‘Soy la Reina del Carnaval de la 44 porque nací para serlo’: Lex se abre sobre su preparación, proceso de selección, críticas y la transformación de su sueño

En la comodidad de su hogar, rodeada de su familia, la Reina del Carnaval de la 44 para 2025, Alexsandra Estarita Villa, se sentía como en su propio escenario mientras conversaba, sobre su trayectoria, con El Tiempo. 

A sus 28 años, con un semblante relajado y un vestido lleno de colores vibrantes, estaba lista para compartir la historia que la llevó a convertirse en una de las figuras más emblemáticas del carnaval barranquillero.

Desde muy pequeña, Alexsandra fue testigo de la magia del carnaval, influenciada por el amor de sus padres por la danza del garabato, a través de su participación en el grupo de la Universidad Libre. “Mis papás llevan 32 años bailando en el garabato, y eso me dio un sentimiento profundo de amor por la cultura y por las tradiciones de Barranquilla”, comentó.

En su infancia, su mamá, siempre con la cámara lista, la vestía con polleras y coronas, lo que, en retrospectiva, parecía ser una premonición de su destino carnavalero.

El amor por la danza siempre estuvo presente en su vida. Desde los 3 años, Alexsandra fue parte de la academia de baile de Gloria Peña y luego continuó su formación en el Ballet de Mónica Herrera. Participaba en las comparsas siempre que podía. “Era algo que siempre estaba presente en mi vida, era inevitable”, dice de manera determinada mientras se acomodaba en su lugar.

Su conexión con el carnaval se intensificó cuando comenzó a vivir en la 44, justo donde pasa la Guacherna. Para ella, la Guacherna no era solo un desfile, sino un acontecimiento que marcaba la vida del barrio entero. “Era un evento súper especial para todo el barrio y la ciudad. Ver todo ese ambiente, cómo la gente se prepara, las danzas, los conciertos, es algo que me ha marcado desde pequeña”.

¿Cuándo decidiste que querías empezar a trabajar para ser reina?

La verdad es que tenía varias amigas que también querían ser reinas, y veía cómo estaban intentando el proceso. El proceso de ser reina del Carnaval es incierto, no hay un parámetro claro de lo que tienes que hacer. Todo te puede servir o no te puede servir. Lo que hice fue lanzarme a la vida y decir: “Voy a intentarlo”. Sabía que para algunas niñas era imposible, pero yo dije: “De todos modos, lo voy a intentar”. 

Comencé a participar en todos los lugares donde pudiera hacerme notar, donde pudieran conocer un poco más de mí, de mi historia, de lo que amaba del Carnaval. Lo que vivía en mi casa no era algo que todo el mundo conociera, y yo quería expresar ese amor por el Carnaval a más personas. Fui a comparsas, encuentros, a todo lo que pudiera. 

Lo mío es el Carnaval, quería mostrar todo lo que amaba, lo que era mi pasión, para que la gente entendiera por qué quería ser reina del Carnaval. Sabía que muchas niñas querían, que muchas tenían talento, pero algunas tenían más oportunidades de visibilidad que yo, por lo que me tocaba escalar paso a paso.

¿Desde qué año estás trabajando para lograrlo?

Oficialmente, empecé a prepararme para ser reina en 2017. Tomé clases, hablé con diferentes reinas, organicé lo que podía hacer. Yo no tenía ningún contacto directo, pero empecé a hacer videos de baile. 

Luego, en pandemia, me volví un referente cultural del Carnaval, quería explicar muchas cosas sobre el Carnaval, su danza, su historia. Quería mostrar cómo se bailaban ciertas coreografías, hacer homenajes en días importantes como el Día de la Danza y cuando fuimos declarados Patrimonio. Mi perfil se fue viendo como algo cultural, y poco a poco me fui metiendo más en ese mundo, llamando la atención.

¿Por qué crees que hasta ahora se te dio la oportunidad?

Yo pienso que los sueños se transforman. En la vida no tenemos nada escrito, no sabemos lo que va a pasar mañana. Hay que trabajar por los sueños y entender los tiempos de Dios. 

Yo soy muy creyente, soy católica, y en algunos momentos sí sufría porque pensaba: “Este es un sueño que he tenido toda mi vida, he trabajado tanto para esto, ¿por qué no se me da?”. Pero entendí que ser reina no solo es una responsabilidad, sino que se debe tener el don de ser reina, un don que no puedes forzar, debe ser algo que se construye. 

Yo todos los años estaba metida en ese papel, pero no se daban las cosas, entonces llegué a un punto en que dije: “Voy a cerrar la puerta”. Lex  se acomodo en su lugar con los ojos llorosos y continuo. 

Pero como pasan muchas cosas en la vida, Dios me cambió los planes. Cuando llegó la oportunidad de ser reina del Carnaval de la 44, sabía que iba a generar un impacto social en muchas niñas que sueñan. No necesariamente sueñan con ser reina del Carnaval, sino con ser diseñadoras, abogadas, con tomar decisiones propias. 

A veces, sienten que no son capaces porque las cosas no se dan a la primera. 

He trabajado más de cinco años por esto, mostrando mi amor por el Carnaval, aunque me decían que era sobreactuada, que no amaba el Carnaval, que todo era fingido, dejé todo en manos de Dios, entendí que lo que sea que Él tenga para mí, es lo mejor. 

El año pasado cerré la puerta al Carnaval, pero sentí que el Carnaval volvía hacia mí. A los 70 años no podía mirar atrás y decir: “No hiciste nada en el Carnaval”. Sentí que tenía que intentarlo de alguna manera, y ahora soy la reina de la 44, viviendo mi sueño.

¿Sabes por qué en estos años no se te dio la oportunidad de ser reina?

La verdad, no sé la razón exacta. Hubo otras niñas que también se presentaban y tenían mucho talento. Algunas han dejado un legado muy bonito, muchas son amigas mías. Hay algunas que nunca pensaron en ser reinas y se les presentó la oportunidad, y otras que lucharon toda su vida por ser reinas y no lo lograron.

¿Cómo te has sentido al ser la reina del Carnaval de la 44?

Me he sentido súper especial. Es como la cosecha de un trabajo fuerte que hice durante años. Los comentarios que recibo son muy lindos, sacan una sonrisa y me motivan a seguir trabajando para sacar el Carnaval adelante. Siempre quise conectar con el barranquillero y mostrarle que yo soy como tú. Vivo el carnaval como tú

¿Cómo ves reflejado tu trabajo de estos años en tu papel de reina?

Todo lo que he trabajado durante estos cinco años se refleja ahora en la forma en que llevo este liderazgo. Aún no hemos llegado al carnaval, pero siento que se está notando la preparación que he tenido.

¿Cómo lidias con las críticas de la opinión pública?

La opinión pública siempre va a existir, y no solo como reina, sino en cualquier faceta de la vida, ya sea como abogado, médico o en cualquier otro rol. Lo importante es saber qué tomar de esas opiniones y qué dejar de lado. No podemos tomar todo al pie de la letra, sino aprender de lo positivo y dejar lo negativo. 

Tengo un gran equipo que me apoya y me orienta sobre cómo vivir el carnaval, siempre escuchando diferentes opiniones. Lo que he aprendido es a escuchar mi corazón y mi instinto. Este carnaval es el que soñé toda mi vida, y quiero vivirlo con pasión. 

¿Qué tienes planeado para el futuro?

Ahora mismo, mi plan es vivir al 100% esta experiencia. Cada segundo de esta vivencia es valioso, y siento que todo lo que ocurre tiene un impacto positivo, desde un abrazo hasta la forma en que podemos cambiar la mentalidad de un niño al mostrarle el carnaval. 

Mi enfoque ahora es disfrutarlo, vivirlo como siempre soñé, en pollera, participando en todos los grupos, visitando los barrios. Estoy viviendo lo que siempre quise hacer, y aunque ya tengo planes futuros, quiero aprovechar estos seis meses al máximo. Después del carnaval, pensaré en lo que sigue, pero ahora quiero disfrutar este momento al máximo.

¿Qué retos crees que enfrentarás en los preparativos del Carnaval?

Cada día es un reto, especialmente organizar todo lo relacionado con el carnaval. Mi gran reto es poder visitar todas las danzas del Carnaval de la 44 y darles visibilidad. Me gustaría lograr generar un impacto positivo en cada una de ellas. Si me da el tiempo, espero colaborar en lo que pueda con las danzas, y, en un futuro, me gustaría tener una fundación para ayudar a los hacedores del carnaval. Pero, por ahora, mi principal deseo es llegar a todas las danzas y generar un impacto positivo en ellas.

¿Cuál será el legado que dejarás?

Creo que el legado que dejaré es que los sueños se transforman. Todos debemos tener una "maleta de sueños" preparada, porque esa maleta no solo contiene sueños, sino también enseñanzas, tristezas y momentos de desespero. Todo eso es necesario para transformar un sueño. La maleta de los sueños ya ha generado un impacto, y espero que, en el futuro, pueda contarles a mis hijos cómo esa maleta me ayudó a transformar mis sueños. Ojalá ellos también puedan aprender a transformar sus propios sueños.

Nicolle Altamar Pérez

Corresponsal de EL TIEMPO - Barranquilla

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