Qué una persona o microempresario tenga que pagar intereses del 382,2; el 666,5 y hasta del 2.000 por ciento por un crédito en Colombia es algo que no cabe en la lógica financiera ni económica de nadie. Sin embargo, es la realidad que deben afrontar cada día cientos de miles de colombianos, quienes por años y distintas circunstancias no han tenido acceso al crédito formal y deben, para poder subsistir, acudir a los préstamos informales, como el 'gota a gota' o 'paga diario', o las casas de empeño.
No tener una historia crediticia o estar reportado como deudor moroso en las centrales de riesgo (TransUnión, Datacrédito); ser parte de la población que trabaja en la informalidad, tener ingresos bajos o irregulares; tener una alta carga financiera (varias deudas a la vez) y hasta el límite al que se puede prestar dinero en el país (tasa de usura) se cuentan entre las razones que por años han frenado el acceso al crédito bancario a millones de personas y, por ende, impedido una mayor expansión del mismo en la economía.
La profundización financiera en Colombia, que mide el nivel de colocación de crédito en la economía como proporción del producto interno bruto (PIB) se situó en 41,5 por ciento al cierre de enero pasado, según datos de la Superintendencia Financiera, cuando países como Chile y Brasil tienen tasas por encima del 110 y el 85 por ciento, respectivamente, según estadísticas del Banco Mundial.
Un reciente análisis elaborado por Colombia Fintech y el centro de estudios económicos Anif, indica que si bien la llamada tasa de usura tiene como objetivo proteger a los consumidores de los prestamistas abusivos que cobran intereses exagerados, también puede limitar la oferta de crédito, sobre todo para aquellos con mayores niveles de riesgo, manteniéndolos por fuera del circuito financiero.
"El control excesivo sobre las tasas de interés no solo restringe la inclusión financiera, sino que puede desplazar a los usuarios hacia mercados informales, como el 'gota a gota', donde enfrentan tasas más altas y menor protección", precisa el análisis.
Crédito formal
No hay duda en que el desarrollo tecnológico y la llegada de nuevos actores al mercado ha permitido que hoy más personas en el país tengan acceso a un crédito formal. En Anif señalan que ese porcentaje de la población adulta es del 35 por ciento, pero desde el programa estatal Banca de las Oportunidades, precisan que el acceso al crédito, a través de esas fuentes formales, esto es, sistema financiero más sector real, comercio, empresas de telecomunicaciones y las llamadas fintechs, permiten asegurar que ese porcentaje es del 51 por ciento.
Jonathan Malagón, presidente de la Asobancaria. Foto:Asobancaria
Jonathan Malagón, presidente de la Asociación Bancaria y de Entidades Financieras de Colombia (Asobancaria) comenta que a los 14 deudores de los bancos hay que sumarles los otros 6 millones de ciudadanos que están siendo financiados por otros actores formales del mercado.
Sin embargo, es consciente de que aún queda por delante el reto de llegar a más colombianos con crédito formal y ese 51 por ciento no solo es un punto de partida sino una realidad que le permitirá al sector que representa diseñar una estrategia más clara para lograr ese objetivo.
"Ese proceso de inclusión crediticia en el que nos debemos concentrar hacia adelante sin duda debe ser acelerado, es lo ideal, pero sobre todo, paso a paso y de maneras responsable con el ahorrador, no podemos caer en una euforia del crédito por el crédito, quemar a los clientes y comprometer la estabilidad del sector financiero dando crédito porque sí, este debe ser un compromiso de todos", señaló el vocero gremial durante su intervención en el 15.° Congreso de Acceso a Servicios Financieros y Medios de Pago, realizado por la Asobancaria en Cartagena.
Mercado de la usura
El estudio elaborado por Colombia Fintech y Anif, que incluyó una encuesta a 1.221 personas y 1.009 Mipymes a nivel nacional, evidenció que el 37,3 por ciento de las primeras y el 55 por ciento de las segundas con alta carga financiera son las que más acuden al crédito informal. Además, que esa tendencia a acudir a prestamistas irregulares se eleva a medida que los ingresos de estas son más bajos.
"Para los hogares con mayores ingresos, aquellos que ganan más de 3 salarios mínimos mensuales, la deuda con prestamistas informales no llega al 10 por ciento del stock de la deuda, pero para la mayoría de los colombianos, que son los que ganan menos de 2 salarios mínimos, las fuentes de financiamiento informal son cada vez más importantes, alcanzan a representar el 25 por ciento del stock de la deuda en ingresos entre 1 y 2 salarios mínimos y alcanza un 38 por ciento para los hogares que ganan menos de un salario", advierte Anif
Y en cuanto al costo de ese financiamiento ilegal, el estudio de Anif y Colombia Fintech señala que, para el caso de los hogares, el gota a gota tiene tasas de endeudamiento anual del 382,2 por ciento, que es 18 veces superior a la de un banco. Para las empresas, el costo de ese financiamiento supera en más de 30 veces la tasa ofrecida por los bancos y casi duplica a la de los hogares, en la medida que dicho interés alcanza un 666,5 por ciento y se explica principalmente por la mayor frecuencia en la que incurren las empresas. "El sector empresarial se vale más del pago diario, lo que aumenta las tasas de interés de sus deudas", explica el informe.
En el centro de pensamiento y de estudios económicos Fedesarrollo también se abordó esta problemática, a través del estudio 'Política de la tasa de usura en el mercado financiero en Colombia: implicaciones, efectos y recomendaciones', dado a conocer el pasado 17 de marzo, y en el que coincide con los análisis citados en que, si bien la tasa de usura es un mecanismo que permite gestión del riesgo en la asignación de créditos, "en cierta forma ha frenado el avance en la ampliación de la cartera".
Y agrega que: "las tasas (de interés) en el mercado formal pueden ser hasta nueve veces más altas que las del mercado regulado”.
Las salidas
Ante las distorsiones y barreras que crea la tasa de usura en el mercado del crédito en Colombia, distintos gobiernos han tratado de hacer ajustes en su cálculo mensual, de hecho en reciente oportunidad la actual administración dijo que "analiza cambios en la medición del Interés Bancario Corriente (IBC), del que se calcula la usura".
Gobierno y sector privado analizan mecanismos para evitar que la usura siga frenando el crédito. Foto:iStock
Este llamado, en el que por años ha insistido el sector privado, al parecer comienza a tener eco en el regulador, pues la Unidad de Regulación Financiera (URF) y la Superintendencia Financiera, con el apoyo de Asobancaria, comienzan a analizar los ajustes necesarios y que permitan mejorar la asignación y la dinámica del crédito.
"Revisar la tasa de usura debe ser un objetivo nacional", señala Jonathan Malagón, presidente de la Asobancaria, para quien suena lógico que se separen los tipos de crédito y no mezclar los de consumo con los ordinarios y el comercial, como sucede hoy, incluso segmentarlos por grandes y pequeñas empresa.
Algo similar proponen desde Fedesarrollo. A partir del estudio realizado, sugiere separar los diferentes tipos de crédito en categorías específicas, como se realizó con microcréditos, “lo que representa un avance significativo y debería extenderse a las carteras de consumo y comercial”, además que sería relevante explorar otros criterios de segmentación, como el monto, tal como se hizo en Chile.
Para los créditos productivos recomienda excluir el redescuento del cálculo del IBC, debido a su efecto distorsionador en ciertas categorías y en los de bajo monto, podría abordarse la implementación de tasas regulatorias diferenciadas según el monto.
En consumo y ordinario, el estudio de Fedesarrollo sugiere “ eliminar la cartera comercial de este cálculo y propone crear una categoría aparte para los consumos en tarjeta de crédito, y separar el IBC de los créditos de consumo por monto.
Por su parte, desde Anif señalan la necesidad de "discutir, entre otros factores de la exclusión, la poca flexibilidad de las tasas de interés. La verdadera tasa máxima a la que se enfrentan los colombianos está muy por encima de la tasa de usura actual. Techos normativos restrictivos limitan el otorgamiento de crédito formal y empujan a las personas al gota a gota. En últimas, ese mercado satisface una demanda ya existente que requiere mecanismos de financiación", puntualiza.