Acomodado en una silla de escritorio, el cantante argentino Valentín Oliva recuerda su viaje a Malasia, donde tomó una bebida con hierbas autóctonas que lo sumieron en un trance. O, como él lo llama, en un “delirio místico”. Fue un ritual legal y religioso. Y lo que más lo marcó ese día fue que sintió a un hombre que le susurró “Wos, Wos” en el rostro.
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Oliva sintió que ese era su nombre artístico, que había vuelto a nacer con él, que era su destino llamarse Wos. Cuando regresó de Malasia, compitió en el famoso círculo de batallas de freestyle argentino ‘El quinto escalón’ con ese seudónimo. Allí empezó una carrera en ascenso, no solo en el freestyle, sino en el rap y en la música latinoamericana.
Fue campeón del Freestyle Master Series (FMS) Argentina 2018 y de la Batalla Internacional Red Bull 2018, luego de vencer al rapero Aczino en Buenos Aires. El año anterior, Wos había sido subcampeón frente a ese mismo rapero en México. Tras ese rotundo éxito, inició su carrera musical: lanzó su primer sencillo, Púrpura, un trap agresivo. En 2019 lanzó su primer álbum de estudio, Caravana, cuyo sencillo principal, Canguro, logró alcanzar los primeros puestos en las listas de reproducción de Spotify Argentina. En 2022, su canción Arrancármelo se convirtió en una de las canciones oficiales de la Selección de Fútbol de Argentina durante el Mundial de Qatar.
Ha venido a Colombia varias veces: tanto en solitario como artista del cartel del Festival Cordillera. Esta vez, su presentación en el Royal Center el próximo 25 de octubre trae la promesa de la intimidad y la energía. Wos regresa a Bogotá para presentar su tercer disco de estudio Descartable.
¿Por qué se llama ‘Descartable’?
El disco habla del amor, del dolor y del placer. Pero también de la necesidad extrema que hay de estar todo el tiempo produciendo y haciendo cosas, pero esas cosas tienen cada vez menos tiempo de vida, son cada vez más descartables. Incluso pareciera que las emociones más primarias, como el amor o el dolor, terminan entrando en esa bolsa donde todo se aplana, donde todo parece pasar y descartarse sin parar. Eso cala cada vez más profundo y un poco la pregunta que me hago es si hay forma de salir de eso, si existe algo más y si algo de eso que hacemos en realidad importa o no. La pregunta es si hay una posibilidad de generar un camino propio, una manera propia de hacer las cosas, de sentir las cosas y si eso vale la pena.
Este fue un disco que trabajó con más tiempo que los demás.
Creo que siempre encaro la música un poco desde el lado introspectivo, casi sin darme cuenta, y tener más tiempo para hacerlo me ayuda. No digo que sea un disco existencial, sino que me doy cuenta de que siempre termino yendo a las letras desde un lugar más personal, y que seguramente eso es lo que a mí me conecta con la música. Eso y que, por el crecimiento personal, el proceso de composición va profundizándose y apuntándose más hacia ese punto.
¿Hay alguna canción del disco con la que siente una conexión especial?
Con Nuevas Coordenadas. Es la que más disfruto al tocarla en vivo. Y es curioso porque con esa canción y con Descartables me pasa algo que no me pasa con muchas otras canciones, que es que incluso después de que ya han salido, después de ensayarlas y tocarlas, me gusta escucharlas. Usualmente después de que lanzo un disco no me quiero escuchar. No me gusta. Si ponen música en algún lado, me choca. Pero con esas dos canciones me conecto, no sé muy bien por qué.
Uno de los elementos que resalta del disco, aparte de la versatilidad de géneros, son las metáforas. Hablemos de ‘Morfeo’: la lírica habla de sueños y en el video todos van en reversa, menos usted.
El enfoque de Morfeo es el tiempo, el que no es lineal. La idea era dejar la sensación de que no existe tal cosa como el pasado, el presente y el futuro, de que de alguna manera todo está mezclado entre sí y se puede cruzar de un lado para el otro. Hay metáforas en el video y en la letra que no quiero explicar porque me gusta que cada quien lo lleve a su interpretación. Me gusta que el público haga propias mis canciones, que no haya una única respuesta. Pero sí quería sembrar esa duda, ese concepto del tiempo.
Hablemos de las colaboraciones. Hizo canciones junto a Natalia Lafourcade, Indio Solari, Dillom y Gustavo Santaolalla.
Fueron cosas muy distintas, pero muy copadas (divertidas). Son artistas que valoro mucho. Con Dillom tengo una amistad más construida porque nos vemos cada tanto y compartimos, así que grabar fue bastante entretenido. Nos pudimos juntar en una quinta a comer asado, a tomar birra y a hacer el tema. Un proceso distinto al que tuve con Natalia y con Indio, que fue un trabajo más a la distancia donde yo les mandaba el tema. Pero bueno, aun así, todo fue impresionante. Con Santaolalla nos pudimos juntar en persona. Eso también estuvo buenísimo, era una sesión de estudio y él llevó su ronroco. Verlo ahí en vivo metiendo la mano, tocando y grabando fue una gran experiencia.
Tomo elementos del rap, tomo elementos del rock, pero no es necesariamente ni lo uno ni lo otro. A veces tomo elementos más pop, pero tampoco es eso, está lejos de serlo. Creo que quizá es esa amplitud la que me divierte y que me hace estar todo el tiempo en transformación.
Usted ha logrado captar la atención de un público bastante joven. ¿Cómo se siente al volverse un referente de ellos?
En realidad lo que más me sorprende es la mezcla que hay de gente. En el público veo gente más chica, pero sé que también me escuchan adolescentes, y gente de veinte y pico, incluso treinta. Últimamente estamos viendo gente de 40 a 50 años en los shows cantando. También muchas veces vemos a familias enteras. Se nota que es algo que comparten, y eso es muy lindo. Hay una mezcla de público, incluso reconozco a varios de distintas ciudades. Y creo que también es por el género, por la música que ofrezco: tomo elementos del rap, tomo elementos del rock, pero no es necesariamente ni lo uno ni lo otro. A veces tomo elementos más pop, pero tampoco es eso, está lejos de serlo. Creo que quizá es esa amplitud la que me divierte y que me hace estar todo el tiempo en transformación.
Volvamos a sus orígenes: el ‘freestyle’. Ha dicho que no descarta volver, pero no sabe cuándo. Sin embargo, en México invitó a Aczino al escenario. ¿Cómo fue el reencuentro con él?
Estuvo muy bueno. Fue un lindo momento porque hace rato que no veía a Aczino. Incluso, creo que la última vez que lo vi fue aquella vez que competimos en 2018. Reencontrarnos, pero desde otro lugar, ya no batallando con el otro sino en el escenario compartiendo, fue muy divertido. Siempre que nos cruzábamos éramos rivales (por su narrativa en el freestyle) y estar del mismo lado fue un momento que todos disfrutamos, tanto nosotros como el público, y que creo que me ayudó a reencontrarme.
No es la primera vez que viene a Colombia. Usted conoce al público y este siempre está dispuesto a recibirlo. Según su experiencia, ¿qué espera de su presentación en el país?
Descartable es un disco pensado para el ‘en vivo’. A Colombia siempre vamos con ganas y con la sensación de que va a ser una gran noche, porque siempre que visitamos el país la pasamos muy bien, tanto en la fecha propia como en el festival. Y bueno, creo que el público va creciendo a la par con el proyecto. Hay cierta complicidad.
¿Tiene alguna sorpresa preparada?
Aún no. Pero faltan días de planeación, entonces no lo descarten.