Viajó por muchos países en busca de oportunidades y se decidió por Australia: ‘Se progresa’

hace 1 mes 12

Cristian comenzó a cuestionar su estilo de vida durante la pandemia. Al igual que muchas personas, trasladó su trabajo a casa debido al confinamiento, lo que lo llevó a reflexionar sobre su rutina diaria.

Las largas horas frente a la computadora lo hicieron preguntarse si realmente estaba disfrutando su vida o simplemente cumpliendo con sus obligaciones laborales.

“El tiempo es limitado y la juventud también. Por cada minuto de vida que me la pasaba en el trabajo, extrañaba recuperar tiempo con la familia, ir a pescar, salir a descubrir un pueblo o un museo”, recuerda Cristian a La Nación.

Este periodo de encierro lo motivó a planear un cambio significativo. Durante el confinamiento, comenzó a idear un nuevo comienzo, un plan que pondría en marcha una vez que las restricciones finalizaran. Su decisión fue clara: viajar y explorar el mundo.

'Si bien ahorrar es importante, también es esencial que explores el mundo'

Su primer destino fue Colombia, donde descubrió su pasión por recorrer distintos lugares. Visitó Bogotá y luego viajó a la isla de San Andrés, donde se dedicó a nadar y pasear. “Dan más que el dinero, dan pura felicidad”, afirma.

Con la intención de dar un giro total a su vida, decidió buscar oportunidades en otros países. Su objetivo era obtener una visa que le permitiera trabajar y viajar, con especial interés en Australia y Nueva Zelanda.

“Mi padre siempre me decía: 'No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy'. Yo lo cambié a 'No dejes para mañana el viaje que puedes hacer hoy'. Estudiar economía me enseñó que, si bien ahorrar es importante, también es esencial que explores el mundo. Sí, el dinero es importante y la vida profesional aún más, pero a veces se nos va el tiempo y nos olvidamos de ser felices y viajar”.

Llegada a Nueva Zelanda: 'Era ahí donde me sentía vivo, feliz'

Cuando llegó a Nueva Zelanda, el país dejó de ser un sueño y se convirtió en su nueva realidad. Un amigo lo recibió y lo ayudó en sus primeras semanas de adaptación. A los diez días de recibir su visa de trabajo, asistió a su primera entrevista.

“No lo podía creer. Así que comencé trabajando en la cosecha de manzanas, donde a pesar de pasar 10 horas al día, me levantaba con el corazón lleno de felicidad, era ahí donde me sentía vivo, feliz. Conocí gente preciosa, gente de diferentes partes del mundo con quienes, hasta el día de hoy, sigue el contacto”, indicó.

Después de esa experiencia, trabajó en Tauranga durante dos meses, donde ahorró intensamente. Luego se trasladó a la Isla Sur para recorrer distintos lugares y, al llegar a Queenstown, buscó una nueva oportunidad laboral. Mientras tanto, una oferta desde Australia le abrió la puerta a un nuevo capítulo.

Nueva Zelanda. Este destino se caracteriza por ofrecer una educación de calidad y por contar con instituciones con un excelente nivel académico. La visa se puede obtener fácil aplicando a través de la página de la embajada neozelandesa, es posible extenderla y ofrece múltiples entradas internacionales. 
 
Uno de los beneficios de este país es que se puede aprender mucho más rápido el inglés británico debido a que cuenta con una menor cantidad de hispanohablantes, por lo que los estudiantes tienen una mejor inmersión. Además, tienen la posibilidad de trabajar legalmente mientras se culminan estos estudios. 
 
También se debe tener en cuenta que el costo de vida es bajo, ya que según Global Connection el dólar neozelandés se encuentra en aproximadamente $2.250 pesos colombianos, lo que permite que los programas sean de mayor acceso.

En Nueva Zelanda trabajó en cosechas, pero en Australia logró mejores ingresos en construcción.
Foto:istockphoto

Un giro inesperado antes de Australia

Antes de instalarse en Australia, decidió hacer una breve pausa en Asia. Visitó Japón y, aunque la barrera del idioma fue un desafío, quedó impresionado por la cultura del país.

“Los niños que crecimos en los 90′s fuimos educados por Japón sin saberlo: caricaturas como Heidi, Mazinger Z, Ranma 1/2, Robotech o Dragon Ball Z esparcieron los valores, fantasías y deseos de la nación nipona. Fuimos testigos de la globalización con los primeros gadgets desde el reloj calculadora Casio, consolas Nintendo, SEGA y Playstation, celulares, computadoras, los cosplays llenos de color”, expresó.

Joven en Japón

Antes de llegar a Australia, Cristian pasó dos semanas explorando la cultura y tecnología de Japón. Foto:Redes Sociales

Establecerse en Australia: 'Este país me sigue dando motivos para permanecer acá'

Finalmente, llegó a Australia con el propósito de aprovechar nuevas oportunidades. Su primer destino fue Gold Coast, donde disfrutó del mar antes de comenzar a trabajar en una granja. Gracias a sus ingresos, pudo recorrer grandes distancias y explorar distintas regiones.

En Darwin consiguió empleo como ayudante general de obras, lo que le permitió extender su visa. “Conseguí trabajo como ayudante general de obras. El pago es de 35 dólares la hora. Así, en un trabajo de 9 horas diarias, el total es de 315 dólares por jornada. Con mi primer sueldo me compré un auto, así que por suerte tengo la posibilidad de transportarme con total libertad. Acá, con dedicación y esfuerzo se pueden lograr grandes cosas, incluso desempeñándome en un oficio modesto”, comentó.

Cristian valora la estabilidad que ha encontrado en Australia. “Australia es un país donde puedes progresar y ahorrar. Este país me sigue dando motivos para permanecer acá, no sé si es el destino, o simplemente coincidencia, solo me queda agradecer, porque de alguna u otra forma soy afortunado de estar acá, sobre todo en días como hoy (dólar, inflación, inseguridad). La situación acá es bastante estable, a modo de ejemplo, acá tengo la posibilidad de conseguir un iPhone 14 Pro Max después de ahorrar una semana”, añadió.

Bandera de Australia.

En Australia trabaja en construcción con un salario que le permite ahorrar y tener estabilidad.
Foto:iStock

Reflexiones sobre el viaje: 'Sentir la libertad entre tus manos y no dejar que escape nunca'

El viaje de Cristian comenzó como un año de prueba, pero terminó convirtiéndose en una nueva forma de vida. Para él, cada país ha representado un aprendizaje, y su experiencia le ha permitido conocer nuevas culturas, idiomas y maneras de ver el mundo.

“Esta experiencia se ha convertido en un camino de crecimiento personal difícil de explicar con palabras”, señala. ”Viajar es descubrir los miles de sabores nuevos en la comida callejera y los colores más brillantes en paredes de templos y edificios que nunca pensaste conocer. Viajar es saber que uno es más fuerte de lo que pensaba al llevar ese bolso de mochilero día y noche por muchos países. Viajar te hace caminar, cargar objetos y esforzarte físicamente como no lo habías hecho en años. Tu cuerpo se vuelve más fuerte, al llegar a casa sentís una necesidad de seguir usándolo. Con ese llamado, uno sale a correr, caminar, o incluso ir al gimnasio”.

“Haberme atrevido a salir de mi zona de confort ha sido la mejor decisión de mi vida. Conocer nuevas culturas, idiomas, costumbres y personas de todos los lugares del mundo, tiene un precio incalculable. Y si bien no todo es color de rosa y hay momentos de querer correr por un abrazo de tu familia, tras un respiro profundo, vuelve la sensación de satisfacción por estar haciendo lo que realmente te llena el alma. Si sientes que algo le falta a tu vida, que algo le sobra, si quieres hacer un cambio, si quieres sentirte pleno, satisfecho, atrévete, vas a tener temores, miedos y dudas. ¿Quién sabe si las oportunidades para uno están al otro lado del mundo? Hay que ir a buscar la respuesta”, comenta.

“Otra cosa importante es estar motivado, tanto para buscar trabajo como para cuando ya tienes un empleo. Perder el miedo a aprender y equivocarse, y enfrentarse a un nuevo idioma. Todo se aprende y no hay que tener temor a nuevos desafíos. Por otro lado, viajar solo (sin acompañantes) te permite ser libre de planificar tu itinerario según tus intereses y preferencias, sin tener que preocuparte por complacer a nadie más. Además, viajar solo te obliga a salir de tu zona de comodidad y a enfrentar tus miedos, lo cual te ayuda a crecer como persona. No solo se trata de viajar, es descubrir tus pasiones a través de un viaje. Al regresar de cualquier viaje, la cabeza y el corazón se llenan de curiosidad por intentar cosas nuevas: aprender a bailar, cocinar o emprender un nuevo negocio. Te das cuenta de que lo material no importa tanto. Viajar es la increíble propuesta de sentir la libertad entre tus manos y no dejar que escape nunca. Es una experiencia que recomendaría que todos viviesen al menos una vez en la vida”, concluye.

Familia colombiana narra como viven en Australia

CARINA DURN

La Nación (Argentina) / GDA

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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de La Nación, y contó con la revisión de un periodista y un editor.

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