El papa Francisco cumple tres semanas hospitalizado por una neumonía bilateral. En estos veinte días, su salud ha mostrado altibajos, desde "leves mejorías" a cuatro duras crisis en poco tiempo: una respiratoria con asma el 22 de febrero, otra por broncoespasmo el 28 y dos insuficiencias respiratorias y acumulación de mucosa el 3 de marzo.
Aunque no han vuelto a repetirse desde el viernes, su pronósitco sigue siendo reservado y el cuerpo médico asegura que el papa “no está fuera de peligro”. Cuando se acerca Semana Santa, uno de los eventos más grandes para el catolicismo, los feligreses se preguntan, ¿quién dirigirá las celebraciones si Francisco continúa hospitalizado?
Oraciones por el papa Francisco en el hospital Gemelli de Roma. Foto:AFP
En un último reporte del jueves, la Santa Sede informa que Francisco se mantuvo "estable", continúa con la fisioterapia motora y su tratamiento con terapia de oxígeno a altos flujos.
Del mismo modo, el parte médico del miércoles fue positivo al no reportar crisis respiratorias. Otra buena señal fue que Francisco retomó su actividad laboral. Por la mañana volvió a llamar a Gabriel Romanelli, el párroco argentino de la única iglesia católica de la Franja de Gaza.
Además, Francisco bendijo las cenizas para el Miercolés de Ceniza y después las recibió en su cabeza con la eucaristía, informó el Vaticano.
En el marco de esta celebración, el papa fue reemplazado por el cardenal Angelo de Donatis, penitenciero mayor, en la tradicional procesión en el Aventino y posterior misa de inicio de Cuaresma en la Basílica de Santa Sabina.
Cuando llegó el turno de la homilía, De Donatis envió un mensaje dirigido al papa en el que afirmó que la Iglesia se encuentra profundamente unida al pontífice en este momento clave para su salud.
Oraciones por el papa Francisco. Foto:AFP
"Nos sentimos profundamente unidos a él en este momento y le agradecemos por el ofrecimiento de sus oraciones y su sufrimiento por el bien de la Iglesia y de todo el mundo", afirmó Donatis.
El Vaticano difundió, por otro lado, que el domingo próximo, cuando se celebrará el Jubileo del Mundo del Voluntariado, la misa será dirigida por el cardenal checo-canadiense Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, en reemplazo de Francisco.
Preparaciones para Semana Santa
Según una fuente consultada de la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice, "el papa mismo es quien está decidiendo quién dirigirá las celebraciones. Escoge de acuerdo a la importancia de cada evento y, seguramente, así será para Semana Santa", contó a EL TIEMPO el Presbítero Nicolás Garzón, párroco en Santa Bárbara centro y Delegado Arzobispal para el Patrimonio de la Arquidiócesis de Bogotá, que conversó con la fuente.
Aunque faltan 40 días para Semana Santa, la situación, según los más que prudentes partes médicos, es impredecible.
"En un clima de 'carpe diem' (vivir al día, sin programar demasiado y resolviendo paso a paso), naturalmente se intensifica un ambiente de pre-cónclave, con diarios italianos lanzando candidatos y listas de papables y especulaciones en cuanto a una posible renuncia del papa del fin del mundo", resume el diario La Nación.
El miércoles de ceniza fue un momento de reflexión. Foto:EFE
"Hace falta tener paciencia", dice la Iglesia, pero en el Vaticano también preocupa la aproximación a una Semana Santa con un pontífice ausente, un escenario que de todos modos no sería novedad ya que ocurrió con san Juan Pablo II (1978-2005) en lo que fue su última Pascua, en 2005, cuando ya estaba muy mal de salud, debido al implacable avance del mal de Parkinson.
Esto pasó cuando Juan Pablo II se ausentó en Semana Santa
"Nadie puede bajarse de la cruz de Cristo. Nunca. Nos lo enseña san Juan Pablo II, que no lo hizo ni siquiera después del atentado de 1981 y mucho menos 24 años después, cuando la enfermedad lo obligó a quedarse en cama hasta el final, sin voz, sin poder hablar, sin fuerzas, sirviendo a la Iglesia con el corazón, con el ánimo y la mente lúcidos”, recordó el cardenal Estanislao Dziwisz, arzobispo emérito de Cracovia, de 85 años, en una entrevista con el diario La Repubblica.
Dziwisz, que fue secretario privado de Karol Wojtyla durante casi cuarenta años -y que nunca digirió la renuncia de Benedicto XVI (2005-2013)-, fue más allá: “Estoy seguro de que hará lo mismo el papa Francisco, por cuya recuperación está rezando todo el mundo: él guiará la Iglesia hasta que Dios quiera, manteniéndose firmemente abrazado a la cruz, sin dar ningún paso hacia atrás”, recogió el medio argentino.
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Juan Pablo II Foto:AFP
Bergoglio sabe que la cruz de Cristo no debe ser nunca abandonada y que todo está en manos del Señor. Y nos lo está demostrando con una maravillosa fuerza e inagotable voluntad de servicio.
Estanislao Dziwiszarzobispo emérito de Cracovia
Preguntado ante las versiones de renuncia en caso de empeoramiento de la salud de Francisco, el cardenal Dziwisz fue tajante: “San Juan Pablo II, más allá de las voces que corrían hace veinte años dentro y fuera del Vaticano, sirvió la Iglesia hasta el final desde su habitación del Palacio Apostólico. Lo mismo está haciendo el papa Francisco desde el Gemelli. Queremos creer que no se rendirá nunca: como Wojtyla, también Bergoglio sabe que la cruz de Cristo no debe ser nunca abandonada y que todo está en manos del Señor. Y nos lo está demostrando con una maravillosa fuerza e inagotable voluntad de servicio. No podemos hacer otra cosa que agradecérselo porque no sólo la Iglesia, sino todo el mundo necesita de él”.
En aquel entonces, en 20025, Juan Pablo II siguió las celebraciones por televisión desde su apartamento en el Vaticano, mientras estaba incapacitado por una traqueotomía.
El cardenal Giovanni Battista Re, uno de los principales del Vaticano, ofició el primero de los dos rituales de Jueves Santo. Mientras, la ceremonia del Lavado de pies fue realizada por el cardenal colombiano Alfonso López Trujillo.
Juan Pablo II impartió el Domingo de Resurrección la bendición "Urbi et Orbi" (a la ciudad y al mundo) en silencio, desde la ventana de su estudio, a pesar de que con todas sus energías trató de pronunciar las palabras de la fórmula trinitaria latina.
"El tremendo esfuerzo del papa fue correspondido por los aplausos de las decenas de miles de peregrinos que llenaban la plaza de San Pedro del Vaticano, y que en muchos casos no pudieron contener las lágrimas", relató la agencia de noticias Zenit.