Una mujer gobernó en Perú hace 1.300 años: se descubrió una pintura que cambiaría la visión sobre los roles de género en el antiguo mundo

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En una sala llena de columnas, en el sitio arqueológico de Pañamarca (Perú), expertos encontraron un trono de piedra desgastada y murales elaborados que muestran a una poderosa mujer con corona que recibe visitantes. 

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Lo que sugiere que una matriarca gobernó, hace más de 1.300 años, a un pueblo de la antigua civilización Moche, en la costa noroeste del país. Además, el hallazgo indica que muy probablemente la mujer vivió en este lugar, según comentó Jessica Ortiz Zevallos, directora de investigación del proyecto arqueológico.

"Nunca antes se había visto un salón del trono para una reina en Pañamarca, ni en ningún otro lugar del antiguo Perú", de acuerdo con un comunicado en el que se anunció el descubrimiento.

Pañamarca es el centro más sureño de la sociedad Moche, que se asentó en los valles costeros del norte de Perú entre los años 350 y 850 d. C. Por ello, se creó el proyecto de investigación Paisajes Arqueológicos de Pañamarca, en el que participan los especialistas que encontraron la arquitectura pintada sin precedentes en el sitio. 

El trono que fue hallado estuvo rodeado de muros y pilares que representan cuatro escenas diferentes de una mujer poderosa, en algunos casos recibiendo visitantes en procesión y, en otro, en su gran asiento. Además, está asociada con la luna creciente, con el mar, sus criaturas, las artes del hilado y el tejido. 

El conservador César Alfredo Velásquez y el arqueólogo-artista Pedro Neciosup trabajan en el trono pintado dentro de la Sala del Imaginario Moche. Fotografía de Lisa Trever.

El conservador César Alfredo Velásquez y el arqueólogo-artista Pedro Neciosup trabajan en el trono pintado dentro de la Sala del Imaginario Moche. Fotografía de Lisa Trever.

Foto:Fotografía de Lisa Trever.

Sin embargo, esta no ha sido la única pintura de mujeres encontradas en el sitio. En julio, hubo un hallazgo que incluye una escena poco frecuente de todo un taller de mujeres hilando y tejiendo, así como una procesión de hombres portando tejidos y la corona que pertenece a la líder femenina, completa con sus trenzas. 

“Pañamarca sigue sorprendiéndonos", señala Lisa Trever, catedrática de Historia del Arte de la Universidad de Columbia, "no sólo por la inagotable creatividad de sus pintores, sino también porque sus obras están cambiando nuestras expectativas sobre los roles de género en el antiguo mundo Moche”.

En temporadas anteriores de la investigación del proyecto, se documentaron numerosas superficies pintadas en esta sala, incluidas pinturas de hombres y mujeres elegantemente vestidos, guerreros con rasgos de arañas, ciervos, caninos y serpientes, y múltiples batallas entre el héroe mítico Moche y sus enemigos del mar.

Los estudiosos debatirán si la mujer pintada en las paredes de la sala del trono es humana o mítica (una sacerdotisa, diosa o reina). Pero las pruebas físicas, incluida la erosión de su respaldo y la recuperación de cuentas de piedra verde, hilos finos e incluso cabello humano, dejan claro que fue ocupado por una persona viva real, y todas las pruebas apuntan a una mujer líder de Pañamarca en el siglo VII.

¿Por qué Pañamarca es tan importante?

Desde 2018 empezaron las investigaciones para comprender las actividades que ocurrieron en la zona que ahora despierta interés. Por lo que se unieron arqueólogos, historiadores del arte y conservadores peruanos y estadounidenses, con el apoyo de la National Geographic Society, la Universidad de Columbia y el Centro de Conservación Avenir del Museo de Naturaleza y Ciencia de Denver.

Pañamarca es el centro monumental más meridional de la cultura Moche, conocida por sus ricas tumbas de élite, su impresionante arquitectura, obras de arte y sus elaborados artefactos e imaginería religiosa y fue construida en lo alto de una colina de granito en la parte baja del valle de Nepeña. 

También es identificada por sus coloridas pinturas murales, publicadas por primera vez en la década de 1950. Situadas dentro de la plaza y las plataformas, estas obras representan a sacerdotes y guerreros en procesión, batallas entre seres sobrenaturales, un inusual hombre de dos caras y escenas de actividades ceremoniales relacionadas con prisioneros humanos. Pero nunca antes se había visto una sala con un trono para una reina en Pañamarca, ni en ningún otro lugar del antiguo Perú.

María Jimena Delgado Díaz

Periodista de Cultura

@mariajimena_delgadod

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