La vista, uno de los sentidos más esenciales, proporciona alrededor del 80 por ciento de la información que el ser humano procesa diariamente, permitiendo que los niños desarrollen habilidades cognitivas, motoras y sociales desde temprana edad.
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Sin embargo, en el contexto moderno, los problemas visuales en la infancia han ido en aumento, especialmente la miopía, una condición que con frecuencia no se detecta hasta que está en una fase avanzada.
La miopía infantil en aumento: cifras y riesgos a futuro
En los últimos años, afecciones visuales como el astigmatismo, la hipermetropía y particularmente la miopía han incrementado drásticamente. Un estudio reciente publicado en el British Journal of Ophthalmology reveló que la miopía ha pasado de afectar al 24.32 % de la población infantil en 1990 a un 35.81 % en 2023, con lo que se estima que uno de cada tres niños en el mundo enfrenta esta condición.
La investigación, basada en el análisis de 276 estudios con 5.4 millones de niños de 50 países, proyecta que para el año 2050 el número de menores con miopía podría superar los 740 millones, representando un incremento del 39.80 %, y posicionándose como un problema de salud pública global.
La miopía se presenta como una dificultad para ver claramente los objetos lejanos. Según el doctor Gerardo Arana, especialista de Oftálmica Clínica de la Visión, “la miopía se debe, en esencia, a que el ojo es más grande de lo normal. Mientras que un ojo promedio mide alrededor de 23 mm, el ojo miope puede medir entre 24 y 32 mm en su eje anteroposterior”. Esto causa que la luz se enfoque frente a la retina en lugar de sobre ella, lo que resulta en visión borrosa para objetos distantes, mientras los cercanos se ven nítidos.
Edad de inicio y factores que influyen en la aparición de la miopía
La miopía puede desarrollarse en cualquier etapa de la infancia, aunque es más común entre los 3 y 12 años, periodo en el que los niños enfrentan actividades que requieren visión cercana, según Valentina Gracia, oftalmóloga de la Clínica OftalmoMedic. El desarrollo de la miopía en esta edad coincide con un momento crucial de plasticidad visual, lo que hace que los niños sean más susceptibles a factores ambientales.
Entre los hallazgos del estudio se identificó que la prevalencia de la miopía es del 47 % en adolescentes de entre 12 y 19 años, en comparación con el 21.21 % en menores de 6 a 12 años.
Existen factores de riesgo clave que incrementan la probabilidad de desarrollar miopía. Uno de ellos es la genética: “Diversos estudios han demostrado que, si ambos padres son miopes, la probabilidad de que el hijo desarrolle la enfermedad es del 32.9 %. Si solo uno de los progenitores padece esta afección, la posibilidad disminuye al 18.2 %, y si ninguno de los padres es miope, el riesgo se reduce al 6.3 %”, detalla Gracia.
Además, el uso prolongado de dispositivos electrónicos para actividades de visión cercana, como videojuegos o lectura en dispositivos móviles, favorece el desarrollo de la miopía en niños, debido a la fatiga ocular digital.
La falta de tiempo al aire libre también incrementa el riesgo. Según la oftalmóloga Allison Babiuch, “una posible explicación de este fenómeno es que la luz natural estimula la liberación de dopamina en la retina, una sustancia que inhibe el alargamiento del globo ocular, reduciendo así el riesgo de miopía”. Durante la pandemia de COVID-19, el confinamiento obligó a los niños a pasar más tiempo en interiores, lo que incrementó la demanda visual a corta distancia y, por ende, el riesgo de desarrollar miopía a edades tempranas.
El estudio también reportó una variación de la prevalencia según género y entorno. Las niñas mostraron una tasa del 33.57 % en comparación con el 30.49 % en niños, mientras que los menores en áreas urbanas presentaron un 28.55 % de riesgo de desarrollar miopía frente a aquellos en zonas rurales, debido a estilos de vida más sedentarios y mayor uso de pantallas.
La investigación subraya que los niños en países desarrollados, debido a la presión académica y la introducción temprana a la educación formal, presentan tasas más altas de miopía, con Japón a la cabeza (86 %) y Corea del Sur (74 %).
Síntomas de la miopía en niños y su diagnóstico
Los síntomas más comunes de la miopía en menores incluyen:
- Dificultad para ver objetos lejanos. Es habitual que los niños no puedan ver con claridad la pizarra o señales a distancia.
- Entrecerrar los ojos. Suelen fruncir el ceño para mejorar la visión de lejos.
- Acercarse mucho a objetos. Mantienen dispositivos y libros cerca del rostro para ver mejor.
- Fatiga visual. Algunos experimentan dolor de cabeza o fatiga ocular tras actividades prolongadas de enfoque cercano.
- Frotarse los ojos. Esto puede ser un signo de esfuerzo visual o fatiga ocular.
- Reducción del rendimiento escolar. Dificultad para seguir clases que requieren visión de lejos.
“Los niños deben someterse a exámenes de la vista regulares para detectar problemas tempranos y ajustar las prescripciones de lentes si es necesario", sostuvo Gerardo Arana.
Tratamientos y estrategias preventivas para controlar la miopía
La elección del tratamiento depende de la edad y la progresión de la miopía. Las opciones incluyen:
- Lentes correctivos. Mejoran la visión a distancia y son el tratamiento más común.
- Lentes de contacto. Adecuados para adolescentes responsables, estos ofrecen visión periférica completa y evitan empañarse o romperse.
- Atropina de baja concentración. Un tratamiento con gotas oftálmicas de entre 0.01 % y 0.05 % de atropina es efectivo para frenar el avance de la miopía sin efectos adversos significativos.
- Ortoqueratología (Ortho-K). Son lentes de contacto usados durante la noche para cambiar temporalmente la forma de la córnea, permitiendo visión sin gafas durante el día.
Para reducir el riesgo de miopía en los niños, los expertos sugieren:
- Tiempo al aire libre. Fomentar al menos dos horas diarias en exteriores, ya que la luz natural y el cambio de enfoque benefician la salud visual.
- Limitar el tiempo frente a pantallas. Implementar la regla 20-20-20: después de 20 minutos de uso de pantalla, observar algo a 20 pies de distancia (6 metros) por 20 segundos.
- Chequeos visuales regulare. Revisiones anuales permiten la detección temprana de problemas visuales.
- Hábitos de lectura saludables. Asegurar una distancia de 30-40 cm al leer o usar dispositivos y contar con buena iluminación en el entorno.
- Corrección temprana- Usar lentes correctivos cuando se detecten problemas visuales ayuda a evitar un avance rápido de la miopía.
MILENKA DUARTE
El Comercio (Perú) / GDA
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de El Comercio, y contó con la revisión de un periodista y un editor.