La campaña presidencial para el 2026 se anticipó. Cada vez son más los candidatos que levantan la mano y manifiestan su intención de llegar a la Casa de Nariño. Esto sucede, en parte, porque habrá que buscar alianzas. Así lo reconoció la senadora Paloma Valencia, del Centro Democrático, en entrevista con EL TIEMPO, que está hablando cada domingo con precandidatos.
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¿Por qué oficializó su precandidatura estando a poco menos de dos años de las elecciones?
El descontento nacional con el Presidente, con los caprichos que tiene cada mañana, con la incertidumbre que ha ido creando ha dado lugar a que la gente quiera pensar en el futuro, en lo que viene. Y, por supuesto, cuando las campañas de quienes serán mis competidores dentro del partido inician, pues uno se ve en la necesidad también de iniciar para poder competir y llegar a la selección interna con el mismo recorrido en la discusión pública.
¿Cuál es el camino ideal para usted para elegir al candidato del Centro Democrático?
No estoy cerrada a ningún mecanismo, pero para mí es prioritario que el partido llegue a la consulta de marzo con un candidato único y pueda participar con otras fuerzas. Es imperioso que logremos unir todas las fuerzas que representan juventud, manos limpias, experiencia en lo público, para que podamos darle a Colombia una idea de una oposición unida. Sueño con que David Luna, el Partido Conservador, Juan Daniel Oviedo lleguemos todos unidos para presentarle a Colombia no un proyecto para ganar unas elecciones, sino para gobernar Colombia bien durante muchos años.
¿Esto será una campaña a cuatro vueltas? En primer lugar, la puja interna, luego alianzas con otros partidos y luego la primera y la segunda vuelta.
Eso tiene que ser un proceso largo que permita depurar el Centro Democrático, después que permita depurar un grupo de personas que tengamos similitudes en nuestra manera de ver la política para tener una oposición unida. Pero al mismo tiempo que pueda proyectar no simplemente el deseo de ganar las elecciones, sino el de un proyecto político serio que se pueda pensar en Colombia en muchos gobiernos y en una responsabilidad en torno a la solución de los problemas que dieron lugar a la elección de Gustavo Petro.
En esa oposición unida de la que habla, ¿quiénes no podrían entrar? ¿A qué sectores, tal vez por su cercanía con el Gobierno, usted diría “acá no”?
No. En principio, no tengo vetos. Pero hay tres características básicas. La primera es la nueva generación de la política, la segunda son las manos limpias y la tercera es que tengan experiencia y resultados en su gestión. Es decir que tengan una carrera con resultados probados, porque Colombia no está para que quien llegue a ser presidente llegue a aprender.
¿Cómo siente al Centro Democrático hoy?
El partido ha demostrado ser un partido serio, ha hecho una oposición constructiva, una oposición democrática, ha estado permanentemente señalando las cosas que pueden ser peligrosas para el país, ha señalado con antelación las consecuencias de los caprichos del Presidente, y yo creo que eso le ha devuelto credibilidad, que es tal vez el activo más importante que uno tiene que construir en la política, que el ciudadano sepa que cuando está recibiendo una información no solo es cierta, sino que representa no una visión sesgada ni dramática, sino una observación cierta sobre el porvenir de Colombia. La credibilidad es un factor fundamental para poder avanzar en la política.
¿Ha tenido usted conversaciones con el expresidente Álvaro Uribe sobre esta campaña?
El presidente Uribe es un hombre demasiado generoso. Él quiere darles vuelo al partido y a las figuras que hay en el partido. Jamás se mete en las decisiones sobre cómo se eligen los candidatos porque considera que la mejor fórmula es la que convengan quienes están participando para que no haya ninguna duda de que el candidato que surja es el candidato que debió haber surgido.
¿Cómo ve a sus otros compañeros de bancada que han levantado la mano?
Muy bien. El partido tiene una diversidad ideológica pero fiel a unos principios. Nosotros estamos convencidos de que sin seguridad Colombia no va a salir adelante. Estamos convencidos de que uno necesita el sector productivo, que genera empleo y que, al mismo tiempo, paga impuestos que permiten hacer una política social profunda para que tengamos una sociedad fraterna. Además, el principio más importante es la lucha contra la corrupción y la austeridad del Estado, porque todas las ineficiencias del sector público, como los excesivos gastos burocráticos, son una nueva manera de corrupción que se lleva los dineros que los colombianos más pobres necesitan.
Uribe mencionó hace unos meses que tenía un tigre para las elecciones del 2026. ¿Quién es ese tigre?
Estoy segura de que el presidente Uribe sabe que entre los precandidatos del Centro Democrático está el siguiente presidente de Colombia. Y estoy segura de que esa presidenta va a ser Paloma Valencia, porque me he preparado, porque tengo el conocimiento, porque he trabajado dando resultados. Mi ejercicio no solamente ha sido criticar los gobiernos. Yo he sacado los proyectos de ley sobre los temas que me duelen, sobre la informalidad, sobre las mujeres, sobre la transformación productiva, el crédito agropecuario, las madres de hogar. Tengo resultados para mostrar. No estoy pensando en estos temas porque sean una coyuntura, sino porque son los temas que mueven las pasiones en mi alma.
¿Cuál es el modelo de país de Paloma Valencia para los colombianos?
La economía se cuida sola. Uno necesita generar seguridad jurídica y estabilidad en las reglas de juego para que los negocios avancen. Tenemos que hacer políticas serias para poder identificar los pequeños negocios de este país, darles acceso al crédito, hacerles encadenamiento productivo, mejoras de productividad. Necesitamos además trabajar en una juventud que tiene hoy unas cifras desoladoras de ninis. Hay que hacer una revolución educativa que genere equidad en las oportunidades en Colombia. Hoy, cuanto más pobre usted sea, peor calidad de la educación recibe. Tenemos que tener una política de transformación productiva en el campo. Y tener una gran política para ayudar a las madres cabeza de hogar, que representan el 45 por ciento de los hogares de este país y están sacando sus niños en la pobreza solas. Necesitamos un Estado que les dé la mano.
¿Cómo analiza que en las encuestas, pero también en el voz a voz, sean ustedes protagonistas de esta precampaña?
Estoy feliz de pensar que Colombia está lista para elegir una mujer presidenta, porque este es el tiempo de las mujeres. Las mujeres hemos venido mostrando que en la política lo hacemos bien, que le ponemos alma, corazón y vida, y que podemos, con una visión distinta a la de los hombres, proponerles soluciones que cuiden a esos colombianos. Colombia necesita, en muchos sentidos, una mamá que sea capaz de castigar a aquel hijo que se porta mal, pero, sobre todo, también incentivar a que salgamos adelante. Colombia necesita el amor de una madre que sea capaz de unificar a todos los colombianos y que pueda permitirnos superar tanta polarización y trabajar para construir el país que estamos anhelando.
¿Usted cree que del Gobierno saldrá un candidato fuerte?
El Gobierno va a tener un candidato fuerte porque sigue existiendo un petrismo que acompaña al Presidente y porque tienen el poder del Estado, que en Colombia ha sido también muy significativo a la hora de conseguir votos. Lo que yo sí creo es que los colombianos hoy se han dado cuenta de que el gobierno de Gustavo Petro tiene la boca grande para prometer, pero tiene unas manos microscópicas que le impiden hacer o construir. El proyecto político de Gustavo Petro se ha caracterizado por ser una bola de demolición que daña lo que toca y actúa con odio contra lo que el país ha construido. Los colombianos hoy entienden lo importante que es construir sobre lo construido.
¿Ha pensado en nombres para una eventual fórmula vicepresidencial?
Nombres de vicepresidentes no, porque yo creo que esas vicepresidencias dependerán mucho de las alianzas que se hagan, pero yo estoy absolutamente convencida de que hoy Colombia quiere ver un grupo de gente como David Luna, como Oviedo, como José Manuel Restrepo, todos unidos, ojalá conmigo, para poder construir un proyecto de país que no se limite a ganar las elecciones, sino a hacer un buen gobierno, a plantearle a Colombia las posibilidades de que en una década hayamos construido una Colombia justa, una Colombia grande, una Colombia con equidad.
¿La izquierda demostró que no está para gobernar?
La izquierda demostró que sabe mucho de criticar, pero le cuesta mucho hacer. Criticar es fácil, hacer es difícil, requiere equipo, requiere conocimiento, solidez conceptual, saber de políticas públicas. Gobernar no es un tema de intenciones. Todos tenemos buenas intenciones. Gobernar es un tema de entender los problemas, de plantear políticas públicas que los solucionen. Se necesita capacidad técnica y conocimiento y experiencia.
¿En qué momento de la vida a Paloma Valencia se le pasa por la cabeza que puede ser presidenta?
Lo decidí por allá a los 10 años, que era mi proyecto de vida. Después decidí que eso era muy difícil y que no lo iba a hacer. Pero hoy, cuando estoy en la política y muchos ciudadanos en la calle me dicen ‘queremos que seas la próxima presidenta, confiamos en ti, nos damos cuenta de todo lo que has hecho, de la defensa de la democracia que haces, pero, sobre todo, de que tienes una visión para cambiar a Colombia’, siento que ha llegado el momento. Estoy en manos de los colombianos. A mí no me mueve la ambición, sino el amor por Colombia.
¿Es el momento de hacer un acuerdo nacional, pero sin el presidente Gustavo Petro?
Es el momento de defender la democracia, de defender las instituciones, pero sobre todo de dar un acuerdo que permita la solución de los problemas de los colombianos. Colombia, siendo un país de ingreso medio, no tiene derecho a tener 5’700.000 colombianos en pobreza extrema. Colombia, siendo un país de ingreso medio que quiere jugársela por el futuro, no tiene derecho a tener una educación paupérrima, de pésima calidad, que se concentra sobre todo en los colombianos más pobres. Y todos los que creen en que es necesaria esa transformación tienen que unirse, porque son batallas grandes, son proyectos de muchos años, que van a necesitar la fuerza y las manos de muchos colombianos. La siguiente presidencia tiene que usar mucho la palabra unidad, la palabra equipo.
MATEO GARCÍA
Subeditor de Política