Egan Bernal sigue ganándole el duelo al escepticismo tras el grave accidente de hace tres años y este fin de semana consolidó un doblete en los campeonatos nacionales de ciclismo.
Es el primer ciclista, desde que lo consiguera Israel Ochoa en 2004, que gana el mismo año la prueba contrarreloj y la de ruta, con lo cual vestirá el uniforme con la bandera tricolor durante toda la temporada.
En la prueba de ruta, que se llevó a cabo en Bucaramanga, Egan coronó la meta en solitario, por delante de Diego Camargo, para recibir la ovación del público y para lograr su segunda victoria desde que se impuso en su segunda grande, el Giro de Italia de 2021.
El hermano de Egan Bernal, conmovido hasta las lágrimas
El festejo de Egan hizo revivir un momento de gloria. Cuando el zipaquireño ganó el Tour de Francia en 2019, la imagen de su hermano Ronald llorando mientras lo veía en lo más alto del podio le dio la vuelta al mundo.
La imagen se repitió, casi calcada, cuando Bernal recibió la medalla y la camiseta tricolor. Ronald, quien también es ciclista, no pudo ocultar las lágrimas. El video se hizo viral en las redes sociales.
Los momentos difíciles para Egan Bernal y su familia
La gran emoción con la que Ronald vivió el triunfo de Egan no tiene que ver solamente con su victoria, sino con todo el proceso que ha vivido el ciclista luego del accidente que no solo estuvo a punto de acabar su carrera, sino su vida.
El 24 de enero de 2022, mientras entrenaba una pruba contrarreloj en carreteras de Gachancipá (Cundinamarca), Bernal chocó contra un bus que estaba estacionado.
El accidente resultó mucho más grave de lo esperado. Egan sufripo múltiples fracturas y tuvo que pasar varias veces por el quirófano. Casi ocho meses después, pudo volver a competir en la Vuelta a Alemania.
Además, los Bernal tuvieron que afrontar otra dificultad familiar: cuatro meses después del accidente de Egan, a su mamá, Flor Marina Bernal, le diagnosticaron un cáncer de mama.
Sin embargo, la fortaleza es una virtud de familia y Flor Marina superó el problema con mucha entereza, al igual que su hijo, que poco a poco fue saliendo adelante.
Le faltaba volver a ganar. Y esta semana lo hizo no una, sino dos veces. Las lágrimas de alegría de Ronald están más que justificadas.
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