En septiembre del 2023, Chappell Roan abrió la gira de su álbum debut, “The Rise and Fall of a Midwest Princess”, en Roseville, California, en un lugar con capacidad para 600 personas.
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En julio, actuó ante un festival de 10 mil personas en el Capitol Hill Block Party, en Seattle. Y últimamente, 10 mil representa una multitud pequeña para la estrella pop en ascenso.
La estrecha calle donde se llevó a cabo el evento no daba cabida a todos los fans que llegaron luciendo sombreros vaqueros rosa con diamantina —un homenaje a la canción de Roan “Pink Pony Club”, sobre bailar en un bar gay.
Los últimos meses han sido transformadores para Roan, de 26 años, quien lanzó su primer EP en el 2017, se quedó sin sello en el 2020 y luego inició una fructífera colaboración con el compositor y productor Daniel Nigro.
Desde que miró directamente a la cámara en el festival de Coachella en abril y declaró: “Soy la artista favorita de tu artista favorita”, aparentemente ha estado en todas partes: en TikTok, YouTube y programas de entrevistas.
Ella también ha estado en el escenario, obligando a su equipo a lidiar con un problema: ¿Cómo continúas tocando en una gira que fue reservada antes de convertirte en uno de los actos pop más comentados del año?
“Coachella fue un cambio de paradigma”, dijo Jackie Nalpant, una de las dos agentes de reservas de Roan. Clips de sus presentaciones inundaron las redes sociales.
Nalpant y Kiely Mosiman, el otro agente de Roan, acompañaron personalmente a los organizadores del festival a las primeras fechas de la cantante en los clubes para presumir a su cliente. Funcionó, en parte porque la presencia escénica de Roan es imponente y tiene las habilidades acorde a ello.
Después de Coachella, tocó ante multitudes masivas en festivales importantes, incluyendo el Governors Ball en Nueva York, donde se vistió como la Estatua de la Libertad con pintura corporal verde y dorada después de emerger de una gran manzana roja. “Fue una transformación completa de todo el festival”, dijo Huston Powell, promotor de C3 Presents, que reservó el evento. “Parecía una manía por Chappell Roan. Parecía que todos querían verla”.
A medida que se corrió la voz sobre sus presentaciones teatrales en vivo y las canciones de Roan se hicieron más populares, la demanda comenzó a superar la oferta en la gira. En mayo, tenía previsto tocar en el National, un recinto con capacidad para mil 500 personas en Richmond, Virginia. El espectáculo se trasladó a Brown’s Island, donde se agotaron las 6 mil 530 entradas.
“Básicamente, hemos tenido que actualizar tantos mercados como pudimos”, dijo su gerente, Nick Bobetsky.
Las actualizaciones para festivales son más complicadas; eventos de esa magnitud se organizan con 9 a 12 meses de anticipación. En Bonnaroo en Tennessee en junio y Lollapalooza en Chicago en agosto, Roan fue reubicada a escenarios más grandes.
Aunque Powell cree que Roan podría agotar entradas en estadios, el equipo de Roan está postergando esos escenarios. Lleva algunos años tocando en ciudades secundarias y terciarias, construyendo una base de fans ladrillo a ladrillo.
“Ella es muy considerada con la experiencia para los fans, particularmente la selección de escenarios, áreas de la ciudad, baños neutrales en género, realmente creando un espacio seguro, asegurándose de que preparemos la seguridad respecto a que, ya sabes, hay una gran comunidad de jóvenes queer que asistirá a esto”, dijo Bobetsky.
No es la primera vez que los festivales han tenido que hacer malabarismos con sus carteles. Pero Powell dijo que la velocidad del ascenso de Roan ha sido notable. “Cuando anunciamos el cartel de estrellas en marzo, no había mucha histeria en torno a Chappell Roan”, dijo. “De repente, empezó a crecer como una bola de nieve a una velocidad que no habíamos visto”.
Pero quizás haya una comparación: “En el 2008, reservamos una cantante por 0 dólares para abrir el escenario más pequeño al mediodía”, dijo Powell. “Lady Gaga. Ella era el último nombre en el cartel. En el 2011, se presentaba en estadios y su nombre encabezaba el cartel”.