muy buenas relaciones con Estados Unidos, aunque hay problemas de narcotráfico y seguridad que se deben solucionar.
Mencionó en su presentación que otro obstáculo es que no se está invirtiendo en innovación...
No solo el monto total como media es pequeño, es decir, que mientras los países van avanzando la porción que tiene que hacer el sector privado debe aumentar, pero aún estamos (Colombia) por debajo de países de nuestro nivel de ingresos, entonces, tenemos que entender por qué las empresas, en especial las grandes, no están invirtiendo y eso es porque se empezó con la demanda por parte de los empresarios para conocimiento, estoy hablando de empresas que sirvan al Estado.
Los procesos de compras de los gobiernos no están muy bien formados, entonces no hay competencia, si una compañía tiene un contrato, al no tener competencia, pues lo tiene asegurado, luego no necesita hacer nada ni invertir. Nosotros vamos a sacar un informe mucho más amplio sobre el papel de la competencia; encontramos, por ejemplo, que en Chile y Perú incrementaron los esfuerzos para ampliar la competencia local y el resultado fue mayor productividad, más empleo, más crecimiento.
¿Qué tanto le puede tomar a Colombia crecer a su potencial?
Es difícil porque desconozco cómo calculan ese crecimiento, porque si uno mira el crecimiento potencial de España hasta 1950 fue del 2 por ciento, Corea igual, en los 60 y los 70 despegó, pero hubo cambios estructurales importantes para lograr esos repuntes. Por eso en Colombia tenemos que saber qué es lo que frena la demanda, qué es lo que estamos haciendo con los recursos que se tienen, porque hasta donde conozco sé que son muy fragmentados los recursos del Estado. Las regalías, por ejemplo, quizás hubiese sido mejor concentrarlas en un par de sectores importantes para impulsarlas.
Tenemos que pensar en hacer un mejor uso de los recursos, en cómo aumentar la contribución de las empresas y hacer algo mucho más fuerte con las universidades que existen y que estén un poco más alineadas con las necesidades del sector privado, también mejorar las capacidades de ciertas entidades del estado que apoyan a los privados, más en un país como Colombia que sigue siendo muy agrícola.
Finalmente, cómo atacar el problema de la informalidad, que a la larga evita que un país progrese...
Sería mucho mejor trasladar a las personas de esas universidades (de garaje) que no sirven para mucho a otras en las que en dos años reciben el entrenamiento y pueden recuperar en el mercado mucho más pronto su inversión.
Es un tema complejo; primero, no estamos creciendo hay muy pocos trabajos que puedan absorber a la gente, 25 por ciento de las empresas dicen que no pueden crecer porque no hay mano de obra calificada, pero si hubiera un sistema educacional que estuviera preparando a los jóvenes para esas empresas ayudaría en la solución. Nuestros sistemas de protección social son bastante rígidos y ayudan a crear algo de informalidad, pero es un tema mucho más complicado; yo me enfocaría más en el sector moderno y las cosas que no están pasando allí porque si uno hace un gráfico de ingreso per cápita y porcentaje de la fuerza de trabajo que está en el sector informal, la línea es para abajo, entonces, se empuja al sector moderno y se va absorbiendo al sector informal.
Hay sectores que están gastando recursos en formación terciaria que no vale la pena, es decir, en universidades de garaje. Creo que si hubiera un observatorio que pueda decir que si alguien se gradúa de la universidad X con un título en X ganará en promedio tanto dinero, eso ayudaría a las familias a saber en dónde poner su dinero; también nos falta en la región esos cursos de ciclo corto, carreras tecnológicas, donde entrenan técnicos y tecnólogos que son muy valiosos en Europa, más no así en Latinoamérica, sería mucho mejor trasladar a las personas de esas universidades que no sirven para mucho a otras en las que en dos años reciben el entrenamiento y pueden recuperar mucho más pronto su inversión.