Centros, centros, centros, centros… Si hubiese una estadística que mida los centros tal vez Colombia haya arañado un récord en el olvidable duelo con Perú: lanzó mil. Cuando un equipo pierde los papeles y faltan diez minutos, la desesperación muchas veces lo aconseja mal y empieza a levantar una y otra vez la pelota a ver si alguno la emboca.
Pero Colombia comenzó con el juego aéreo desde el pitazo inicial, como si no tuviera otra variante. Y terminó con el resultado más adecuado a su desempeño: 0 a 0. Un gol hubiese sido un hecho casual, un cuerpo extraño dentro de un trámite amorfo. El centro a la olla es la más prosaica de las tácticas futboleras, pero es lo que hay. A nadie se le cae una idea.
Nestor Lorenzo. Foto:Vanexa Romero/ El Tiempo
Hay dos tipos de amnesia, parcial y total. La de Colombia es total. En algún recodo del camino se golpeó la cabeza y se olvidó todo lo bueno que había aprendido desde el arranque de Néstor Lorenzo hasta la semifinal de la Copa América. Aquel 10 de julio, en la “batalla de Charlotte” ante Uruguay archivó una forma armoniosa de jugar en la que todos participaban virtuosamente.
Subían con acierto los laterales, ganaban la media cancha los volantes, la seguridad defensiva permitía la subida de los centrales, sobraba creatividad y se llegaba de muchas maneras. No sobraba el gol, nunca sobró en Colombia, pero tanto volumen de juego daba para resolver con autoridad los partidos.
Sin embargo, llegó esa fatídica final ante Argentina en la que el equipo –y el país futbolero– estaban segurísimos de ganar. Y se le apagó la luz a Colombia. No fue la de los meses anteriores, la de los triunfos ante Japón, Alemania, España, Brasil, Paraguay, Uruguay… Falló en el ultimo acto y a partir de ahí se derrumbó futbolísticamente.
Colombia-Perú Foto:Vanexa Romero/ El Tiempo
Pasó de “tenemos dos figuras por puesto” a “no hay quien la meta”, “falta que acompañen a James”, “¿Yerry Mina titular…? ¿En serio…?”, “Durán va a ser un problema eterno para la selección”… Agregar sal a gusto.
Colombia se siente infinitamente más que Perú, pero no lo demuestra. Se pensó de antemano que era coser y cantar frente a un equipo virtualmente eliminado, no caigamos en lo de “matemáticamente posible”. Perú no irá al Mundial. Es un plantel viejo, cargado de elementos de 35 años (Gallese, Advíncula, Zambrano), Guerrero con 41, Oreja Flores 31… Los jugadores “nuevos” de la Bicolor llegan a sus primeras convocatorias con 29, 30… No obstante, Colombia no generó una sola situación clara de gol. Una elaborada, digamos con tres o cuatro toques.
No hubo armado de juego, era dársela a James y que este tirara un pelotazo largo o un centro, algo que viene sucediendo en los últimos compromisos. Los goles de alto conseguidos en la Copa América provocaron el vicio de abusar del centro en casi todas las jugadas.
Selección nacional Foto:Vanexa Romero/ El Tiempo
Ni dramatismo hubo en la resistencia de Perú. Defendió tranquilo, ni se despeinó. Ni ahogo en los últimos minutos hubo. Nada. Fue el peor partido de Colombia en los últimos dos años. Sin chispa, sin ingenio, sin triangulaciones ni cambio de ritmo que abren brechas en el área contraria.
La línea de cuatro peruana tenía 125 años, tampoco la pasaron en velocidad. “No quiso entrar la pelota”, declaró James. Error: la pelota no tiene autonomía, no se maneja por sí sola, no va donde ella quiere sino donde uno la manda. No faltó definición, faltó creación. En la inmensa mayoría de los casos, para que haya gol se necesita primero la situación de gol. No siendo así se complica. Y no hay jugadas de peligro cuando un equipo carece de ideas para desequilibrar al rival, colectiva o individualmente.
Se extrañó demasiado a Luiz Díaz, sus corridas, sus arranques, su electricidad que genera desnivel y desestabiliza al adversario. No hay un abrelatas. El jugador más técnico e inteligente –James– no tiene la posibilidad física de superar la línea de un oponente. Y además nunca fue un gambeteador, nunca tuvo uno contra uno.
Luis Díaz, en el partido contra Paraguay. Foto:Vanexa Romero. EL TIEMPO
El mediocampo es la cocina del fútbol. El medio que brillaba –Arias, Ríos, Lerma– está bajísimo. Y está el problema del gol, el eterno drama de los goleadores que no hacen goles. Que ha costado ver Mundiales por televisión. En estos dos años Néstor Lorenzo ha probado siete centrodelanteros. No hablamos de extremos, de atacantes por afuera, sino de nueves de área. Han desfilado Rafael Borré, Jhon Córdoba, Miguel Ángel Borja, Roger Martínez, John Jader Durán, Cucho Hernández, Luis Suárez. Los “goleadores” son Borré y Durán con 2 anotaciones cada uno.
Hace años nos preguntamos lo mismo: ¿Y Dayro…? Claro, ahora está bordeando los 40 y suena irreversible, parece hasta desubicada la pregunta. A los técnicos de la selección nunca les pareció el perfil adecuado, pero mirando hacia atrás suena a injusticia, a estupidez monumental no haberlo citado más, no haber apostado más por él cuando no había un infalible en el puesto. Pero ninguno lleva el gol en la sangre como Dayro Moreno, ninguno tiene su agresividad mental. Y no lo estamos pidiendo. Ya fue, es simplemente una mirada retrospectiva.
Más allá del planteo del técnico, bueno o malo, hay una realidad: todo no pasa por lo táctico, se cree que hay más material del que realmente hay. En algunos puestos abundan los buenos jugadores, en otros faltan. Ya preguntamos dónde están los goleadores, los verdaderos. ¿Y dónde están los creadores…? ¿Carrascal no podía haber aportado unas gotas de ingenio en un partido tan chato…? Si no entró frente a Perú, ¿Cuándo…?
Colombia vs. Perú Foto:AFP
La clasificación no creemos que esté en riesgo, aun cuando Venezuela se puso a 3 puntos y en la última fecha hay que ir a Maturín, donde la Vinotinto es muy dura, jugó 10 veces allí por Eliminatorias, ganó 5 y empató 5. La selección llanera debe ir a Uruguay y Argentina, seguro dejará puntos.
La desazón pasa por otro lado: en lugar de crecer se retrocedió. Solo falta un año para el Mundial y hay que barajar y dar de nuevo. Empezar otra vez con los conceptos, a buscar gente que pueda mejorar lo que hay. Tras disputarse la fecha 11 Colombia estaba con 19 puntos, a 3 de Argentina, el líder; ahí pensamos que podía incluso ganar la Eliminatoria. Pero se rajó el techo.
Párrafo aparte para Jhon Jader Durán. No hablemos de las condiciones físicas y futbolísticas, ya las conocemos y las valoramos, es un tanque con técnica. Tampoco hablemos del precio que pagaron por él. El precio no juega. Hablemos de las mentales, porque un jugador es todo un combo, y las piernas se mueven porque la mente les da la orden. La cabeza manda.
Jhon Durán Foto:AFP
¿Está para ayudar al equipo…? ¿Tiene la humildad que requiere un grupo unido y que busca objetivos comunes…? ¿Puede jugar un partido entero sin pelearse con alguien…? La respuesta la sabe Néstor Lorenzo. Decía un amigo brasileño: “Ele cree que joga mais do que joga”.
El jueves nos pasó que terminábamos de ver España 5 - Francia 4, un espectáculo trepidante, fantástico entre dos equipos que buscaban herirse de muerte, y a la hora nos volvió a la realidad sudamericana el espantoso Ecuador 0 - Brasil 0, más espantoso Brasil que Ecuador, por cierto. Nos planchó. Y el viernes nos terminó de aplastar este Colombia-Perú soso, insípido y sin situaciones de gol.
En un solo partido de la Liga de Naciones de Europa hubo nueve goles, en los cinco juegos de nuestra Eliminatoria se anotaron cinco. Inquietante.
Jorge Barraza
Último tango
@JorgeBarrazaO