La decisión que tome este lunes el Comité de Disciplina del Campeonato es todo un desafío político más que jurídico, pues una decisión salomónica es lo peor que le puede pasar al fútbol colombiano. Sé que ha habido comunicaciones de Nacional y Junior para que se sancione y no se castigue, para que al niño lo corten a la mitad en un fallo que intente quedar bien con ambas partes bajo una falsa idea de ecuanimidad.
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No soy abogado ni mucho menos jurista, pero sé que la decisión de este lunes marcará el futuro de la lucha de los equipos contra las barras criminales y su barbarie, intimidación y sangre. No soy abogado ni mucho menos jurista, pero confío en la sabiduría jurídica del Comité de Disciplina del Campeonato por la brutal batalla a puñal y machete entre las barras homicidas de Nacional y Junior en el estadio de Medellín, el jueves pasado.
Las implicaciones de la decisión del Comité Disciplinario
No soy abogado ni mucho menos jurista, pero sé que la decisión es todo un desafío de mil aristas y mil consecuencias, pues Nacional ganaba 2-0 cuando, sobre el minuto 58, el partido fue terminado por las agresiones iniciadas, aparentemente, por los salvajes del Junior.
No soy abogado ni mucho menos jurista, pero, repito, la decisión es un desafío político más que jurídico: según el código único disciplinario –el código penal del fútbol–, Nacional como organizador es el responsable directo de la seguridad. En videos, fotos y declaraciones de asistentes es evidente que lo que pasó, pasó. Además, el reporte oficial de las autoridades de al menos 25 heridos y más de medio centenar de armas blancas decomisadas es un peso de realidad absoluto...
No soy abogado ni mucho menos jurista, pero creo que por jurisprudencia del fútbol, Nacional debe perder el partido 3-0 (así está tipificado), por más que, en apariencia, en videos y fotos, los barras criminales del Junior hayan sido los que iniciaron el disturbio. Por más que el Junior, como equipo, fuera perdiendo el partido. Por más que Junior parezca un buitre y pida los puntos.
No soy abogado ni mucho menos jurista, pero supongo que Nacional alega que tomó todas las medidas de seguridad correspondientes y que hizo las separaciones de hinchadas en las tribunas, las requisas a los asistentes, etc.
No soy abogado ni mucho menos jurista, pero sé que no se entenderá fácilmente que si unos barristas criminales de Junior iniciaron los disturbios, Nacional pierda un partido que ganaba.
No soy abogado ni mucho menos jurista, pero sé que la responsabilidad total de la seguridad recae en el organizador, en el local, esta vez en Nacional.
No soy abogado ni mucho menos jurista, pero sé que, además, Nacional y Junior deben ser multados y sancionados con inasistencia de público parcial o total en sus estadios.
No soy abogado ni mucho menos jurista, pero sé que una decisión política y salomónica para quedar bien con ambos aparentando ecuanimidad es lo peor que esta vez le puede pasar al fútbol. Dura es la ley, pero es la ley.
Meluk le cuenta...
GABRIEL MELUK
Editor de Deportes
@MelukLeCuenta