Animales salvajes improbables están siendo introducidos de contrabando en puertos en Estados Unidos

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Uno podría imaginar que cuando los inspectores de fauna buscan productos animales traficados ilegalmente, estarían atentos a marfil de elefante o pieles de tigre. Pero con frecuencia se confiscan otras criaturas en los puertos de entrada estadounidenses, criaturas que quizás uno no sabría que son animales: los corales.

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Los corales no son plantas: son diminutos invertebrados que viven en vastas colonias, formando la base de los arrecifes tropicales del mundo. Los traficantes los extraen de los arrecifes de Indonesia, Fiji, Tonga, Australia o el Caribe y luego los empacan en pequeñas bolsas de agua de mar para empaquetarlos por cientos y enviarlos a todo el mundo. Aunque la mayor parte del coral se envía legalmente a Estados Unidos, se intercepta a individuos y mayoristas con especies o cantidades cuyo comercio está restringido o prohibido, a menudo escondidos dentro de envíos que contienen especies legales.

A nivel mundial, los corales, que viven en los arrecifes, filtran el agua y proporcionan hábitats para otras formas de vida marina, están en peligro. Enfrentan brotes de enfermedades, fenómenos de blanqueamiento, acidificación de los océanos y calentamiento de los mares. Su situación se ve agravada por la escorrentía de sedimentos y nutrientes de las actividades humanas en tierra, así como por la pesca con cianuro y el pisoteo de los turistas.

Cuando el coral se mantiene sano, puede ser blanco de los traficantes, que lo venden a entusiastas de los acuarios en los países ricos. Los corales fueron el tercer grupo de fauna más confiscado a nivel mundial entre 1999 y el 2018, representando el 14.6 por ciento de las incautaciones, revela un reporte de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.

“Estados Unidos es el mercado principal para los corales marinos”, dijo Ashley Skeen, inspectora senior de fauna del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos. Según NOAA Fisheries, una agencia del Gobierno de EU, más de 25 especies de coral se consideran en peligro o amenazadas según la Ley de Especies en Peligro de Extinción y, por lo tanto, están protegidas por la ley estadounidense.

A nivel internacional, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres restringe el comercio de alrededor de mil 900 especies de coral.

Mientras los funcionarios trabajan para reducir la demanda por corales ilegales y asfixiar el suministro, enfrentan retos sobre qué hacer con los que confiscan. El Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EU ha trabajado con zoológicos y acuarios para albergarlos. En el 2023 inició un programa piloto en el sur de California con la Asociación de Zoológicos y Acuarios llamado Red de Confiscaciones de Fauna.

“Hemos creado una red de instalaciones confiables y acreditadas”, dijo Sara Walker, asesora principal de la Asociación de Zoológicos y Acuarios. “Y las autoridades pueden llamar a una persona, y esa persona hará todo el trabajo, llamando a todos lados y averiguando quién tiene el espacio”.

Esto es fundamental cuando llega un embarque con grandes cantidades de animales que pueden requerir clasificación y alojamiento en varias organizaciones.

Hasta el momento, la Red de Confiscaciones de Fauna incluye 26 instalaciones. Cada una de ellas ha sido aprobada y capacitada sobre cómo realizar la clasificación de animales confiscados de manera que no ponga en peligro una investigación abierta.

Los animales confiscados deben documentarse rigurosamente y no discutirse con el público hasta que haya concluido la investigación.

Desde su creación en agosto del 2023, la Red de Confiscaciones de Vida Silvestre ha procesado alrededor de 2 mil 800 animales como parte de más de 70 casos legales. En abril, los funcionarios del Servicio de Pesca y Vida Silvestre y la Asociación de Zoológicos y Acuarios se reunieron con el Acuario de Georgia y más de una docena de otras instalaciones para explorar la expansión de la red al sureste de Estados Unidos.

Las autoridades dicen que el Acuario de Georgia es un socio natural. Con un gran volumen de incautaciones en el Aeropuerto Internacional Hartsfield-Jackson, de Atlanta, el acuario ha confiscado alrededor de mil animales desde el 2010. Además de los corales, otras víctimas han incluido rayas motoro, tiburones, mantarrayas, tortugas marinas y caballitos de mar.

Si pasas por la exhibición de la Barrera de Coral del Indo-Pacífico en el Acuario de Georgia, podrás ver un coral Turbinaria que fue confiscado en el 2005. La Turbinaria tardó años en recuperarse, pero ahora la colonia ha crecido a más de 76 centímetros en tamaño bajo los cuidados de Kim Stone y tomado la forma de un ojo gigante.

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