Aunque puedan parecer similares a simple vista, el agua con gas y el agua sin gas generan opiniones encontradas entre los consumidores.
Mientras unos prefieren la sensación burbujeante que ofrece la versión carbonatada, otros no la toleran, ni siquiera por cortesía. En este debate, más allá de las preferencias personales, la ciencia tiene mucho por decir sobre los posibles efectos que cada tipo de agua puede tener en la salud.
Agua con gas: aportes y desventajas
El agua con gas puede ser una opción favorable para ciertos procesos del organismo. Entre sus beneficios se encuentra la capacidad de estimular la digestión, ya que contribuye a incrementar la producción de jugos gástricos y a facilitar el vaciamiento del estómago. A esto se suma su contenido en minerales como el calcio y el magnesio, los cuales pueden aportar ventajas nutricionales adicionales.
Además, se le atribuye un efecto saciante que puede ser útil para quienes desean controlar el apetito entre comidas. Incluso, por su acción efervescente, también puede favorecer la reducción del estreñimiento, según algunos estudios.
Desde el portal 'Medical News Today' destacan que, al no contener edulcorantes, azúcares ni saborizantes artificiales, el agua con gas se considera una opción mucho más saludable frente a otras bebidas gaseosas. Además, en cuanto a su capacidad para hidratar, señalan: “Hidrata de la misma manera que el agua mineral”.
Es una bebida ideal para tomar en cualquier momento del día. Foto:iStock
No obstante, no en todos los casos el agua carbonatada es la mejor opción. Para personas con sensibilidad digestiva, su consumo podría acarrear molestias como acumulación de gases e hinchazón. Por lo tanto, en estos escenarios, se recomienda optar por agua sin gas.
Otro punto importante a tener en cuenta es el impacto que puede tener sobre los dientes. El agua con gas presenta un pH ácido —en torno a 5—, lo que podría debilitar el esmalte dental si se ingiere en exceso. “En este tipo de situaciones es más aconsejable el agua normal”, indican los expertos.
Agua sin gas
Tomar agua con frecuencia no solo hidrata, también desempeña funciones clave en el organismo que impactan directamente en el bienestar general. Entre otras tareas, el cuerpo utiliza el agua para eliminar toxinas y desechos que no necesita.
Cuando no recibe la cantidad suficiente, el corazón debe esforzarse más para bombear sangre oxigenada a las células y órganos vitales, lo que puede traducirse en una sensación de cansancio constante. A medida que se aproxima la deshidratación, también disminuye el rendimiento muscular, reforzando esa fatiga. Por eso, mantenerse hidratado resulta fundamental para que el cuerpo funcione adecuadamente.
Los aportes del agua. Foto:iStock
Uno de los síntomas más comunes de la deshidratación son los dolores de cabeza y las migrañas. Estos malestares también pueden aparecer en otras zonas del cuerpo, como la espalda. Ingerir al menos dos litros de agua al día puede ser una estrategia efectiva para evitarlos o aliviarlos.
Beber suficiente agua también favorece la digestión, ya que incrementa la tasa metabólica, facilitando la correcta descomposición de los alimentos. Al incorporar este hábito especialmente en ayunas, se promueve el buen funcionamiento del sistema digestivo, lo que ayuda a prevenir el estreñimiento y mejora la calidad de vida.
¿Cómo tomar la mejor decisión?
Ante la duda sobre cuál es la alternativa más adecuada, los especialistas coinciden en que “la elección entre una u otra depende de los gustos, la condición de salud y lo que se esté buscando en una bebida”.
Por ejemplo, si tiene problemas de estómago o dientes sensibles, el agua sin gas puede ser mejor. Pero, si busca una experiencia más refrescante o dejar las bebidas azucaradas, el agua con gas puede ser una gran aliada.
Portafolio y La Nación (Argentina) / GDA.
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de Portafolio Y La Nación (GDA), y contó con la revisión de la periodista y un editor.