En Barranquilla hay platos que se comen con hambre, con ganas... y con memoria. Entre ellos, la salchipapa. Sí, esa mezcla callejera de papas fritas doradas, salchichas chispeantes, salsas desbordadas y un desparpajo que no cabe en el plato. Un clásico de la noche barrial, del después del trabajo, del “vamos a picar algo”.
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Un plato que, aunque no nació aquí, encontró en los barrios del sur como Simón Bolívar, Las Nieves, La Chinita, una patria adoptiva con más sabor y más sazón que en cualquier otra parte del país.
Y ahora, por segunda vez, ese antojo de esquina sube de nivel: llega el Festival de la Salchipapa 2025, una auténtica fiesta de sabor y cultura urbana que espera reunir a más de 70 mil personas del 20 al 23 de junio en la emblemática plaza de la Paz. Una cita donde la creatividad culinaria se convierte en batalla y cada vendedor presenta su mejor versión de este ícono de la comida rápida costeña.
"Esto no es una promoción. Es una guerra de sabores", dice sin rodeos Juan García Ortega, más conocido como 'El Pequeño Juan', comunicador social, creador de contenido y artífice del festival, que en su primera edición rompió récords: más de 60 mil salchipapas vendidas y más de mil millones de pesos movidos en cuatro días.
En el festival de prepara la salchipapa más grande del país. Foto:Cortesía Festival de la Salchipapa
Este año, la apuesta crece. Treinta puntos de venta fueron seleccionados entre 80 aspirantes. Cada uno invierte al menos 30 millones de pesos para montar su stand, con la expectativa de que el evento genere unos 5.000 millones de pesos en ventas y más de 200 empleos directos.
Porque sí, la salchipapa no solo alimenta: también genera ingresos, impulsa marcas, y le da visibilidad a los emprendedores que, desde cocinas ocultas o carritos en las esquinas, han hecho de este plato su principal carta de presentación.
De la esquina al festival
"En Cali o Bogotá la salchipapa es diferente. Acá tiene otra alma", dice Juan. Y tiene razón. En Barranquilla, la salchipapa no es solo papas y salchichas. Aquí entra el queso costeño rallado, el pollo asado, la butifarra, el cerdo y chicharrón al barril, y hasta seis tipos de proteína, las salsas hechas en casa y la tartara con sello local, esa que, como el barranquillero, es alegre, expresiva y generosa.
Alexander Espinosa, dueño de Punto Loco, una cadena con cinco locales, lo resume mejor que nadie: “Puede engordar, pero a la gente, en especial a las mujeres, les encanta. Prefieren una salchipapa a una carne”.
Alexander Espinosa, dueño de Punto Loco, estará participando en el Festival de la Salchipapa. Foto:Redes sociales
Su creación para el festival es toda una locura: La Multiorgásmica, un plato que lleva bodiola de cerdo, chicharrón al barril, pollo, salchicha suiza, queso mozzarella y tres salsas: de aguacate, caramelo y una secreta de la casa.
En su restaurante vale $50.000, pero en el festival estará a $20.000. “Es para darnos a conocer, que prueben la marca. La salsa es el alma de la salchipapa”, asegura.
Un plato con historia
Aunque su origen se atribuye a Perú —papas fritas con salchichas como base de un plato rápido— en Barranquilla la salchipapa tomó un rumbo propio. Fue adoptada por las esquinas del sur, donde los vendedores le metieron pollo, queso y una lluvia de salsas que la convirtieron en arte popular. Luego vinieron los toques venezolanos: queso gratinado y más proteína. Así se fue armando la identidad costeña del plato más callejero del Caribe colombiano.
El objetivo principal del evento es incentivar las ventas de pequeñas. Foto:Salchipapa Fest Tour Colombia
En el norte de la ciudad, dicen los organizadores, reina el chuzo desgranado. Pero el alma de la salchipapa está en el sur. Allí nació la idea del festival y desde allí se cocina esta “gran batalla”, como han bautizado esta segunda edición. Un espacio para que los barranquilleros, y los visitantes, caminen, coman y descubran las nuevas tendencias de la comida rápida.
Cultura, seguridad y sazón
La entrada al festival costará apenas $2.000. Habrá más de 40 versiones distintas de salchipapa, espacios familiares y toda una experiencia gastronómica que va más allá del sabor: es identidad barrial. La seguridad estará garantizada con tres empresas privadas y presencia policial.
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"Este evento es una vitrina para los talentos gastronómicos de Barranquilla", afirma Vanessa Díaz, coorganizadora junto a El Pequeño Juan. “Queremos que la ciudad se apropie del festival como suyo, porque la salchipapa hace parte de nuestra cultura urbana”, agrega.
Y es que si algo define a Barranquilla es su capacidad de convertir lo cotidiano en fiesta, de elevar el sabor popular al nivel de experiencia colectiva. La salchipapa, esa joya crocante y rebosante de salsa, lo demuestra.
Porque sí, en Barranquilla hay comida que se sirve en platos finos... pero hay otras que se sirven en bandejas y tenedores plásticos y se recuerdan para siempre.
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