¿Qué pasó con Santa Fe? La pregunta es un misterio. Se la hacen los hinchas, la prensa, el DT, los directivos... El equipo cardenal se desplomó, desnudo sus peores fallas, vivió sus peores 4 partidos del semestre, perdió los 4 y quedó eliminado, sin puntos. A la basura se fue todo el esfuerzo, los buenos momentos, los picos altos de rendimiento, esos que ilusionaron a la afición una vez más tras la final del semestre anterior. Pero todo salió mal.
Las posibles razones de su desplome no son certezas, pero sí aproximaciones. Santa Fe asistió a su autodestrucción y hoy le queda en el panorama del año vencer a Millonarios el jueves en el clásico: un consuelo para algunos...
1. El problema defensivo
Santa Fe era un equipo que sacaba la cara por su fortaleza defensiva, hacerle un gol a Santa Fe era una tarea titánica. Lo decían los propios rivales. No es que fuera una máquina perfecta de defender, pero se defendía. Y no solo eso, la defensa era el soporte del planteamiento del equipo. Cuando Santa Fe jugó con línea de 3, casi siempre se veía sólido, era el sistema predilecto del DT, los jugadores lo memorizaron, todo fluía, sus carrileros salían y volvían. Pero empezaron a venir las lesiones, las bajas, las expulsiones, hasta que llegó un momento en el que Pablo Peirano no sabía cómo organizar su zaga. El tridente de Ortiz, Agüero y Millán de desmoronó, hubo muchos cambios y cuando empezaron a rotar ya no fue tan eficiente el sistema. Y cuando el equipo pasó a jugar con 4, pareció sufrir un cortocircuito. Ya no se defendió con la misma solidez.
2. El 5-0, un golpe letal
Levantarse de un 5-0 en contra no es fácil. Hay equipo que quedan enterrados. Eso pareció pasarle a Santa Fe. Porque Santa Fe llegó al grupo A como favorito, puntero, el mejor del año, y en ese partido contra Nacional en Medellín quedó desdibujado, sufrió la goleada que ni el más escéptico imaginaba. El equipo abandonó Medellín con la moral destrozada, un equipo aterrizado a su realidad, un equipo que no tuvo la fortaleza mental para desenterrarse. No se levantó. Para colmo, el siguiente rival fue Millonarios, y esa siguiente derrota terminó por acabar con la confianza del equipo.
3. ¿Y los goles dónde quedaron?
Entre los grandes interrogantes en torno a esta debacle de Santa Fe está el por qué se quedó sin gol. El equipo que hizo 26 goles en la primera fase se frenó. Rodallega se apagó, Agustín Rodríguez fue quedando relegado, y no hubo otro delantero que supliera la necesidad de goles. Y peor con la lesión de Harold Mosquera (punto para más adelante). Santa Fe no hace goles porque no es que genere muchas oportunidades. Su juego, se sabe, no es de mucha elaboración, es más de buscar en el área a ver qué resuelve Hugo, o de probar en la media distancia. Un solo gol en los cuadrangulares es su triste sentencia.
4. No dieron la talla
En esta etapa definitiva quedaron evidenciados niveles muy bajos en el plantel. Sobre todo ante las lesiones el recambio no funcionó. Edwar López es un caso claro, jugó mucho y no rindió lo esperado. Hizo un gol este semestre. Pero además hubo atrás falencias, como que no se afianzó un lateral izquierdo o carrilero. Entre Mosquera, Cuero y Albornoz... A eso hay que sumarle que los refuerzos para este semestre no pesaron: Jown Cardona... Jhon Duque... El mejor fue Harold Mosquera.
5 Las lesiones pasaron factura
Entre las bajas que tuvo Santa Fe a lo largo del semestre, agudizadas en la recta final, la más sensible sin duda fue la de Harold Mosquera, el mejor hombre en ataque y en realidad el único que generaba algo diferente en la propuesta ofensiva del equipo. Con Mosquera se podía esperar una idea, sin Mosquera, no. Santa Fe apeló al juego con salida de sus volantes de primera línea, pero sin un conector, sin una pausa.
PABLO ROMERO
Redactor de DEPORTES