Alberto Ramdin asume el mando de la OEA en medio de tensiones entre EE. UU. y la región; ¿qué retos enfrentará?

hace 3 horas 27

Este lunes, los países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) eligieron al surinamés Alberto Ramdin como nuevo Secretario General de la organización hemisférica.

A partir de mayo, Ramdin reemplazará al uruguayo Luis Almagro, electo en 2015 y reelecto para un segundo período de 5 años en el 2020.

Sobre la superficie, la elección del surinamés fue bastante simple. Dado que nadie del Caribe había estado a cargo de la institución en sus casi 80 años de historia, se suponía que el turno le correspondía a la región.

Y el canciller de Surinam emergió como el candidato ideal dada su experiencia anterior con el organismo -fue secretario general adjunto entre el 2005 y el 2015 cuando la OEA estuvo en manos del chileno José Miguel Insulza-.

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Lin Ji, embajador chino en Surinam, y Albert Ramdin. Foto:Embajada de China y Surinam

Tan clara fue su selección que Ramdin fue electo sin oposición luego de que su único rival, el canciller paraguayo Rubén Ramírez, se retiró de la contienda la semana pasada.

El 'detrás de cámara' de una elección segura, pero que enfrentó riesgos

Pese a que el voto de la OEA es secreto, el surinamés obtuvo el respaldo de 22 de los 34 países miembros de la organización. De hecho, esto convierte su victoria en un apoyo "por aclamación", debido a que solo necesitaba 18 para imponerse en la contienda. 

Pero, el trasfondo de su contundente e inédita victoria -por lo general siempre llegan a la votación final al menos dos candidatos con opciones- fue mucho más complejo.

Con Trump lo que se está perfilando es un período de confrontación, de garrote contra los que no se alineen con sus intereses.

Toda una red de alianzas regionales que tienen mucho que ver con el ascenso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en noviembre del año pasado y que podrían dejar a la OEA herida de muerte.

En junio del año pasado, cuando Ramdin anunció sus aspiraciones en el marco de la Asamblea General de la OEA en Asunción, Paraguay, su candidatura se veía sólida, más no garantizada.

Aunque los 14 países del Caribe anunciaron su respaldo en bloque por Ramdin –un apoyo que matemáticamente lo dejaba muy cerca de un triunfo- era claro que otro rival de peso aún podía surgir si contaba con el respaldo de los "grandes" de la región como Brasil, México y, por supuesto, Estados Unidos que paga casi el 50 por ciento de los costos de funcionamiento de la OEA y patrocina muchos de sus programas.

Dado que el voto es secreto, cualquier cosa siempre puede pasar. Y el bloque del Caribe, pese a que muestran unidad, puede ser quebrado con facilidad si hay cierto consenso entre los grandes

"Dado que el voto es secreto, cualquier cosa siempre puede pasar. Y el bloque del Caribe, pese a que muestran unidad, puede ser quebrado con facilidad si hay cierto consenso entre los grandes", le dijo a este diario una fuente diplomática con amplio acceso a la OEA.

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Colombia, Brasil, Bolivia, Chile y Uruguay anunciaron su respaldo a la candidatura de Albert Ramdin. Foto:Presidencia / AFP

Algo parecido a lo que pasó en 1994 con el canciller costarricense Bernd Niehaus, que llegó a la contienda con el apoyo del Caribe y Centro América (tenía 19 votos en el bolsillo), pero terminó derrotado por el expresidente colombiano César Gaviria que, gracias al apoyo de Estados Unidos, fracturó el apoyo de los caribeños y se quedó con el cargo.

Ese, al menos, era el cálculo del canciller paraguayo Ramírez. De hecho, en esa misma Asamblea General de junio de 2024, corrió el rumor de que el presidente Lula da Silva, de Brasil, le había ofrecido su apoyo con la idea de que fuera el candidato de Mercosur.

Ambos, pese a pertenecer a corrientes políticas diferentes -Ramírez es conservador y Lula de izquierda- eran amigos y habían trabajado de cerca durante el gobierno anterior del mandatario brasilero.

Las fraudulentas elecciones en Venezuela y el triunfo de Trump, claves para la victoria de Ramdin

Pero dos eventos de finales del año pasado, y la reacción frente a ellos, acabaron por hundir sus aspiraciones. Las fraudulentas elecciones en Venezuela -que ganó la oposición, pero Nicolás Maduro no reconoció- y a la victoria de Trump.

Mientras Ramdin hablaba de "mantener el diálogo" para solucionar la crisis del vecino país, Ramírez adoptó la línea que venía defendiendo Almagro y que muchos países de la región respaldaban: no reconocer su triunfo e insistir por un retorno de la democracia.

Una posición que le generó cierta distancia con líderes de izquierda en Colombia, Chile, México y, recientemente, Uruguay. Aunque estos también cuestionaron los resultados, su apuesta era menos combativa y más hacia el diálogo.

Adicionalmente, Paraguay -con Ramírez- fue de los primeros países que corrió a alinearse con el trumpismo tras su victoria en noviembre. Ramírez, de hecho, voló hasta Mar-a-Lago, la residencia de Trump en la Florida, para entrevistarse con el presidente republicano.

Entre sus objetivos, por supuesto, estaba obtener el importante apoyo de Estados Unidos para la elección en la OEA. Pero eso terminó siendo como el "abrazo del oso".

Alberto Ramdin, Luis Almagro

Albert Ramdin (izq) abraza al Secretario General saliente de la OEA, Luis Almagro Foto:AFP

Especialmente a la luz de lo que ha sucedido durante las primeras semanas de su administración, con amenazas de imposición de aranceles comerciales, presión para que los países reciban a migrantes indocumentados, recortes a la ayuda internacional y hasta su supuesta intención de recuperar el control del canal de Panamá.

"Con Trump lo que se está perfilando es un período de confrontación, de garrote contra los que no se alineen con sus intereses. Y varios en la región pensaron que una manera de responder era con una secretaria general para independiente -con Ramdin- vs. una muy cercana a los designios y la influencia de Trump", dice la fuente.

La candidatura de Ramírez recibió su martillazo final el sábado de la semana ante pasada tras una reunión entre los presidentes de Colombia, Brasil, Chile, Bolivia y Uruguay en el que acordaron respaldar públicamente a Ramdin.

¿Qué puede venir? Los posibles caminos tras la dura derrota regional de Estados Unidos

“Con su amplia experiencia diplomática, incluyendo su papel previo como secretario general adjunto de la OEA, está en una posición única para abordar los desafíos contemporáneos que enfrentan nuestros países ofreciendo una perspectiva nueva que refleja las realidades y aspiraciones del Caribe y las Américas en su conjunto”, dijeron en un comunicado conjunto.

Con esos cinco votos, más los 14 del Caribe, el canciller de Surinam ya tenía 19 -suficiente para ganar-. Un día después, el miércoles de la semana pasada, se sumaron Costa Rica, Ecuador, República Dominicana y poco después Canadá y México (en medio de la pelea con Trump por la imposición de aranceles hasta del 25 por ciento).

Es decir, Ramdin llegó a la cita de este lunes con el respaldo explícito de por lo menos 24 países.

Lo cual, de entrada, constituyó la primera gran derrota regional para la nueva administración republicana.

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La elección de Ramdin es un duro golpe a la administración de Trump. Foto:Internacional

Pero, es una que podría tener un alto costo. En enero, a los pocos días de llegar a la Casa Blanca, Trump le dio un primer golpe a la OEA al eliminar o congelar todos los programas de promoción de diversidad y género, al igual que muchos de los que respaldan los procesos democráticos.

De hecho, la organización ya tuvo que destituir a 215 funcionarios, entre ellos 45 de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), y más despidos podrían estar en el horizonte.

Especialmente si la administración Trump decide ampliar su "castigo" a una organización que le hizo el feo.

Eso en el mejor de los escenarios. Informalmente, corre el rumor en la OEA de que Estados Unidos podría hasta retirarse de la organización, como ya ha hecho en los casos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras.

Aunque retirarse de la OEA es un proceso complejo que tarda por lo menos dos años, el prospecto de no contar el respaldo de un Estados Unidos que pone el 50 por ciento de los recursos pondría a los países en una encrucijada: o se meten la mano al bolsillo para suplir ese desfase (el presupuesto anual es de 92 millones de dólares y, por lo tanto, tendrían que duplicar las cuotas de los países para suplir los aportes de Estados Unidos), dejarla morir o verla descender en la irrelevancia.

Es por eso que ya se habla de revivir Unasur, o fortalecer la Celac, dos foros regionales donde Estados Unidos no tiene asiento.

SERGIO GÓMEZ MASERI

CORRESPONSAL DE EL TIEMPO

WASHINGTON

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