Santa Fe cumplió su misión. Fue a Medellín decidido a no perder y no lo hizo. Pudo ganar, pudo caer, y al final le sacó a Atlético Nacional un punto muy valioso, con un 1-1 muy reñido que dejó como figuras a los porteros David Ospina y Andrés Marmolejo. Ambos equipos llegan a 30 puntos y siguen en la lucha por ser cabeza de serie en los cuadrangulares semifinales.
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Santa Fe tenía tantas ganas de jugar que salió a la cancha del vacío Atanasio Girardot con exceso de confianza, abierto, expuesto, sin medir consecuencias, sin reparar en los peligros. Nacional le dio una dosis de realidad. Un pase de Edwin Cardona y Kevin Viveros picó en diagonal hacia afuera y remató cruzado. El portero Marmolejo, que recién estiraba los músculos, se lanzó cuan largo es pero no llegó a esa pelota que tomó el camino del gol, fue el 1-0.
Iban solo 3 minutos. Solo 3. Pablo Peirano no lo podía creer, preparar tanto este partido, diseñar tanto, y que todo el esquema se le derrumbara como castillo de naipes en solo 3 minutos. La tarea del equipo cardenal era ir al frente, si tantas ganas tenía de atacar pues ahora sí le tocaba, adelantó sus líneas, consciente de los riesgos. Ómar Albornoz, sobre la izquierda, fue el más incisivo, gestando los ataques por la banda. Pero las cosas se complicaron más para el león cuando a los 22 minutos Hárold Mosquera sintió el alarmante tirón muscular, hizo el gesto, cojeó, se lamentó, pidió el cambio y se fue.
Santa fe se quedó sin su hombre más desequilibrante. En todo caso mantuvo su ritmo y justo tras la salida de Mosquera el jugador López llegó a esa zona sin dueño y sacó un violento remate, el problema es que enfrente había mucha calidad, mucha experiencia, estaba David Ospina que voló y evitó el empate.
En la siguiente acción hubo una alarma verdolaga. En una disputa de pelota entre Albornoz y Ospina el portero terminó en el piso, se llevó por delante el banderín del córner. Hubo susto, en el fantasmal estadio Atanasio Girardot retumbó el eco del grito de Ospina, pero nada, jugada legal, tiro de esquina, y con lo que no contaba Ospina es que en esa acción Albornoz lanzaría el tiro de esquina y Millán entraría como un tanque al área y se elevaría y metería un frentazo descomunal. La pelota entró al arco como una granada y explotó en la red, ante la mirada atónita del experimentado portero y de toda su defensa.
Santa Fe tuvo un gran primer tiempo. Mantuvo el dominio del balón y de las acciones. Faltaba que apareciera Hugo Rodallega y el delantero hizo presencia con un disparo abajo que puso a prueba nuevamente el ya exigido portero Ospina, quien se lanzó y atajó.
En la segunda parte Nacional reaccionó, se enteró que era el local, así su estadio estuviera vacío, fue por la victoria, empezó a bombardear a Marmolejo que una y otra vez evitó la caída de su arco, la más clara en un potente remate de Román que lo exigió al máximo. El vendaval verdolaga coincidió con otra lesión cardenal, la de Millán, el autor del gol, quien por un problema muscular se fue de la cancha.
El resto del partido fue una verdadera batalla. Los leones se defendieron con furia. El empate era un gran resultado. Nacional mantuvo el pie al fondo, se acercó con Andrés Sarmiento y un remate lleno de veneno, y luego fue Viveros el que encontró a Mosquera bien parado. Parecía que el gol verdolaga llegaba en cualquier momento, pues el portero tuvo una más, era figura, como lo fue Ospina en la primera parte. Luego a Santa Fe le anularon un gol por una mano de Agustín Rodríguez y a Nacional le anularon otro, a Sarmiento.
Eso ya fue lo último. El tiempo se agotó, Nacional, lanzado al ataque, lamentó el empate en casa y Santa Fe lo celebró afuera.
PABLO ROMERO
Redactor de EL TIEMPO
@PabloRomeroET