¿Y si el dolor tuviera forma? ¿Si los traumas heredados pudieran caminar, gritar o susurrar entre los árboles del sur profundo de Estados Unidos?
South of Midnight, el nuevo título de Compulsion Games, no se limita a contar una historia de fantasía: se adentra en las heridas invisibles que atraviesan generaciones, usando la magia como hilo para intentar coserlas.
Hazel, la protagonista, regresa a Prospero —su pueblo natal arrasado por un huracán— en busca de su madre. Lo que comienza como una búsqueda personal se transforma en una travesía entre lo mítico y lo espiritual, cuando descubre que es una “Tejedora”, capaz de reparar vínculos rotos en la Gran Tapicería que sostiene la realidad.
A través de esta habilidad, se enfrenta a criaturas salidas del folclor del sur estadounidense, como Huggin’ Molly y el legendario Two-Toed Tom, con quienes no solo lucha, sino que también dialoga desde el trauma y la historia compartida.
Visualmente, South of Midnight es hipnótico. Su estilo artístico, que emula la animación en stop-motion, le da al juego una personalidad inconfundible, casi artesanal. Cada movimiento parece cuidadosamente planeado para evocar la fragilidad de los recuerdos y el peso de lo que no se dice.
La banda sonora, compuesta por Olivier Derivière, mezcla blues, country y gospel con maestría, envolviendo cada escena con una atmósfera profunda y melancólica.
En cuanto a la jugabilidad, el título ofrece una mezcla de combate, plataformas y exploración que, aunque efectiva, puede volverse repetitiva con el paso de las horas.
El sistema de combate es sencillo y se apoya principalmente en las habilidades de tejido de Hazel, que permiten manipular el entorno y a los enemigos. Es en la narrativa donde el juego brilla con más fuerza, con diálogos cuidados y un simbolismo constante que invita a la reflexión.
South of Midnight no es un juego para todos. Su ritmo pausado, su exploración guiada y su enfoque emocional pueden alejar a quienes busquen acción constante. Pero para quienes estén dispuestos a dejarse llevar por una historia íntima y profundamente humana, esta propuesta de Compulsion Games ofrece algo diferente: una fábula sureña sobre el duelo, la identidad y la posibilidad de sanar.