HUNCHUN, China — China ha dado varios pasos en los últimos meses para avanzar en su ambicioso objetivo de convertirse en el centro de comercio y transporte de Asia.
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A su oeste, China acordó construir una línea ferroviaria por Asia Central. Beijing también dijo que ayudaría a Vietnam a planear tres líneas ferroviarias conduciendo a la frontera compartida de los países. Y China está tratando de persuadir a Rusia y Corea del Norte para que le permitan reabrir un puerto en el Mar de Japón.
Si tienen éxito, los planes estrecharían los vínculos de China con las economías del noreste y el sudeste asiático, el Medio Oriente e incluso el Ártico, los pasos más recientes de su Iniciativa de la Franja y la Ruta, de 11 años, para crear un orden global más centrado en China.
Cada uno de los esfuerzos, en diversas maneras, enfrenta obstáculos. Xi Jinping, el líder de la nación, necesitará una estrecha cooperación de los países fronterizos, algunos de los cuales son políticamente volátiles, como Kirguistán, o internacionalmente aislados, como Corea del Norte. Los países vecinos que durante mucho tiempo han visto con recelo a China, como Vietnam, necesitarán ser tranquilizados.
Una empresa similar, una línea ferroviaria de tres años de antigüedad que China ha forjado a Laos, un País sin salida al mar en el Sudeste Asiático, ha sido bien recibida por algunos allí por traer una afluencia de inversiones mineras y turísticas chinas al País. Pero otros han advertido sobre el dominio chino de la economía laosiana.
Las nuevas iniciativas también serían costosas, y China ha comenzado a enfatizar proyectos más pequeños de la Franja y la Ruta en otros lugares.
Un factor central en las acciones del País es su relación geopolítica con Rusia, cuya invasión de Ucrania en el 2022 ha ayudado y perjudicado los esfuerzos de China por construir enlaces de transporte regionales.
Rusia ahora depende de China para camiones, drones y otros suministros para la guerra, y se ha convertido en un contrapeso menor para China en las luchas por influencia regional. Moscú ha estado brindando más apoyo diplomático a proyectos chinos, en particular en la corta frontera rusa con Corea del Norte.
Sin embargo, la guerra en Ucrania ha producido una escasez de mano de obra en Rusia, atrayendo trabajadores de Asia Central. Kirguistán se ha quedado con muy pocos trabajadores calificados para construir la línea ferroviaria que China quiere construir a través de sus montañas hacia Afganistán e Irán.
Pero el alcance colectivo de los proyectos muestra cómo Xi está utilizando infraestructura para consolidar el papel de China como centro comercial y geopolítico de Asia.
China acordó el 6 de junio un pacto que le otorga el 51 por ciento de la propiedad de la línea ferroviaria planeada, con Kirguistán y Uzbekistán repartiéndose el resto.
La terminal de la línea en Uzbekistán, Samarcanda, es el centro de una red ferroviaria de la era soviética que cruza Asia Central para unir Rusia con Afganistán e Irán, y más allá de Irán con Europa. La línea planeada de Kashgar, China, hasta Samarcanda le daría a China un acceso más fácil a Afganistán y sus reservas de cobre y mineral de hierro. La línea también ayudaría a China a vender autos y otros bienes a Irán por ferrocarril a cambio de petróleo, que se envía a China por mar. El proyecto más difícil para China, pero con beneficios potencialmente grandes, consiste en tratar de asegurar el acceso al Mar de Japón y al Océano Pacífico a través del río Tumen.
El río Tumen fluye a lo largo de más de 480 kilómetros de la frontera de China con Corea del Norte, pero los últimos 15 kilómetros yacen entre Rusia y Corea del Norte. Un puente ferroviario bajo que cruza el río, construido durante la Guerra de Corea, ha bloqueado desde entonces todos los barcos, salvo los pequeños.
Reemplazar ese puente por uno más alto que permitiera el paso de barcos oceánicos tiene mucho tiempo de ser el sueño de los líderes chinos. El objetivo es unir el Océano Pacífico con un puerto en Hunchun, una Ciudad china sin salida al mar a pocos kilómetros río arriba. Algunos residentes de Hunchun, como Zhao Hongwei, un inversionista inmobiliario, comparten ese sueño.
“Si hay un puerto, puede haber comercio y podemos ser prósperos”, afirmó Zhao.
Para Beijing, abrir el tráfico del río Tumen facilitaría el comercio con Rusia, el norte de Japón y la costa noreste de la península de Corea y crearía rutas marítimas a Europa a medida que el cambio climático reduce el hielo del Ártico.
Algunos analistas se muestran escépticos de que Corea del Norte acepte eliminar el puente bajo. El país ha tratado durante mucho tiempo de enfrentar a China con Rusia cuando ha convenido a sus necesidades geopolíticas.