Santa Fe sueña con la final: sacó su garra, le ganó al Once Caldas en Bogotá y depende de sí mismo

hace 5 horas 12

Pitazo final y las miradas de los santafereños apuntaron al cielo, esos hinchas no lo podían creer, era real que su equipo, el mismo que a veces no les gusta como juega, el mismo que no los tenía muy entusiasmados, el mismo que a veces brillaba y a veces decepcionaba, ese mismo equipo que vive de lo impredecible, del azar y de lo impensado, había sacado su mayor coraje, su mayor garra para vencer al Once Caldas en Bogotá, 1-0, y con eso son líderes del grupo B, con 9 puntos, y dependen de sí mismos para ir a la final. ¡A la final! Que crean los santafereños que quieran creer, que sueñen los que quieran soñar.

En el arranque parecía que la historia iba a ser otra: el Once Caldas parecía el local. Tocaba, dominaba, llegaba de a poco, buscaba el gol, y Santa Fe sufría. En 15 minutos el arquero Marmolejo empezó su show como guardián del arco. El Once le pintó la cara a Santa Fe en una tocata, pase profundo sobre la banda, centro al área y Barrios estrelló la pelota a quemarropa contra el portero que ataja hasta con la cara. La defensa cardenal era agua. Un mar de nervios. Los zagueros regalaban la pelota. Y el Once encima. Cómodo. Y el ataque de Santa Fe estaba desconectado, inofensivo. La afición roja podía presentir otra noche de horror, por como se planteaba el juego. Pero no...

Con el correr de los minutos el equipo de Manizales se hacía más sólido, más seguro, más equipo. Con su ataque veloz destrozó la zona izquierda de Santa Fe, pobre Mafla, estaba totalmente superado.

Por favor, una idea, clamaba la afición cardenal. Que alguien haga una pausa, que alguien piense una jugada. Que alguien tiré un buen pase. Que alguien patee al arco. Que alguien haga algo...

Santa Fe reaccionó

Y el clamor fue escuchado. Como la fe de los santafereños es de esas que, dicen, mueve montañas, al minuto 40 Hugo Rodallega intentó un remate de volea y Mateo Rodas lo bloqueó cual basquetbolista con sus dos brazos y la pelota pegó en un codo. El VAR entró en acción, el árbitro Luis Matorel revisó la jugada y sí, penalti.

Hugo Rodallega, el goleador, el más infalible de todos, tomó distancia, miró al portero, al arco, a la tribuna, arrancó, sereno, confiado y su remate fue poderoso, un riflazo. Hugo pateó con más de un corazón, como si llevara en el pecho el palpito de los miles de santafereños que lo alentaban, la pelota infló la red, arriba, allá no llegaban ni dos porteros. Gol, 1-0. Y la afición miró al cielo para agradecer lo que a esa altura parecía una obra milagrosa. En finales los goles no se merecen: se anotan.

Pero Santa Fe no conoce la tranquilidad. Si va a ganar necesita angustia, esa parece ser su filosofía. A los 30 segundos un penalti, 30, como en el primer tiempo contra Nacional. Por fortuna para los leones, el VAR alertó al central Matorel, que cambió su decisión. Segundo milagro cardenal en la misma noche.

Santa Fe se creció

El partido, en la segunda parte, ya fue otro. Once Caldas perdió su furia y le tocó ver como los leones se le venían encima. Al 51 minutos Edwar López fue derribado al borde del área. ¿Penal, no penal? El central señaló el penalti, pero el VAR le indicó que la falta fue afuera, por milésimas, pero afuera.

Luego López hizo un golazo como no se le había visto, pero fue anulado por fuera de lugar previo. Después Frasica estuvo cerca de anotar. Luego Velásquez alcanzó a gritar gol y el arquero se lo evitó con una estiradota. Hasta Rodallega casi hace el gol que tanto busca de chalaca. El equipo rojo se creció. Rugió como pedían sus hinchas que rugiera.

Y aunque el Once Caldas no intimidaba, la afición rogaba para que ese partido se acabara ya, que fuera historia, que ninguna desgracia nublara su felicidad. Fue cuando sonó el pitazo y los hinchas y los jugadores miraron al cielo y respiraron y entonces gritaron: porque ganaron y se acercan a la final. Les falta volverse a ver con Millonarios. Los santafereños que quieran creer, que crean.

PABLO ROMERO

Redactor de DEPORTES

@PabloRomeroET