‘Asalto al Banco Central’, la serie que retrata uno de los grandes misterios de España

hace 5 meses 29

Para el que ha tenido la oportunidad de viajar a Madrid alguna vez en su vida y es de aquellos que se detienen en el nombre de los aeropuertos, el principal terminal aéreo de la capital española lleva el nombre de Adolfo Suárez. El personaje no es uno cualquiera en la historia reciente de la nación europea.

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Suárez tuvo la difícil labor de asumir la presidencia de España al final del franquismo, la dictadura que por casi cuatro décadas encabezó el general Francisco Franco. Líder de la ya extinta Unión de Centro Democrático, Suárez asumió un panorama complejo, no solo por lo económico y lo social, sino fundamentalmente porque debió enfrentar fracturas en su partido, pero, sobre todo, a un sector de militares que, apenas seis años después de la muerte de Franco, no veían con buenos ojos lo que hoy reconocemos como democracia.

Presionado desde distintos flancos, Suárez presentó su renuncia el 29 de enero de 1981. Apenas un mes después, la opción que él eligió para sucederlo se sometía ante el Congreso a una votación. Aquel acto en el que Leopoldo Calvo-Sotelo debía ser nombrado se vio alterado por la irrupción de un grupo de la Guardia Civil española, a la cabeza del teniente coronel Antonio Tejero, quien, con pistola en mano y mirada fría, puso en vilo a una nación.

La ficción de Netflix

Aquel acto, perennizado como el 23F, es el punto de partida de Asalto al Banco Central, una reciente serie de Netflix, dirigida por Daniel Calparsoro, que relata en cinco episodios uno de los atracos más espectaculares retratados por los medios españoles en la segunda mitad del siglo pasado.

Un grupo de once sujetos irrumpió en el local del Banco Central de Barcelona el 23 de mayo de 1981. Allí tomaron casi trescientos rehenes y amenazaron con robar más de 600 millones de pesetas. Así empieza la serie de Calparsoro, y es nada menos que Miguel Herrán quien encabeza el reparto de esta propuesta.

Herrán es uno de los actores más queridos en España, pero resulta preciso decir que –fuera de su país– es, básicamente, Río, aquel asaltante de buenos sentimientos y mirada noble que entró a robar junto a Tokio, el Profesor y demás a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre en La casa de papel, serie original de Álex Pina.

Cuando “el número 1” o José Juan Martínez Gómez (Herrán) hace públicas sus primeras exigencias como cabecilla de la banda que entró al banco catalán, la primera de estas tiene que ver con la liberación del coronel Tejero. Sí, el protagonista de lo que acabamos de describir como el 23F. El pedido, por supuesto, desestabiliza la idea natural de que estamos ante simples atracadores.

Asalto al Banco Central se soporta en dos columnas. La primera, en lo histórico, compartiendo imágenes de archivo en las que vemos –por ejemplo- a Tejero pistola en mano en pleno Congreso de los Diputados en la denominada ‘Noche de los transistores’. Luego hay una viga ficticia, tal vez la más ambiciosa, aunque en su camino cometa uno que otro exceso.

Y en esta segunda línea hay dos protagonistas que sobresalen. La primera es Maider Garmendia (María Pedraza), una reportera vasca, y, a su lado, para investigar el atraco a la entidad financiera, está Paco López (Isak Férriz), jefe de la unidad anti-atracos de la Policía de Barcelona.

De la imagen de archivo ya citada sobre el 23F, veremos apareciendo, uno por uno –a veces con el nombre editado– a personajes políticos que fueron claves en el antes, durante y después del atraco. Desde el propio Calvo-Sotelo hasta jefes de la Guardia Civil o inclusive al mismísimo Felipe González, el mítico líder del Psoe.

‘Asalto al Banco Central’ es protagonizada por Miguel Herrán, el mismo actor que le dio vida a Río en ‘La casa de papel’.

‘Asalto al Banco Central’ es protagonizada por Miguel Herrán, el mismo actor que le dio vida a Río en ‘La casa de papel’.

Foto:Netflix

Guiño al periodismo

Resulta imborrable el guiño que la serie de Calparsoro le hace al periodismo. Más precisamente, al viejo periodismo, aquel oficio practicado en redacciones inundadas de humo, con botellas de alcohol en las gavetas, cierres interminables y pesadas máquinas de escribir martillando al unísono.

La propuesta de Netflix presenta a Maider ingresando al Diario de Barcelona dispuesta a seguir el legado de su padre. Ya en la redacción, la novata se encuentra con Berni (Hovik Keuchkerian), un fotógrafo de la vieja escuela que, sin superar la pérdida de su joven hija, ve en ‘la nueva’ alguien a quien apoyar. Ambos formarán una dupla que se ve metida en la ‘comisión soñada’: el asalto más ‘hollywoodense’ en la España de la transición.

Pero como un periodista no se abre paso sin información, datos o primicias, Maider termina conociendo a quien poco a poco se convertirá en otro personaje clave, el capitán Paco. Él es el primero en hacerse cargo de la investigación del atraco, y quien básicamente verá saltar delante suyo todas las posibles versiones que motivaron a los once encapuchados a paralizar a un país.

Asalto al Banco Central, sin embargo, no solo tiene personajes idealistas, apegados a las normas y que buscan hacer justicia. Hay un cúmulo de secundarios que sobrevuelan la trama para enturbiarlo todo. Aparatos de inteligencia, viejos militares o funcionarios que –como dijimos– se resistían a dejar crecer a la incipiente democracia española pos-Franco.

Final abierto

“La explicación más verosímil es que fue un intento de robo al banco disfrazado de un motivo político”

Ni siquiera la periodista española Mar Padilla (una de las personas que más conocen del tema y autora del libro Asalto al Banco Central, publicado por Libros del K.O. en 2023) es capaz de asegurar con exactitud el verdadero motivo detrás del citado atraco.

En una entrevista con Ethic realizada en septiembre de 2023 dijo: “La explicación más verosímil es que fue un intento de robo al banco disfrazado de un motivo político”. La sola afirmación abre una caja de posibilidades que, felizmente, ha dado pie a una miniserie que acierta al soltar todas las cartas posibles a la vista del televidente.

EL COMERCIO (PERÚ) - GDA

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