Sesquipedal, sesquipedálico, hipersesquipedálico, hipersesquipedálicamente / El lenguaje en el tiempo, de Fernando Ávila

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“Sesquipedal” es una de esas palabras perdidas en el diccionario, que casi nadie usa, pero que está ahí, por si acaso. Comienza con sesqui-, prefijo que significa ‘uno y medio’, y que conocimos en Colombia en1960 cuando celebramos el Sesquicentenario de la Independencia. Si sesqui- significa ‘uno y medio’, “sesquicentenario” es ‘un centenario y medio’, o sea, ‘ciento cincuenta años’. Uno pensaría que “sesquipedal” es un pedal y medio, alguna bicicleta incompleta o alguna novedosa forma de comando mecánico de un nuevo carro chino. Nada de eso. “Sesquipedal” significa ‘palabra larga’, ‘verso largo’ o ‘discurso largo o ampuloso’ (hinchado y redundante). Y tal vez el pedal que aparece en este término no sea el pedal de la bici ni el del auto, sino otro pedal, que significa ‘borrachera’. Si partimos de que “sesquipedal” es voz irónica, podría pensarse que esta expresión alude a lo laaargaaas que salen las palabras dichas por el borrachito.

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Sinónimo de “sesquipedal”, con once letras, es “sesquipedálico”, que tiene catorce, y con más derecho expresa la idea de longitud léxica exagerada. Todo esto lo viene a descubrir buscando fobias. “Fobia” es ‘miedo’ o ‘aversión’. Son bien conocidas la claustrofobia, ‘miedo al encierro’; la homofobia, ‘aversión a la homosexualidad’, y la hidrofobia, ‘rabia’, pero no tanto la bromidrosifobia, ‘rechazo al olor corporal’; la chamainofobia, ‘odio a la fiesta de Halloween’, o la parascevedecatriafobia, ‘miedo al viernes13’. Esta última palabra tiene veintidós letras, y puede ubicarse en el podio de las palabras más largas del idioma, enseguida de electroencefalografista, considerada la más extensa, por sus veintitrés letras.

Yo recomiendo en mis cursos y en mis libros de redacción optar por palabras cortas, para hacer más fácil la lectura. Les digo a mis alumnos que prefieran “tren”, “dar” y “alcalde” a “ferrocarril”, “entregar” y “burgomaestre”. Les propongo “otorrino”, “cicla” y “gratis” para reemplazar “otorrinolaringólogo”, “bicicleta” y “gratuitamente”. Incluso les digo que es mejor escribir “ayer”, “para” y “en”, en vez de “en el día inmediatamente anterior”, “con el propósito de” y “al interior de”. Y para rematar les sugiero que escriban frases de unas dieciocho palabras y párrafos de no más de cincuenta y siete. Les pongo como ejemplos La siesta del martes, de Gabriel García Márquez, y El extranjero, de Albert Camus, que son fáciles de leer porque tienen frases de nueve palabras en promedio.

Por lo dicho en el párrafo anterior, aseguran que padezco de “sesquipeladofobia”, diecisiete letras, que soy “sesquipeladofóbico”, dieciocho, y que mis enseñanzas son “sesquipeladofóbicas”, diecinueve. Algunos acuden a la hipérbole y agregan mega- (‘un millón’), para calificar mis intenciones de “megasesquipeladofóbicas”, veintitrés, con lo que igualan la palabra campeona. Otros cambian mega- por hiper- (‘excesivamente’), y la convierten en la más extensa de todas las palabras, hipersesquipeladofóbicas, veinticuatro letras. Los campeones de este scrabble dicen que enseño hipersesquipeladofónicamente, y ahí alcanzan veintinueve letras en una sola palabra, lo que, aparte de poner en calzas prietas al diagramador de esta página, se constituye en la más larga de las largas y en el párrafo más difícil de leer del periódico. No lo hagan, por favor. Usen palabras cortas, que son las más fáciles de leer y vuélvanse conmigo enemigos de lo sesquipedal. Y ya.

Preguntas: fernandoavila1952@hotmail.com

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