A sus 89 años, Aníbal Velásquez sigue encendido: el 'Mago del Acordeón' conserva el ritmo, el sabor y el 'sucundún'

hace 11 horas 68

En Barranquilla, donde el Caribe se vuelve música y la música se vuelve cuerpo en movimiento, hay un hombre que desafía el tiempo al ritmo del acordeón. 

Aníbal ‘Sensación’ Velásquez, el ‘Mago del Acordeón’, quien celebró esta semana 89 años de edad con la energía intacta, como si los años no pasaran por él sino por sus canciones, que rejuvenecen cada vez que suenan.

A punto de enrutarse a los 90, este juglar moderno no solo canta, compone y toca el acordeón. Aníbal ha sido arquitecto de la alegría popular desde los años 50. Su legado está tejido con las fibras más vivas de la música tropical: guaracha con acordeón, ritmo veloz, guacharaca punzante y sabrosura sin pausa.

“Todo se lo debo a Dios, que me ha bendecido con salud, larga vida y un alma festiva sin límites”, le confesó al escritor Fausto Pérez, autor de la biografía ‘Aníbal Velásquez, el mago del acordeón’. “Yo me ayudo con una alimentación sana y sin vicios. No como carne. La carne envejece”, asegura.

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Aníbal Velásquez y su hermano José 'Cheito' Vásquez han hecho historia en la música tropical. Foto:Redes sociales

Nació el 3 de junio de 1936 en Barranquilla. Sus primeros pasos los dio con el grupo Los Vallenatos del Magdalena al lado de los hermanos Román y su propio hermano José ‘Cheíto’ Velásquez, a quien considera su verdadero maestro. 

Es autor de aproximadamente 1.559 canciones, la mayoría propias o compuestas junto a su hermano, grabadas en cerca de 100 sellos discográficos. Sus temas más conocidos incluyen ‘Alicia la flaca’, ‘La brujita’, ‘Guaracha en España’, y ‘Cinco pa’ las doce’ .

La guaracha vs. la salsa

En los años setenta, cuando los picós de los barrios de Barranquilla rugían con la trompeta salsera, solo una música podía romper ese dominio sin que el bailador protestara: la guaracha de Aníbal Velásquez. Lo recuerda bien el periodista y melómano Roberto Llanos Rodado. “En un ambiente salsero cerrado, a la única música que le daban pase libre era a la de Aníbal. Sus guarachas retumbaban y le daban otro sabor a la rumba verbenera”.

“En un ambiente salsero cerrado, a la única música que le daban pase libre era a la de Aníbal. Sus guarachas retumbaban y le daban otro sabor a la rumba verbenera”.

roberto llanosPeriodista y melómano

A punta de ‘sucundú’, como él mismo bautizó ese golpe inconfundible de su conjunto, Aníbal se ganó el respeto de los bailadores y de los picoteros, incluso en tiempos donde el acordeón no tenía pase en las pistas urbanas.

Cortesía Fausto Pérez

El periodista y escritor Fausto Pérez escribió la biografía 'Aníbal Velásquez el Mago del Acordeón'. Foto:Cortesía Fausto Pérez

“Hay Aníbal pa’ rato. Con mis canciones hasta los paralíticos se levantan a bailar”, dice en el libro de Pérez Villarreal. Y no es metáfora.

Arnold Tejada, escritor y estudioso de su obra, lo pone claro: “Los cubanos se sorprenden con él. No tienen a alguien que toque su música con instrumentos tan distintos, y con esa alegría tan natural”.

Un hombre lleno de historias

Velásquez no es solo músico. Es cocinero, sabe preparar pasteles, sancochos, asados, peluquero de su esposa Julieta Peinado, soldador, electricista, escultor, y hasta pintor.

En una presentación en Ponedera (Atlántico), donde ya le habían pagado la mitad del contrato, llegó al baile encontró que no había luz, un daño en el poste tenía a oscuras el sector. Pidió una escalera y se subió y los pocos minutos ya estaba en la tarima tocando y el pueblo bailando con su música.

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Aníbal Velásquez ha sido arquitecto de la alegría popular. Foto:Redes sociales

“Es un tipo genial, insuperable. Toca todos los instrumentos del conjunto. No se quedó en lo tradicional, sigue inventando vainas”, asegura Tejada.

Y es, además, maestro. Formó a Martín Galindo, un joven del Piñón, Magdalena, que lo asiste en las tarimas cuando el cuerpo le pide relevo. “Es tremendo maestro. Sabe transmitir lo que sabe, y eso no es fácil”, agrega Tejada.

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Aníbal Velásquez está en las tarimas desde los años 50. Foto:Redes sociales

Su voz, aunque ya no con la fuerza de la juventud, conserva el tono. Y su figura se escucha no solo en Colombia, sino en México, Francia, Alemania, Inglaterra, Grecia, Holanda. Es, como dijo alguna vez el sociólogo Orlando Fals Borda sobre el Caribe, una cultura en movimiento. Y Aníbal es su motor.

“Él compone para que la gente baile. Cuando tenía una canción en mente, ponía a sus sobrinas a bailar y, según cómo se movían, él le metía ritmo al tema”, recuerda Tejada.

Aníbal es parte del ADN musical del Caribe colombiano. Un músico de escenario, de cocina, de calle, de corazón.

A sus 89, no le teme al paso del tiempo. Sigue con el acordeón entre manos, su risa suelta y la sabrosura a flor de piel. Porque mientras exista un bailador con ganas de moverse, el ‘Mago del Acordeón’ tendrá guaracha para hacerlo vibrar.

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