La fidelidad, a menudo relacionada con los compromisos en una pareja, también tiene una dimensión mucho más personal: fallarse hacia uno mismo. Tomar decisiones cotidianas que impacten en el bienestar, sueños y satisfacción puede llevar, en ocasiones, a traicionar.
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Según Zendy Pinedo, estratega de vida y autora del libro Consciencia de un Infiel, “el miedo al rechazo o al juicio de los demás es uno de los principales motores de la infidelidad” hacia uno mismo. Muchas veces, este temor empuja a actuar en busca de la aprobación social, incluso si ello significa traicionar nuestros deseos más auténticos. “Cuando una persona prioriza lo que otros piensan sobre lo que ella realmente quiere, está traicionándose a sí misma para encajar en un molde ajeno”, añadió la especialista.
Además, Pinedo explicó que la cultura en la que hemos crecido juega un rol fundamental en esta desconexión personal.
"Venimos de una cultura y, muchas veces de familias muy verticales, donde no queremos decepcionar a nuestros padres. Sin lugar a duda, esta es una preocupación común mientras crecemos, especialmente porque nuestros padres, de generaciones anteriores, suelen valorar la estabilidad, ya que, para ellos, el tener un trabajo fijo o un matrimonio duradero representa seguridad. Por esta razón, esa necesidad de validación permanente, de asegurar que nuestros padres o la sociedad aprueben nuestras decisiones, está profundamente arraigada en nosotros, por lo que siempre optamos por ser percibidos como personas exitosas o estables", dice.
Ocho estrategias que pueden ayudar a superar esta traición interna
- Desarrollar la autoobservación consciente: tomarse un momento para reflexionar si las decisiones están alineadas con nuestros valores.
- Clarificar los valores personales: identificar lo que realmente es importante, como la autenticidad, la creatividad o la libertad, ayuda a tomar decisiones más acordes con nuestra esencia.
- Escuchar las señales del cuerpo y las emociones: el cuerpo puede alertar de la desconexión a través de la ansiedad, la fatiga o la apatía.
- Revisión periódica de metas y sueños: revisar metas periódicamente permite confirmar si se sigue en el camino correcto.
- Establecer límites saludables: definir claramente los límites para mantenerse fieles a las necesidades.
- Buscar apoyo en un entorno seguro: la terapia psicológica puede ofrecer una mirada objetiva que ayude a explorar las causas profundas de la traición personal.
- Practicar la autocompasión durante el proceso: aceptar nuestros errores sin juzgarnos severamente es clave para la sanación.
- Tomar decisiones alineadas con la esencia, aunque sean pequeñas: estas acciones recuerdan la capacidad de vivir de manera congruente.
Señales que podrían indican que una persona está siendo infiel a sí misma
Reconocer este tipo de infidelidad resulta fundamental para llevar una vida más auténtica y plena. Por esta razón, la psicóloga clínica Ana Ramírez subraya la importancia de prestar atención a las siguientes señales y comportamientos que podrían indicar que nos estamos traicionando:
- Aceptar una vida que no llena.
- Tener una sensación de insatisfacción constante.
- Evitar confrontar las emociones.
- Menospreciarse o compararse con los demás.
- Tomar decisiones basadas en la aprobación externa.
- Sentirse vacío, sin entusiasmo o sin interés por la vida.
- Falta de autenticidad o congruencia.
- Priorizar las necesidades de los demás sobre las de sí mismo.
- Ignorar la salud física y mental.
¿Cuáles son las consecuencias más evidentes de ser infiel con uno mismo?
uando una persona es infiel consigo misma, las repercusiones más visibles suelen ser una sensación de insatisfacción crónica, baja autoestima y, en algunos casos, conflictos en sus relaciones. La desconexión personal dificulta el establecimiento de vínculos auténticos, lo que puede generar distanciamiento o resentimiento. En el ámbito laboral, la falta de alineación con los propios valores puede llevar a la desmotivación y, eventualmente, al agotamiento emocional.
De acuerdo con la experta en gestión emocional, traicionarse genera un conflicto interno que, si se prolonga, puede derivar en problemas como la ansiedad o incluso la depresión.
“Definitivamente, la insatisfacción puede llevarnos a perdernos en el camino. A medida que crecemos, solemos olvidar los deseos que teníamos de niños, aquellos sueños auténticos que como adultos muchas veces consideramos fantasiosos. En nuestra infancia, éramos genuinos y ambiciosos, queríamos ser grandes y soñar en grande; sin embargo, esos deseos se desvanecen, los racionalizamos y los abandonamos porque quizás no parecen prácticos o no garantizan éxito económico. Por ello, para volver a encontrarnos y reconectar con lo que realmente deseamos, es importante recordar a nuestro yo niño y adolescente, esas versiones de nosotros mismos que no tenían miedo de soñar”, recalcó Pinedo.
Milenka Duarte
El Comercio (Perú) / GDA.
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de El Comercio (GDA), y contó con la revisión de un periodista y un editor.