En la madrugada del 19 de septiembre, las puertas del Hospital Materno Infantil de Soledad se abrieron para recibir una emergencia que puso a prueba al equipo médico.
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Kelly Sará, una joven madre que apenas había asistido a tres controles prenatales, llegó a urgencias con dolores intensos de parto. Su situación era crítica: su bebé venía con un pie afuera y en presentación de nalgas, una complicación que podría haber tenido desenlaces fatales para ambas.
El doctor Edilberto Sandoval, gineco-obstetra de turno, sabía que estaba frente a un caso límite. Los partos en presentación pélvica, donde el bebé no desciende de cabeza sino de nalgas o pies, son de alto riesgo.
Los minutos contaban, y la vida de dos personas dependía de cada decisión que él y su equipo tomaran.
“Estos partos tienen un riesgo elevado de hemorragias y complicaciones fatales, tanto para la madre como para el bebé”, explicó Sandoval. Pero no había tiempo para vacilaciones. Mientras el equipo se preparaba en la sala de parto, Sandoval asumió el control, consciente de que cualquier error podría costar vidas.
El bebé, atrapado en una posición inusual, complicaba la intervención. La cabeza quedó retenida, un escenario que añade peligro en estos partos. Sin embargo, el conocimiento y destreza del doctor lograron lo que parecía imposible. Tras maniobras expertas, la bebé finalmente nació. El llanto de la pequeña rompió el tenso silencio que dominaba la sala. La madre, agotada pero estable, había sobrevivido también.
Para Kelly Sará, este día pudo haber sido el final de una tragedia. Su falta de controles prenatales, un factor determinante en complicaciones, había puesto en riesgo su vida y la de su hija. Afortunadamente, en esta ocasión, la pericia médica cambió el destino.
Nelson García Pérez, gerente del hospital, hizo un llamado urgente a todas las mujeres en gestación del municipio: “Es vital asistir a los controles prenatales regularmente. Estamos aquí para garantizar partos seguros, pero la prevención es la clave”.
Hoy, madre e hija se recuperan, ambas como un testimonio de que, en la medicina, no solo es la ciencia, sino también la rapidez y habilidad, las que salvan vidas.