8 meses y 10 días durará Luis Gilberto Murillo como el segundo canciller del gobierno del presidente Gustavo Petro. El ministro, que viajó a Nueva York esta semana con motivo de la sesión del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Colombia, prevista para este 22 de enero, dejará el Palacio de San Carlos el próximo 31 de enero y su lugar será ocupado por la mano derecha del jefe de Estado, Laura Sarabia.
Murillo dejará la Cancillería tras un corto periodo en el que tuvo que administrar diferentes crisis y críticas. Para analistas consultados por este diario, la gestión del chocoano, con algunos matices, quedará en deuda por el manejo de las relaciones con Venezuela.
Luis Gilberto Murillo, saliente canciller. Foto:Cancillería
"He presentado mi renuncia como canciller de Colombia, agradezco al presidente Gustavo Petro por la oportunidad de ser parte de este momento histórico", expresó Murillo en la oficialización de su renuncia.
Desde finales de diciembre de 2024 el exembajador en Washington reconoció su etapa en el Ejecutivo estaba llegando a su fin: "El compromiso con mi familia era de dos años, entonces todo esto se mezcla y diciembre siempre es una época de reflexión para mirar nuevos capítulos", dijo en ese momento.
De hecho, Murillo estuvo revisando junto a su equipo la posibilidad de salir en la primera semana de enero. Sin embargo, la delicada situación diplomática por la asistencia del embajador Milton Rengifo a la posesión de Nicolás Maduro en Caracas frenó su salida.
"Murillo llegó a la Cancillería luego de una dirección bastante cuestionada de Leyva. Reconocido por su carácter propositivo y mediador, tuvo que asumir diferentes desafíos que no lo dejan en la mejor posición como presidenciable", señaló la profesora e investigadora del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad del Norte, Angélica Rodríguez.
Venezuela: La gran 'papa caliente' que le pasará factura a Murillo
Nicolás Maduro pronuncia un discurso en Miraflores. Foto:EFE
Sin duda el tema que más le va a pasar factura al saliente canciller será la ambigüedad frente al reconocimiento o no de Nicolás Maduro, así como la inconsistente condena a la violación de derechos humanos en el vecino país. La gestión con Caracas, no obstante, tuvo varios tropiezos.
En primer lugar, si bien fueron importante las acciones diplomáticas para impulsar el desarrollo de elecciones en Venezuela destrabando las negociaciones entre el chavismo y la oposición, al final el régimen desechó la propuesta de Bogotá de firmar un acuerdo -que se traducía en un referéndum- para garantizar una eventual transición del poder en Miraflores.
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"Colombia se atribuye que el llamado a elecciones es un triunfo de la diplomacia colombiana, pero es más el resultado de presiones internacionales y de la necesidad que tiene Maduro de que se relajen las sanciones de Estados Unidos y de la Unión Europea, por ejemplo. Pero, en otras palabras, Colombia ha sido muy pasivo y permisivo”, explicó Paula Ruíz, docente de la Universidad Externado de Colombia.
Posteriormente, vino la fallida mediación junto a Brasil y México. "Al final no terminó cuajando la propuesta Brasil-México-Colombia para buscar una salida negociada y ahí su capital político (el de Murillo) se vio ampliamente afectado", agregó Rodríguez.
El chavismo nunca publicó las actas oficiales que demostraran su triunfo y Murillo tuvo que enfrentar los cuestionamientos por participar en la investidura de Maduro, a pesar de que, según el Gobierno, no se reconocía el resultado.
Sobre el final de su gestión, Murillo intentó desmarcarse de las decisiones frente a Venezuela. "Mi preferencia como canciller es que no asista (Milton Rengifo)", dijo. Sin embargo, la línea del presidente Petro dejó al saliente jefe de la diplomacia con poco margen de maniobra.
"El canciller Murillo está pensando en su candidatura presidencial y, por lo tanto, no le conviene, de ninguna manera, alinearse completamente en contra de las decisiones que tome el presidente Petro sobre el particular, quien al fin y al cabo es el que dirige las relaciones diplomáticas de Colombia", subrayó el excanciller Julio Londoño en entrevista con EL TIEMPO.
Pasaportes: cambio de modelo y posibilidad de retirar demanda
Luis Gilberto Murillo en la oficina de pasaportes sede centro. Foto:Cancillería
Cuando llegó como canciller encargado, el primer tema en la carpeta de Murillo era el de los pasaportes. Por instrucción presidencial, su predecesor, Álvaro Leyva, declaró desierta la licitación en la que Thomas Greg & Sons había obtenido la mejor calificación. El objetivo del Gobierno era claro: sacar a la multinacional del negocio de los documentos.
Bajo esa idea, Murillo presentó, en abril del año pasado, una fórmula para desenredar el lío de las libretas: que la producción esté a cargo de la Imprenta Nacional y dos aliados.
No obstante, las dudas sobre el modelo rápidamente se hicieron presentes. Esto, por la capacidad de la Imprenta para fabricar un documento tan riguroso en materia de seguridad.
El canciller Luis Gilberto Murillo. Foto:Cancillería
Mientras pasó el tiempo y se definió que el gobierno de Portugal será el aliado gubernamental que llevará conocimiento e infraestructura a las instalaciones de la Imprenta, el país temió por por traumatismos en el proceso de fabricación y entrega de los documentos.
Aunque destaca que al final se encontró una solución que, dicho sea de paso, deberá comprobarse su efectividad a partir de agosto de este año, el internacionalista Manuel Camilo González, cuestionó la alta incertidumbre sobre el proveedor y la "improvisación" al implementar un plan de contingencia para lograr una continuidad en este servicio.
En su mensaje de despedida, el exgobernador de Chocó destacó el cambio de modelo y las mejoras en el servicio. "Reformamos la expedición de pasaportes, modernizando el sistema, reduciendo tarifas y garantizando gratuidad para sectores priorizados", dijo.
En medio de todo esto, el funcionario podría irse del Palacio de San Carlos con un triunfo en el bolsillo, si finalmente Thomas Greg desiste de sus pretensiones y retira la demanda. El proceso se reactivará el 23 de enero tras estar congelado durante 60 días hábiles y la firma deberá anunciar su decisión.
En el Ministerio de Relaciones Exteriores creen que por el hecho de que Thomas Greg seguirá prestando el servicio de impresión hasta agosto de 2025 -nuevamente bajo urgencia manifiesta- no ha sufrido ni sufrirá los perjuicios que alega ya que recibiría las utilidades que tenía previstas.
Profesionalización del servicio diplomático: entre la diversificación regional y las polémicas
Luis Gilberto Murillo en declaraciones a la prensa / exembajador para la FAO Armando Benedetti. Foto:Cancillería / Archivo particular
Murillo abandona la Cancillería con una cifra de nombramientos de embajadores de carrera cercana al 30 por ciento, todavía lejos del 50 por ciento que prometió con campaña el presidente Gustavo Petro. Y si bien hubo una clara apuesta por diversificar la representación en el servicio exterior -hasta nueve funcionarios pertenecientes a grupos étnicos han sido nombrados en cargos de alto nivel en el mundo- episodios de personajes polémicos nombrados o designados en el exterior terminó eclipsando esa buena labor.
Quizás el más representativo fue Armando Benedetti. Aunque la decisión de reencaucharlo en la FAO se tomó en la Casa de Nariño y el decreto lo firmó el exministro Álvaro Leyva, el canciller se vio obligado a poner el pecho cuando saltó la denuncia por un supuesto caso de violencia de género que luego la esposa del ahora asesor presidencial desmintió. Pese a eso, la imagen de la política exterior feminista que promulga el Gobierno quedó golpeada.
Las polémicas no acabaron allí y otra que generó mucho ruido fue la designación de Daniel Mendoza Leal como embajador en Tailandia. Murillo aseguró que el nombramiento era "inviable", pero figuras como la excanciller María Ángela Holguín cuestionaron su rol pues el beneplácito fue solicitado semanas antes de que el escándalo estallara entre la opinión pública.
Daniel Mendoza Leal. Foto:Redes sociales
"No hay una sola solicitud de beneplácito que no pase por las manos del canciller o se haga por instrucciones suyas. La defensa a Murillo ante este episodio es que logró convencer al presidente Petro de no nombrar al señor Mendoza, al parecer después de varias discusiones. Si esto fue así, solo lo hizo cuando saltó el escándalo, porque fue con su autorización que se solicitó el beneplácito. Si esa solicitud se presentó sin su consentimiento, está complicada su autoridad en el Ministerio", expresó.
Nombres como el Sebastián Guanumen (embajador ante Chile) y la exministra Catalina Velasco (próxima embajadora en Dinamarca) también generaron controversia.
"Aunque una promesa de este gobierno fue la profesionalización del servicio exterior, pulularon los nombramientos alejados de este compromiso, y aunque Murillo nuevamente se distanció de algunos de ellos, o bien se terminaron materializando o causaron escándalos que empañaron la imagen de la Cancillería", opinó Angélica Rodríguez.
Israel, choque con Argentina, acercamientos con Asia y cambio de poder en EE.UU.
Luis Gilberto Murillo y Wang Yi, ministros de Relaciones Exteriores de Colombia y China. Foto:Cancillería
La renuncia de Murillo ocurre en medio del cambio de poder en la presidencia de los Estados Unidos. Las relaciones con el gobierno de Joe Biden fueron estables a pesar de que este pidió recortar los aportes a Colombia. En septiembre, la saliente administración de la Casa Blanca mantuvo la certificación al país en la lucha contra las drogas.
Ahora bien, con Trump en el poder la diplomacia colombiana afrontará un desafío mayúsculo para el cual ya no estará presente un hombre como Murillo que conoce bien cómo se mueve el poder en Washington.
A este contexto se le añade que se va tras dar un paso significativo para fortalecer las relaciones con China a partir de la negociación para adherirse a la Franja y la Ruta (BRI, por su sigla en inglés).
"Dejamos un país encaminado a consolidarse como un poder intermedio, fortaleciendo alianzas estratégicas y ampliando nuestra visión multilateral. Colombia es hoy un actor clave tanto en el Sur, como en el Norte Global, con una diplomacia que promueve el diálogo y la cooperación internacional.", aseguró el jefe de la diplomacia en su despedida.
También será recordada la tensión diplomática con Argentina que tuvo que afrontar recién llegado de Estados Unidos, cuando estuvo encargado de la Cancillería. Aquel episodio, generado por enfrentamientos verbales en redes entre Javier Milei y Gustavo Petro, fue resuelto por los cancilleres de ambos países.
De igual manera, estando encargado Murillo se vio ante la obligación de gestionar el rompimiento de relaciones con Israel. En ese sentido defendió en todo momento la postura del primer mandatario, mantuvo la actividad consular en Tel Aviv y envió dos vuelos humanitarios a Beirut, Líbano, con los que se repatrió a más de 200 colombianos.
JUAN PABLO PENAGOS RAMÍREZ
Redacción Política