LONDRES — Cientos de rusos llenaron un auditorio en Londres en mayo para escuchar a Boris Akunin, el autor de una popular serie de detectives, decirles que, en cuanto a la guerra de Ucrania, “las acciones del Ejército ruso son criminales”.
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La serie de Akunin, ambientada en los últimos tiempos del zarismo, lo volvió rico y famoso, pero, a últimas fechas, declaraciones como esa lo han vuelto más tristemente célebre en Rusia. El Kremlin lo acaba de tachar de “terrorista” y en efecto vetó sus obras.
Cuando el Presidente Vladimir V. Putin ordenó la invasión de Ucrania en febrero del 2022, Akunin escribió en Facebook: “Rusia está gobernada por un dictador psicológicamente perturbado y, lo peor de todo, sigue obedientemente su paranoia”.
El autor empezó a contemplar cómo figuras culturales que huyen al extranjero podrían seguir llegando a su público local. El hecho de estar aislado de sus propios lectores le imprimió urgencia al proyecto.
“La cantidad de trabajo que he estado haciendo durante esos dos años terribles, nunca en mi vida había escrito tanto”, comentó al público.
Uno de sus editores estimó que Akunin había vendido al menos 30 millones de libros en Rusia. Sus alrededor de 90 obras incluyen novelas, obras de teatro y una historia del Estado ruso, y han sido traducidas a más de 40 idiomas.
Sin embargo, su posición en el mundo literario de Rusia se desmoronó en diciembre, luego de que dos bromistas pro-Kremlin lo llamaran por teléfono, haciéndose pasar por funcionarios ucranianos. Les dijo que atacar a Rusia militarmente estaba justificado en tiempos de guerra y habló sobre recaudar dinero para refugiados ucranianos.
Akunin, un crítico del Kremlin de muchos años, abandonó Rusia en el 2014 para protestar por su anexión ilegal de Crimea. Pero la transmisión de la llamada de broma fue un momento crítico. Las autoridades rusas lo calificaron de “agente extranjero” tras añadirlo a una lista de “terroristas y extremistas”.
En febrero, un tribunal de distrito de Moscú ordenó su arresto en ausencia. La distribución de sus libros en Rusia prácticamente cesó. Akunin, de 68 años, admitió sentirse amargado por el bloqueo de sus ventas a lectores rusos, tanto en su País como en el extranjero, porque las tiendas en línea de Occidente rechazan tarjetas de crédito rusas.
Boris Akunin es un seudónimo. Akunin significa “villano” en japonés; Mikhail Bakunin fue un destacado anarquista ruso del siglo 19.
Bautizado como Grigory Chkhartishvili en Georgia, se crió en Moscú, donde la familia de su madre era comunista ferviente. Cursó historia japonesa en la Universidad Estatal de Moscú, luego trabajó en una prestigiosa revista literaria. Se ganó una reputación por sus eruditas traducciones al ruso de obras en japonés o inglés.
A fines de los 90, escribió su primera novela policiaca en sólo seis semanas. Publicada en 1998 como “Azazel” en ruso y traducida al inglés como “The Winter Queen” (La reina de invierno), presentaba a un detective llamado Erast Fandorin. Le siguieron más libros, que inspiraron películas y series de televisión.
“Creo que hizo grandes cosas por la literatura rusa —construyó e inventó la novela de misterio rusa”, dijo Galina Yuzefovich, una crítica literaria rusa.
Después de 15 libros de Fandorin, Akunin ha terminado con el personaje.
En mayo, presentó una plataforma en línea donde escritores, músicos y otros artistas podían transmitir vía streaming su trabajo, cobrando una pequeña tarifa. Amplió el portal de venta de sus libros para incluir a otros autores vetados en Rusia. Luego de que se negó a dejar de vender “La Herencia”, una novela de Vladimir Sorokin, que también vive en el exilio, la página fue bloqueada en Rusia en junio.
“Nunca en mi vida había escrito tanto”.