En la muy esperada miniserie 'El Pingüino', que acaba de estrenarse en la plataforma de streaming MAX, el actor Colin Farrell regresa a Ciudad Gótica para retomar su papel como Oswald ‘Oz’ Cobblepot. Tras dejar una impresionante huella como el icónico villano en la película 'The Batman' (2022), se convierte ahora en el protagonista de esta historia derivada de la película dirigida por Matt Reeves.
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'El Pingüino' (The Penguin) profundiza en el ascenso del imperio criminal de Cobblepot, siguiendo su viaje de mafioso ambicioso a un verdadero rey del crimen.
“Al final, estaba de mal humor porque es un personaje muy cruel y la serie es bastante oscura”, admitió Farrell en un encuentro con EL TIEMPO en Los Ángeles.
La serie, ambientada en el sórdido inframundo de Ciudad Gótica, explora la compleja psicología de Cobblepot y los eventos que lo llevaron a convertirse en uno de los adversarios más temidos de Batman.
Si bien ofrece mucha acción y violencia, Farrell señaló que El Pingüino también ahonda en una exploración más profunda del personaje, examinando cómo el dolor, el acoso y la crueldad moldearon el camino de Oswald hacia el bajo mundo del crimen.
Con un libreto matizado, un excelente elenco y la poderosa interpretación de Farrell, El Pingüino genera un fascinante viaje hacia la mente de uno de los villanos más notorios de DC Comics, que desciende hacia la locura y el poder.
Este papel de Farrell causó revuelo por su transformación física y por ser uno de los más queridos por los fanáticos de Batman.
“Alguien con quien hablaba antes me mencionó que mi actuación le recordaba algo a Dustin Hoffman en 'Midnight Cowboy', y ni por un segundo pensé en Ratso Rizzo. Pero no cabe duda de que todas las películas que he visto influyen de alguna forma. Alguien más la semana pasada me dijo que, al ver los primeros dos episodios, Oz les recordaba a Robert De Niro en 'Los intocables' en el papel de Al Capone. Otra persona mencionó a James Gandolfini. Así que, aparentemente, no es una actuación original. Lo que quiero decir es que, de alguna manera, todos esos personajes están ahí”.
¿Se siente algo identificado con este personaje?
No, porque la distancia entre ese personaje y yo es tan significativa y profunda debido al maquillaje, al aspecto, a la silueta. Incluso mis ojos parecen diferentes. Es como si mirara al mundo de una forma distinta. La primera vez que me pusieron el maquillaje fue instantáneo. Ya había pensado bastante en el guion que Matt escribió tan bellamente, en el personaje que diseñó, y hablé con Matt sobre la psicología de Oz, sobre lo paranoico que era, lo inseguro que se sentía, y cómo quería ser visto, no como alguien débil o inferior. Quería tener el poder de expresarse en ese escenario que es Ciudad Gótica y su inframundo.
¿Cómo se sintió al meterse en el maquillaje?
Cuando me pusieron el maquillaje y me vi en el espejo, fue como esos videos de YouTube que ves, de gatos viéndose en el espejo por primera vez y que retroceden. Ver tu reflejo, y no es lo que has visto durante 45 años, es algo muy poderoso. Así que me entregué a esa sensación. Lo mismo le pasaría a cualquiera.
¿Esta experiencia ha sido diferente para usted?
Sí, tengo un poco más de objetividad de la que suelo tener. Normalmente estoy lleno de inseguridades, dudas y desprecio por todo lo que veo. Como cuando terminé de ver 'Banshees' por primera vez y le dije a mi hermana: “¿Qué trabajo tendré ahora? Porque estoy acabado. No volveré a trabajar” (risas). Pero, en general, no tengo ninguna referencia. Y está bien. No necesito tener una. Es normal, es aburrido, es algo muy de actor, pero realmente mi presencia en algo lo arruina para mí. Y en este caso, solo lo arruiné un 80 por ciento.
¿Cómo salió de ese espacio mental al terminar de rodar la serie?
Para cuando terminamos de filmar la serie, ya había tenido suficiente. Fue un honor ser el Pingüino, porque fui fan de Burgess Meredith cuando tenía seis o siete años. Veía a Burgess Meredith en 'Batman ’66', y luego a Danny DeVito en la película de Tim Burton. Ser parte de esta historia fue un gran honor. Pero todos los personajes y sus viajes estaban tan bien construidos, ya fuera el ascenso al poder de Oz, que coincidía con su descenso a la locura y la psicopatía. Al final, estaba exhausto. Después de estar 15 horas con él puesto, era como renacer cada día. Este es un personaje muy oscuro y cruel, sin remordimientos –lo digo con cariño, sin juzgar– que, sí, al final estaba un poco deprimido, fue tratado con crueldad y en esta serie se puede observar por qué las personas son como son.
Mario Amaya