Antiguamente, cuando el periodismo era más cándido y menos resultadista (menos bobo también) cuando todo era más sencillo, si un partido terminaba 5 a 4 el público y los periodistas se alegraban. “¡Qué partidazo…!”, exclamaban. Por el contrario, un 0 a 0 aburría. El paso del tiempo fue cambiando el concepto hasta revertirlo, ahora un 5 a 4 está mal visto, es sospechoso de mala praxis. El periodismo “que sabe” le fue enseñando a la gente que esos partidos son un esperpento táctico, un manual de deficiencias colectivas, un desastre defensivo.
Hace poco, en un clásico donde hubo nueve goles, un “comunicador” (que no es exactamente lo mismo que periodista) señaló casi con repulsión: “Fue un show de desórdenes tácticos en el que no me voy a detener porque un partido así no se puede analizar”. Lo dijo escandalizado.
En cambio, el 0 a 0 goza hoy de alto prestigio, es sinónimo de elucubración táctica, de viveza, de “planteo inteligente”, de que “nadie regaló nada”, de técnicos que son fantásticos ajedrecistas, de juego bien planteado. “Esto no sería un problema -sostiene Ricardo Vasconcellos Figueroa-, si no infectaran con ello la opinión de cierto público, especialmente los más jóvenes, que pueden creer que los goles en el fútbol, si son muchos, no son una bendición sino un pecado”.
FC Barcelona - Atlético. Foto:EFE
Antes, un entrenador defensivo era considerado casi un sinvergüenza, hoy cobra millones y es muy respetado. Hansi Flick, Guardiola, Luis Enrique, Jürgen Klopp son los Anticristos de la profesión: mandan al ataque a sus equipos todo el partido.
Hay una mediatización estulta que ha convertido lo feo en sinónimo de eficiente. El problema es que estos “comunicadores” atentan contra la actividad en la que están insertos. Desorientan cuando uno de los cuatro pilares del periodismo es orientar (los otros son informar, opinar y entretener). Son “comunicadores” más enfocados en la página de Opta o Sofascore que en el partido que están viendo. Se basan 99% en estadísticas y 1% en observación. Opta y Sofascore son empresas de análisis deportivo que proporcionan cientos de datos sobre el juego. Y en poco tiempo más, para comentar un partido se guiarán por la inteligencia artificial, que no tiene ojos.
El márketing también ha trastocado ciertos valores. Si Cristiano Ronaldo mete un gol de penal en Arabia es un animal competitivo, si Messi hace una genialidad en Estados Unidos es porque “la MLS es horrible”. Los abdominales a la altura de la magia. Naturalmente, el trabajo, el esfuerzo, la preparación, el cuidado, la disciplina son y fueron toda la vida factores esenciales para la consecución del éxito. Pero, a lo largo de la historia, los ídolos supremos en todos los clubes de la tierra son los exponentes más brillantes, los talentosos, a los que el hincha recuerda con más cariño. Cristiano Ronaldo no es el ídolo máximo del Manchester United ni del Madrid ni de la Juventus.
Lionel Messi Foto:Getty Images via AFP
Bilardo, buen técnico, mal mensajero, dijo una vez que el partido perfecto era el que salía 0 a 0. Y creó escuela. Hay un periodismo actual (no actualizado, que es distinto) que tomó un cursillo de dirección técnica y nos habla todo el tiempo de tácticas, nos muestra pizarrones con flechitas y botones imantados y al público las flechas no le interesan, cambia de canal. Aparte, la función del periodista es comentar el partido como espectáculo global: las claves del juego, los héroes, el vencedor, el momento cumbre, el ambiente, también algo de táctica.
Si Bilardo terminaba un partido 4 a 4 llegaba al vestuario descompuesto, al borde del infarto, a un equipo suyo no podían marcarle cuatro goles. Y menos de pelota parada, eso era sacrílego. Pero sucede que, en la final del mundo de 1986, Alemania, que estaba 0-2 abajo, le empató con dos goles de cabeza. Después terminó campeón Argentina y Bilardo festejó igual. Por supuesto, se necesita una táctica, saber plantear un enfrentamiento, aunque lo más relevante es el relacionamiento del comandante con su tropa. Quien mejor se lleva con los jugadores es el que más obtiene de ellos. Carlo Ancelotti, paradigma del líder motivador, intuitivo, amigo de sus dirigidos, es el quinto DT más ganador de la historia y el número uno en los 122 años del Real Madrid. Nadie levantó más trofeos que él en el club de Di Stéfano y Bernabéu. Sin duda sabrá mucho de métodos y pizarrones, pero más de psicología, de estados de ánimo, de tratar seres humanos, de arengar. Y sus equipos son guerreros, indomables, victoriosos.
FC Barcelona - Atlético. Foto:EFE
Omar Pastoriza, notable líder como futbolista y luego como conductor, no era el monumento al estratega, pero sabía de valores espirituales. En las charlas técnicas hablaba fuerte y convencía. Decía: “¿Quién es el 10 de ellos…? Bermúdez, le contestaban. El nuestro es Bochini. ¿Y el dos…? Romero. Nosotros tenemos a Villaverde…” Así recorría puesto por puesto. Al final terminaba con un “vamos… a pasarlos por arriba”. Independiente salía a comer a los rivales.
Conviene recordar (cada vez más a menudo) que el fútbol se convirtió en la máxima pasión de la humanidad por la habilidad, el talento, la creatividad, el ingenio, la picardía, la gracia, la inteligencia, el encanto, la gambeta, el amague, el dominio y también la garra, el coraje, la intrepidez... Y que el objetivo de este juego es marcar más goles que el adversario. Dentro de estos conceptos, el espectáculo es atacar.
La estética parece un valor en retroceso. Pese a todo, Lamine Yamal, aún con 17 años, ya se cotiza en €180 millones y es la máxima promesa del fútbol mundial. Lamine es todo gambeta, todo fantasía. Y Florian Wirtz, aún con 21 calendarios, ya trepó a los 140 M€. Síntoma de que los más buscados son aquellos que ofrecen un producto diferencial: la clase.
El defensa del Barcelona Iñigo Martínez. Foto:EFE
Vuelve Vasconcellos: “Los parámetros de la modernidad dictaminan que cuanto menos estético y menos espectacular es un partido, más nivel tiene. Mientras más soso e insípido es, mejor. Hay miles de periodistas, los Sumos Sacerdotes del 0 a 0, que han instalado que lo ofensivo es malo y lo defensivo y chato es bueno. El que piensa diferente es perseguido y le cuelgan el cartel de ingenuo, pasado de moda, desactualizado o lírico. Usan la palabra lírico los mismos que confiesan al aire no leer libros, los que deben creer que Neruda es el 10 de Colo Colo y César Vallejo el 9 de Alianza. ¿En qué momento se distorsionó el criterio y el gusto…?”
El fútbol es el menos flemático y el más generoso de los legados que los ingleses le han dejado a la humanidad. Tan generoso que no nos han cobrado ni un penique por derechos de autor. Semejante descuido de su parte -y tamaño invento- los exculpa de todas las fechorías cometidas, por los siglos de los siglos.
No necesita de porristas ni de fuegos artificiales ni de promoción, de nada… Se basta con su juego para ser el espectáculo más grande del mundo. Le sobra con su arte, su vértigo, su vibración, su imprevisibilidad, su velocidad e intensidad, su carácter. Hasta con su injusticia.
El martes vimos Barcelona 4 - Atlético de Madrid 4, en la semifinal de ida de Copa del Rey. Un volcán de emociones, un maniantal de ataques y contraataques. Jugaron limpiamente, aunque con furia ofensiva. Pedimos disculpas: nos gustó.
JORGE BARRAZA
JorgebarrazaOK
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