El 7 de octubre de 2023 marcó un antes y un después para los israelíes, quienes, tras el ataque brutal de Hamas, se dieron cuenta de que ya no estaban seguros en su propio país. Este ataque, descrito como la peor matanza contra el pueblo judío desde el Holocausto, llevó a Israel a iniciar una guerra en represalia.
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El 8 de octubre de 2023, esta respuesta israelí impactó de manera dramática a los palestinos, especialmente en Cisjordania. Aunque ya estaba bajo control, Cisjordania se convirtió en otro frente de guerra, con un cierre total que agravó la crisis económica crónica de la región y desató una situación humanitaria crítica.
En la ciudad de Tulkarem, situada cerca de la frontera con Israel y visible desde la autopista 6, el cierre tuvo un impacto devastador. De los aproximadamente 240.000 habitantes de la zona, al menos 100.000 dependían de su trabajo diario en Israel, pero desde el bloqueo, ya no pueden acceder a esas oportunidades.
Yussef al-Haji Qassim, máster en administración de empresas de la Universidad Al-Quds de Jerusalén y director de la Arab Academy Trainers en Tulkarem, señaló que desde el 8 de octubre del año pasado, miles de palestinos que contaban con permisos para cruzar el muro ya no pudieron hacerlo debido a las restricciones de movimiento impuestas por Israel.
Esta academia, respaldada por Estados Unidos y otros organismos internacionales, ofrece una amplia variedad de cursos, desde cocina y peluquería hasta inglés y fotografía.
El bloqueo afectó gravemente a los trabajadores palestinos que dependían de empleos en Israel, como albañiles, carpinteros, obreros, plomeros y mecánicos, impactando la economía de cientos de miles de familias en Cisjordania.
Según Qassim, la desesperación por conseguir dinero ha llevado a muchos palestinos a intentar cruzar ilegalmente a Israel, donde los salarios son mejores. Sin embargo, estos intentos los exponen al riesgo de ser arrestados o incluso de perder la vida.
Un ejemplo de esta situación es el caso de Samir Amar, un hombre de 49 años que intentó cruzar un punto de control cercano a Shuweika, cerca de Tulkarem. En un incidente poco claro, fue acribillado por un francotirador israelí el 17 de septiembre pasado.
Naila, de 21 años, denunció ante 'LA NACION' la muerte de su padre, Samir Amar, quien fue asesinado por un soldado israelí cuando intentaba cruzar a Israel para trabajar, junto a otras dos personas.
“Ese día mi papá fue porque ya no teníamos dinero, yo estaba por casarme y él quería darme lo mejor”, relató.
Según testigos, el soldado no disparó a herirlo en el brazo o la pierna, sino directamente al corazón. Naila afirmó que los israelíes no hicieron comentarios sobre el incidente y acusó que no es solo su padre, sino que los israelíes "matan a todos los palestinos".
Acompañada por sus dos hermanas gemelas de 18 años, Lilian y Mina, y su hermano menor Mohamed, de 11 años, Naila habló en representación de su familia debido a que, según las reglas del Islam, su madre no puede recibir visitas de extraños durante cuatro meses y diez días, mientras están de luto.
Naila explicó que, antes del 7 de octubre, su padre tenía un permiso para trabajar en una fábrica de verduras congeladas en Israel.
“Lo mataron solo porque quería ganar dinero para sustentar a su familia”, expresó, agregando que, como su padre, muchas personas seguirán arriesgando sus vidas por la falta de trabajo en Cisjordania.
A pesar de que Tulkarem se encuentra a solo 60 kilómetros de Tel Aviv, llegar a la ciudad es complicado. Es imposible atravesar el muro que es visible desde la carretera número 6 de Israel, debido a los numerosos puntos de control cerrados.
El trayecto implica desvíos a través de rutas laberínticas que pasan por pueblos en colinas pedregosas y olivares, rodeados de asentamientos de colonos. Desde Jerusalén, el viaje puede tardar al menos dos horas y media.
Al llegar a Tulkarem, lo primero que se observa son las ruinas del campo de refugiados de Nur Shams, ubicado en la entrada de la ciudad. Este campo ha sido blanco de diversas operaciones militares israelíes, en busca de terroristas de la Jihad Islámica o de Hamas.
Las topadoras y tanques israelíes destruyeron la mayor parte de la infraestructura, dejando un paisaje de tierra, polvo, postes de luz caídos, escombros, viviendas devastadas y vehículos dañados. La semana pasada, un ataque aéreo de un F-16 israelí bombardeó una cafetería en el campo, causando 18 muertos, entre ellos, un líder de Hamas, según el ejército israelí.
El campo de refugiados de Nur Shams es considerado demasiado peligroso para visitarlo, debido a la constante presencia de drones israelíes, advierte Yussef al-Haji Qassim, quien funge como guía en la zona.
Según la Autoridad Nacional Palestina, desde el 7 de octubre de 2023, en Cisjordania y Jerusalén oriental han muerto 741 palestinos, incluidos 163 niños, en operaciones militares. Además, 6250 personas resultaron heridas y más de 11.000 fueron arrestadas.
Israel considera a Cisjordania, a la que denomina Judea y Samaria, como uno de los varios frentes de guerra. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reporta más de 600 ataques a infraestructuras de salud en el último año en esta región.
Clases virtuales
Naila, la hija del palestino que fue asesinado mientras intentaba cruzar el muro para trabajar en Israel, suspendió su casamiento tras la tragedia. Su vida ya había empeorado antes de ese evento, pues desde el 8 de octubre del año pasado no puede visitar a sus familiares que viven del otro lado del muro, en Israel. “Antes teníamos permiso, pero ahora no”, afirma.
Ni Naila ni sus hermanas, que son estudiantes universitarias, pueden asistir a clases presenciales. Ella estudia finanzas, mientras que las gemelas cursan secretariado y periodismo.
La universidad de Tulkarem ha estado cerrada durante un año porque los profesores, que provienen de otras partes de Cisjordania, como Belén, no pueden llegar debido a las restricciones.
Las clases se imparten únicamente a través de Zoom. Además, la universidad está cerca de un puesto de control, y según Naila, los soldados frecuentemente lanzan gases lacrimógenos a los estudiantes.
Los cuatro hermanos llevan un medallón con la foto de su padre en el cuello, y la imagen de su papá también está presente en una foto colocada en la entrada de su casa. En la foto, aparece con la mezquita dorada de Al-Aqsa de Jerusalén al fondo, como es costumbre con los llamados “mártires” de la causa palestina.
En un recorrido por Tulkarem, es común ver pancartas en muros, postes y plazas con los rostros de decenas de "shahid", los mártires que murieron por la resistencia palestina. Estos carteles rinden homenaje a quienes perdieron la vida en el conflicto.
Las veredas y rotondas de la ciudad también muestran señales de devastación. Mansour Brek, propietario de la histórica cadena de cafeterías y confiterías Omar Brek, describe cómo las fuerzas israelíes arrasan la infraestructura cuando ingresan a la zona.
"Hace un mes, esa rotonda tenía flores, pero cuando entran los israelíes, rompen todo y tenemos que volver a arreglarlo", acusa Brek.
Su negocio, que también vende dulces y frutas secas, sufrió daños en los ventanales durante el paso de las topadoras israelíes por la rotonda Shweke, ubicada frente a su local. Brek muestra en su celular un video del estado en que quedó la rotonda tras el incidente.
El empresario, que en 2019 viajó a Italia para adquirir productos para su cadena de cafeterías, afirma que desde el 8 de octubre no ha podido salir de Cisjordania debido a las restricciones impuestas.
Mansour destaca que desde el 8 de octubre pasado, Tulkarem ha sufrido una terrible crisis económica debido al bloqueo. Explica que antes, la economía local se sostenía porque los árabes israelíes solían venir a hacer compras, ya que los precios eran más bajos, incluso el café.
Sin embargo, desde que comenzó la guerra, ya no pueden venir, al igual que los vecinos de Tulkarem que trabajaban en Israel. Además, señala que la falta de dinero ha reducido drásticamente la cantidad de clientes en su confitería.
En la casa de Naila, su tía Haneen, hermana del fallecido Samir, ofrece café y dátiles a los visitantes. Haneen pasó 14 meses en una prisión israelí hace cinco años por un comentario en Facebook en el que escribió “No es un buen día” después de que las fuerzas israelíes mataran a Ahmed Jarrer, involucrado en el asesinato de un rabino en un asentamiento en 2018.
Naila protesta ante esta situación y expresa su frustración, afirmando que viven bajo ocupación y ni siquiera pueden expresarse libremente en redes sociales.
Naila también describe cómo desde el 8 de octubre de 2023, la situación ha empeorado considerablemente, sumiendo a la comunidad en el miedo y la incertidumbre. Relata con desesperanza que el martes de la semana pasada, cuando Irán lanzó 200 misiles contra Israel en represalia por los asesinatos de los líderes de Hamas, Ismail Haniyeh, y de Hezbollah, Hassan Nasrallah, en Cisjordania también vivieron momentos de terror.
“Solo en Israel tienen refugios y cuartos de seguridad, pero aquí no tenemos nada”, lamenta. En medio de esta situación, la única respuesta que encuentran es rezar a Allah y subir a los techos para tomar fotos de los misiles.
Elisabetta Piqué.
La Nación Argentina / GDA.
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*Este contenido fue escrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basada en información de La Nación Argentina / GDA. Contó con la revisión de un periodista y un editor.