El sueño de las leonas de Independiente Santa Fe de conquistar la gloria continental quedó en veremos, nuevamente. Corinthians de Brasil le dio una segunda cucharada de derrota, como ya le había ganado en el 2021, y se coronó campeón de la Copa Libertadores femenina.
Conforme a los criterios de
Santa Fe fue superado ampliamente por uno de los mejores equipos de la región.
(James Rodríguez se retiró del entrenamiento del Rayo Vallecano y se encienden las alarmas)
Lejos de minimizar el torneo -¡y el año!- de Santa Fe, no deja de ser un dolor de cabeza el perder dos finales en menos de dos meses: la Liga local, en agosto, y esta Libertadores del sábado pasado. Y no es un tema que pase por la jerarquía de las rivales.
Pero hay dos factores comunes en las finales perdidas. El primero: el manejo emocional en el comienzo de los partidos. Sin que el plan del técnico Ómar Ramírez, haya sido totalmente defensivo, aunque sí prudente; las jugadoras no han podido gestionar la actitud y la concentración en los primeros minutos de los partidos: entraron con “el miedo escénico” del que habla Jorge Valdano y empezaron perdiendo muy rápido los juegos.
Lecciones que deja la Libertadores para las Leonas de Santa Fe
Con los resultados en contra tan rápido, el equipo se bloqueó, se demoró aún más en entrar al partido, en reaccionar, y cuando intentó hacerlo apareció el segundo factor común: la falta de creación, de generación de juego ofensivo y, por consecuencia simple, de gol.
Así las cosas, para las Leonas de Santa Fe, el equipo más grande del fútbol femenino colombiano, el haber perdido estas dos finales debe ser la continuación de un proceso, de seguir avanzando en un camino que todavía es largo: hay que pensar que debe mantener para el próximo año la base de esta plantilla, reforzarla en trabajo de concentración, de cómo gestionar emocionalmente el comienzo de los partidos claves, decisivos, y, obvio, reforzar la creación y el ataque.
Porque para mantener la hegemonía local e intentar ganar la Libertadores, Santa Fe ya tiene una columna vertebral experimentada y joven: Yéssica Velásquez, la experimentada portera venezolana de 35 años, que es ficha segura en el arco; la zaguera Natalia Gaitán, de 33; la volante María Camila Reyes que a sus 22 años es una figura de liderazgo, y la delantera Karla Torres, de apenas 18 años.
P. D. Es necesario mencionar a Daniela Arias y Gisella Robledo, las colombianas campeonas con Corinthians.
Ellas son dos estrellas del fútbol femenino que muestran el enorme potencial de nuestras futbolistas, que cada vez más llegan a los grandes clubes de Brasil y Europa.
Lina Hernández S.
Redactora de EL TIEMPO