El último día del chimpancé Yoko en el Bioparque Ukumarí, en Pereira, comenzó a las 2 de la mañana de este domingo 23 de marzo. A esa hora se inició la operación 'Arca de Noé Yoko', una meticulosa logística para llevar, sano y salvo, al único gran simio que quedaba en cautiverio en Colombia, hacia un santuario en el estado de São Paulo, Brasil.
El traslado de Yoko no se debió a que en Ukumarí viviera mal. Por el contrario, este primate de 38 años tenía todo un hábitat sólo para él; los alimentos que más le gustan, guamas, uvas y plátano maduro, y atención veterinaria cuando lo requiriera. Pero le faltaba lo más importante: compañía, y eso estaba acortando su vida.
Aunque no se la llevaba para nada bien con Pacho -por lo cual debieron ser separados con una malla- pero sí mucho mejor con Chita, en agosto de 2023 se quedó solo. Sus congéneres escaparon de su hábitat en extrañas circunstancias y fueron sacrificados bajo la certera mira de un francotirador del batallón San Mateo, de Pereira. Yoko quedó en un espacio estrato 6, pero solo.
El chimpancé Yoko en el guacal. (Photo by Raul ARBOLEDA / AFP) Foto:AFP
Los chimpancés son los 'primos hermanos' del ser humano. Su rama evolutiva se separó de la del homo sapiens hace siete millones de años, pero comparten el 98 por ciento del ADN. Son animales gregarios, viven en grupos, como los hombres necesitan amigos y una pareja.
Tras la desaparición de Pancho y Chita, que aún genera tanta tristeza, como preguntas, la senadora animalista Andrea Padilla y el director general de la Corporación Autónoma Regional de Risaralda (Carder), Julio César Gómez, coincidieron en que tocaba hacer algo para que Yoko dejara de estar solo. Sin embargo, no tuvieron que llamar a ninguna persona, a ellos los buscó el ángel de Yoko, un salvador que habla portugués.
El proyecto Gran Simio sabía, desde el 2021, que en Ukumarí había tres chimpancés, tres primates que compartían experiencias de vida que estuvieron marcadas por el tráfico de especies silvestres, el maltrato y la explotación. Luis Domingo Gómez, el representante de esa entidad en Colombia, contactó al director de la Carder tras la muerte de Pancho y Chita para ver la posibilidad de llevar a Yoko al Santuario de Grandes Primates de Sorocaba, en Brasil.
Pancho llegó hasta un centro vacacional. Foto:Archivo El Tiempo/Captura de video
Julio César Gómez, quien conoce a Yoko desde que un narcotraficante lo sacaba montado sobre un caballo en las antiguas cabalgatas de Pereira, no dudo en darle el sí a la idea. A partir de entonces comenzaron a trabajar en esa cruzada, a la cual se sumó la senadora Padilla. Año y medio después, se alcanzó la meta: Yoko llegó a la medianoche de este domingo a Sorocaba.
A las 4 de la mañana de este domingo, Yoko ya estaba en el guacal de madera y metal que fue construido especialmente para su traslado. La inmensa caja tiene abundantes orificios para que Yoko pueda respirar sin problema, así como un espacio para dejarle alimentos. Su primera comida fue a esa hora, estaba tranquilo. El gerente del Bioparque Ukumarí, Raúl Murillo, explicó que Yoko debía ser trasladado despierto, no se podía sedar.
La operación 'Arca de Noé Yoko' se hizo en avión. En un furgón fue llevado al Aeropuerto Internacional Matecaña, donde lo esperaba una aeronave de la Fuerza Aeroespacial Colombiana (FAC), que lo llevó al aeropuerto El Dorado, de Bogotá. En el avión de la FAC, sin quitarle los ojos de encima, un veterinario comenzó a acompañar el viaje de Yoko hacia su nueva vida.
Yoko tiene cerca de 38 años. Foto:Cortesía Bioparque Ukumarí
La única escala del viaje de Yoko fue El Dorado. Allí, con su veterinario, debió esperar unas horas a que llegara el avión de Avianca Cargo que lo llevó al Aeropuerto Internacional de Campinas, en Viracopos, estado de São Paulo. El viaje duró cinco horas y desde Campinas el traslado se hizo por tierra hasta el Santuario de Sorocaba.
La dura vida de Yoko
El director de la Carder está seguro de que Yoko se adaptará fácilmente a los cerca de 50 animales de su especie en el Santuario de Sorocaba y vivirá a sus anchas en sus cerca de 50 hectáreas. "Él es un animal resiliente", comentó Gómez, quien, como ya se dijo, conoce muy bien la historia de Yoko.
Hasta noviembre del año pasado Yoko dejó de ver televisión en las noches, tal y como lo aprendió a hacer en sus primeros años de vida, cuando estaba en manos del narcotraficante que lo "crió" como un niño. Esa fue su primera experiencia de maltrato.
Yoko, en sus primeros años. Foto:Cortesía Carder
Murillo explicó que Yoko tuvo un televisor en su hábitat hasta hace unos meses, pero no se lo volvieron a prender para irle cambiando ese comportamiento ante su traslado.
Durante el proceso de humanización que sufrió, Yoko aprendió a usar pañal, a comer con cubiertos, a beber de un biberón y a tomar café en pocillo. Sin embargo, siempre tenía una cadena alrededor de su cuello para agarrarlo por si intentaba escapar.
Además, tuvo un "hermano humano", un niño con quien compartía buena parte de su tiempo e, incluso, los vestían igual y, en algunas ocasiones, iban los dos al colegio.
Yoko, el único chimpancé macho en cautiverio en Colombia, aprendió a colorear en sus primeros años de vida. Antes de que acabe este año será trasladado a un santuario de simios en Brasil. pic.twitter.com/We03mtnGCU
— Fernando Umaña Mejía (@ferumapress) November 14, 2024Yoko aprendió a colorear dibujos y no dejó de hacerlo en su hábitat del bioparque, con el acompañamiento de su cuidador.
Cuando lo llevaban a las cabalgatas lo vestían para la ocasión, con traje de vaquero y sombrero. El traqueto complementaba el espectáculo pasándole un cigarrillo. Yoko también aprendió a fumar.
El director de la Carder contó que por razones desconocidas Yoko fue a parar a un circo en Venezuela. Gracias a las habilidades que aprendió, fue una de las atracciones debajo de la carpa por varios años hasta que fue rescatado por las autoridades colombianas. Luego, lo entregaron al antiguo zoológico Matecaña y en el 2016 lo trasladaron, junto a los demás animales al recién construido Ukumarí.
Yoko era vestido como un niño. Foto:Cortesía Carder
Durante las próximas semanas Yoko estará en Sorocaba con hembras de su especie. Luego comenzará a socializar con machos, hasta que sea recibido en una familia. Sus "parientes humanos" en Pereira, que lo despidieron con nostalgia, harán videollamadas para ver cómo va su adaptación y en unos años esperan que les digan que Yoko tiene una pareja y espera un hijo en libertad, ¿por que no?
Fernando Umaña Mejía
REDACTOR DE ÚLTIMAS NOTICIAS - PEREIRA
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