Un equipo internacional de botánicos ha conseguido un logro sin precedentes: hacer germinar una planta bíblica a partir de una semilla de aproximadamente un milenio de antigüedad.
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La semilla, que fue hallada a finales de los años 80 en una cueva del desierto del norte de Judea, permaneció conservada hasta 2010, cuando los científicos decidieron plantarla. Catorce años después, se ha confirmado que la planta pertenece al género Commiphora, con importantes conexiones históricas al Bálsamo de Judea, mencionado en antiguos textos.
Un proceso de germinación único en su tipo
El hallazgo de la semilla tuvo lugar durante unas excavaciones en Wadi el-Makkuk. La investigación la publicó Communications Biology, allí se expuso que la datación por radiocarbono ubicó a la planta entre los años 993 y 1202 d.C.
Aunque no se trata de la semilla más antigua recuperada, su valor fue identificado por los arqueólogos, quienes la preservaron en el Departamento de Arqueología de la Universidad Hebrea. Posteriormente, fue entregada a la Dra. Sarah Sallon, quien dirige el Centro de Investigación de Medicina Natural Louis L. Borick en Jerusalén.
En 2010, el equipo de la Dra. Sallon plantó la semilla en el invernadero del Centro de Agricultura Sostenible (CSA). En solo cinco semanas, la planta comenzó a crecer, alcanzando en la actualidad una altura de tres metros. Su corteza es verde amarronada por fuera y verde oscuro por dentro, y presenta hojas alternas con pubescencia fina. No obstante, como aún no ha florecido, los expertos no han podido obtener una descripción completa de su especie.
Propiedades medicinales reveladas en los estudios
Los análisis a la planta incluyeron datación por radiocarbono, así como estudios fitoquímicos y filogenéticos. Estos revelaron que la planta carece de los compuestos fragantes que caracterizan al Bálsamo de Judea, una sustancia muy valorada en la antigüedad. Sin embargo, debido a la falta de florecimiento, no es posible hacer una afirmación definitiva sobre su relación con esta resina.
A pesar de la ausencia de aromas, los investigadores encontraron otros compuestos medicinales significativos. De acuerdo con National Geographic, los estudios identificaron la presencia de "triterpenoides pentacíclicos, conocidos por sus propiedades antiinflamatorias y anticancerígenas, así como escualeno, una sustancia antioxidante beneficiosa para la piel".
Finalmente, se determinó que la planta, llamada cariñosamente "Sheba" por sus cuidadores, pertenece al género Commiphora, similar a especies africanas como C. angolensis, C. neglecta y C. tenuipetiolata.
Los expertos también sugieren que podría tratarse de una especie extinta de Commiphora, alguna vez nativa de la región, cuyo extracto resinoso, conocido como "tsori" en textos bíblicos, se consideraba importante para la curación, aunque no se mencionaba como fragante en dichas fuentes.
La Nación (Argentina) / GDA
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de La Nación, y contó con la revisión de un periodista y un editor.