En los últimos años, las diferentes tecnologías han avanzado a pasos agigantados; a su vez, la medicina y los estudios científicos que buscan determinar la razón de muchas enfermedades como el Alzheimer y enfermedad de Parkinson continúan desarrollándose.
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Son muchas las universidades y centros de investigación que se dedican a estudiar los diferentes sistemas, células y otros componentes del cuerpo humano, con el fin de tratar de encontrar la cura o evitar el desarrollo de enfermedades.
Hasta hace muy poco los expertos pensaban que las neuronas eran las únicas encargadas de procesar la memoria, pero un equipo de científicos descubrió que los astrocitos, un tipo de células no neuronales que se encuentran en el cerebro y que tienen forma de ‘estrella’, también participan en la formación y recuperación de los recuerdos.
Investigadores del 'Baylor College of Medicine de Houston' realizaron un hallazgo que cambiaría todo lo que hasta el momento se sabe de la memoria y la formación de los recuerdos, aportando una nueva perspectiva a la hora de estudiar las patologías y enfermedades relacionadas con la memoria como el Alzheimer, el Parkinson u otros tipos de trastornos que eliminan los recuerdos y son difíciles de suprimir como el estrés postraumático.
Las conclusiones de la investigación fueron publicadas recientemente en la revista Nature y explican que las neuronas no trabajan solas, sino que ciertos grupos de neuronas colaboran con los astrocitos para regular el almacenamiento y la recuperación de todos los recuerdos de una persona.
El laboratorio de Benjamin Dennen, autor principal del estudio y catedrático del Departamento de Neurocirugía en Baylor, por muchos años de su carrera ha estudiado a los astrocitos y las interacciones que tienen y generan estas células con las neuronas.
"Hemos descubierto que estas células interactúan estrechamente entre sí, tanto física como funcionalmente, y que esto es esencial para el correcto funcionamiento del cerebro", se lee en la publicación.
Los expertos mencionan en la publicación realizada en la revista Nature que para estudiar la actividad de los astrocitos que se asocia con los circuitos cerebrales y que demostrarían que estos están involucrados en la formación de la memoria el equipo desarrolló un conjunto de herramientas de laboratorio y realizó un gran número de experimentos con ratones.
Se conoció que unos de esos experimentos consistían en acondicionar a estos animales para que sintieran miedo y se quedaran paralizados tras exponerlos a una determinada situación de peligro después volvían a colocar a los ratones en la misma situación a cabo de un tiempo y se quedaban inmóviles porque descubrieron la capacidad de que podían recordar.
Asimismo, los investigadores descubrieron que si se colocaba a los mismos ratones en la misma situación, pero en un contexto diferente, no se congelaban porque era una situación conocida que no les llevaba a sentir miedo.
El grupo de expertos, liderado por Benjamin Dennen, demostró que durante el aprendizaje de los ratones como condicionamiento de miedo, un subconjunto de astrocitos alojados en el cerebro expresó el gen c-Fos y reguló la función del circuito en esa región del cerebro.
"Los astrocitos que expresan c-Fos están físicamente cerca de las neuronas engramas. También descubrimos que las neuronas engramas y el conjunto de astrocitos asociados físicamente están conectados funcionalmente: la activación del conjunto de astrocitos estimula específicamente la actividad sináptica o la comunicación en el engrama neuronal correspondiente", detalla el coautor del estudio Michael R. Williamson.
ALEJANDRA HERNÁNDEZ TORRES
REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL
EL TIEMPO