Lo que comenzó como unas vacaciones de tres meses para desestresarse del acelerado estilo de vida de Nueva York, terminó en un cambio radical de residencia, pues este joven decidió mudarse a un país asiático y comenzar de nuevo.
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Paul Lee, quien actualmente tiene 28 años, contó para Business Insider que hace cuatro años dejó Nueva York para mudarse a Bangkok, Tailandia. Criado en Macon, Georgia, en una familia de migrantes de Corea del Sur, Lee soñaba con una mejor vida, por lo que desde joven se dedicó al emprendimiento, logrando éxito en el comercio electrónico, vendiendo productos de cuidado personal y electrodomésticos. Con el tiempo, el negocio le permitió mudarse a la Gran Manzana y ayudar a su padres económicamente.
Sin embargo, a pesar de alcanzar el sueño americano, Lee empezó a sentirse agobiado por el ritmo de vida de la ciudad. “Sentía que tenía que estar a la altura de los demás, preocuparme por el estatus social y todas esas cosas que nunca antes me habían importado”, explicó.
Esta insatisfacción lo llevó a tomar unas vacaciones en Bangkok, donde descubrió un estilo de vida más relajado y menos materialista. La experiencia le hizo ver que necesitaba un cambio, y así decidió mudarse permanentemente a la capital tailandesa.
Ahora vive en Thong Lo, un barrio moderno y cosmopolita, en un apartamento por el que paga una renta de US$600 al mes, una fracción de los US$2.000 que le costaba en Nueva York. Este inmueble cuenta con gimnasio y alberca.
Las diferencias del cambio de vida de Nueva York a Bangkok, Tailandia
De acuerdo con el relato de Paul Lee para Business Insider, Bangkok tiene la energía vibrante de Nueva York, pero sin la presión competitiva. La ciudad le ofrece la comodidad y el dinamismo que buscaba en una vida urbana sin el alto costo de la Gran Manzana. Además, la calidad de vida también le resulta mucho mayor, con alternativas para ejercitarse y opciones de transporte accesibles, como mototaxis que hacen sus desplazamientos rápidos y económicos.
Lee ha encontrado en Bangkok una vida más tranquila, marcada por la filosofía local “sabai sabai”, que promueve tomar las cosas con calma y no estresarse por lo trivial. Además, se siente muy bien recibido por los tailandeses, y su dominio del idioma le ha permitido integrarse con facilidad.