Relatos del drama que vivieron en un barrio de Medellín que se 'llevó el agua': se salvaron entre vecinos para no morir

“A el agua y a la candela, a esas les tengo yo miedo”, dijo desde la puerta de su casa una mujer del barrio Sinaí, en Santa Cruz, nororiente de Medellín, mientras mira lo vacía que quedó la residencia tras el paso del agua y el lodo que fueron amos y señores del lugar por más de dos días.

Por toda la calle peatonal que pasa frente a su casa, cuentan vecinos de la barriada, fue por donde el pasado domingo 10 de noviembre bajó como un río el agua que botó el tubo madre de EPM, llevándose por delante los enseres, la comida y la ropa de 305 familias, según el censo entregado por la Alcaldía de Medellín.

A poco pasos de allí, en un casa azul con tejas de Eternit y rejas oscuras, Justiniana Rentería González lava con agua y jabón en la acera los pocos juguetes de su hijo menor que la corriente no se llevó. Esta mujer, oriunda de Chocó, fue una de las que tuvo que ser rescatada por la comunidad.

Contó Rentería que minutos antes de la emergencia escuchó un sonido muy fuerte que venía de la calle por lo que abrió la puerta para mirar de dónde provenía. En un abrir y cerrar de ojos “el agua me pegó en el pecho y me tiró. Cuando menos pensé ya estábamos todos inundados acá adentro”.

Vecinos de esta cuadra, quienes vieron todo lo que pasaba con ella, comenzaron a gritarle que saliera antes de que la situación empeorara, pero la presión del agua no la dejaba mover.

“Yo daba vueltas y le decía a la niña: rompa por atrás para que le cojan los niños por allá, pero ella no era capaz. Cuando yo la llamé, ella ya estaba balseando”, narró Rentería.

Ante la situación y el peligro de que cuatro personas murieran ahogadas en este hogar, dos hombres, entre los que estaba el hijo de una vecina, ubicaron como pudieron una escalera de madera en la parte externa y comenzaron a sacarlos uno a uno. 

La primera en ser rescatada por la comunidad fue una nieta que había llegado a pasar el fin de semana con su abuela. Después hicieron lo mismo con un niño, una adolescente y la señora Justiniana.

“Cuando yo salí me volví loquita, yo daba vueltas, daba vueltas y ya me tocó dejar los niños aquí donde una amiga y salir a buscar a mi otra hija que la había mandado a hacer un mandado a la otra cuadra”, agregó la mujer.

La menor de edad, quien no supera los 15 años, fue encontrada sana y salva por su madre en la calle principal.

La rescataron con sus mascotas

Una situación muy parecida vivió Elisabeth Cadavid quien fue rescatada con sus padres y mascotas mientras el agua llegaba a cada rincón de su casa sin haber sido invitada.

Todo ocurrió cuando en familia estaba almorzando y escucharon un sonido muy parecido a la lluvia. De inmediato su mamá se asomó al patio de la casa, ubicada en un sótano, y vio cómo un gran cantidad de agua comenzaba a entrar por el espacio que hay entre la puerta y el suelo.

Recordó que sus padres estuvieron buscando algo para tapar el espacio y evitar la entra del agua, pero al momento de intentar abrirla la puerta, la presión no los dejó.

“Tuvieron que llamar a los vecinos para que nos abrieran la puerta y, en el momento en que la abrieron, se vino con fuerza el agua y arrastró a mis papás desde la puerta hasta el patio”, narró la joven mientras terminaba de sacar el lodo de su habitación vacía.

Era tanta la fuerza del agua que la puerta que comunica el patio con el resto de la casa se cerró, dejándola a ella adentro sin saber qué hacer. A esto se le sumó que la corriente arrastró un carro de comidas rápidas que terminó bloqueando su salida.

“Cuando empezó el agua a subir yo cogí a mis perras y las puse en una silla mientras miraba qué estaba pasado. Cuando volví nada más estaba una, no sé si se me tiró o algo, pero la otra estaba ya casi hundida. Me tocó sacarla y las cargué a las dos mientras lograban sacar a mis papás y lograban abrirme la puerta para sacarnos”, agregó.

Los padre Elisabeth fueron rescatados por varios vecinos haciendo uso de cuerdas que no se sabe de dónde las sacaron. Ella fue sacada de la misma manera y llevada con Dana y Samy, sus dos poodles mini toy, al segundo piso de la edificación.

La vivienda de la familia Cadavid es una de las más afectadas por la emergencia, pues toda el agua que entró tumbó uno de los muros de atrás buscando salida.