Profanación en iglesia en el centro del Valle: ladrones causaron daños y serían excomulgados; ¿qué hay detrás?

hace 1 mes 35

Para muchos de los habitantes del municipio de El Cerrito, Dios mismo obró un milagro, haciendo resistente el Sagrario que no pudo ser abierto por ladrones al irrumpir en la parroquia de la localidad. 

El sacrilegio se registró cuando la iglesia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro no había abierto sus puertas para la eucaristía de la primera hora del día y delincuentes rompieron el tejado para ingresar y robar ornamentos.

Minutos antes de iniciar la misa, el personal que ayuda en la parroquia descubrió que había daños.

"Las cosas estaban tiradas y desorganizadas, y el Sagrario no estaba en su lugar. Fue ultrajado, estas personas intentaron abrirlo, pero no pudieron”, dijo el sacerdote Sergio de Jesús Marín. Anotó que un grupo de feligresas vieron que el Sagrario no estaba en su lugar. 

El Sagrario quedó en el suelo, cuando fue encontrado por quienes ayudan al sacerdote en las actividades católicas en uno de los municipios del Valle del Cauca con más de 57 mil habitantes y de más feligreses que en cada Semana Santa se destacan por su fervor.

Aunque no lograron abrir el Sagrario, sí se robaron el equipo de sonido para los cantos durante las homilías, además de dos micrófonos, el receptor de los mismos y una guitarra. El hecho sucedió el 6 de marzo de este 2025.

En la Diócesis de Palmira, otro municipio del Valle del Cauca, se pronunciaron por el hecho: "Con profundo dolor informamos que el día jueves 6 de marzo del presente año, en las horas de la madrugada, el templo parroquial Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, del municipio de El Cerrito, fue blanco de un acto delictivo (...). Que, según el canon 1367 del Código Canónico, "quien arroja las especies consagradas o las retiene con una finalidad sacrílega incurre en excomunión latae sententiae, reservada a la sede apostólica". 

De acuerdo con la Policía Nacional, este tipo de robos son causados por grupos de delincuencia común, recordando otros similares en parroquias del Valle del Cauca, como algunas de Cali. 

El robo de las 17 letras quedó grabado en video. Uno de los  presuntos responsables fue capturado.

El robo de las 17 letras quedó grabado en video. Uno de los presuntos responsables fue capturado. Foto:Archivo particular, de video

Robos en otras iglesias del Valle

‘Señor mío y Dios mío’, se leía en una de las paredes de la iglesia San Miguel Arcángel, clamor que bien podría completarse con un desesperado ruego: “No más robos en esta parroquia”.

Está ubicada en el barrio Bretaña, en la zona donde se unen sectores del centro de Cali con el sur de la ciudad.

Allí, feligreses oraban para que cesaran las acciones de quienes violan el séptimo mandamiento del Catolicismo: no robarás.

Pero, la iglesia fue blanco del hurto de las 17 letras de bronce que formaban el nombre de la pequeña iglesia, caso conocido el 5 de octubre del 2022, por parte de hombres que escalaron, cual si fueran Spiderman, la torre de unos 10 metros de alto hasta el nivel del tejado para luego descender unos tres más al suelo firme.

En esta iglesia, los robos y los intentos de hurtos se han venido presentando desde antes, aunque con más empeño de los delincuentes, entre finales de ese 2022 y 2024, especialmente, entre cables y bombillos.

Pero las letras también se volvieron apetecidas por el material mismo: el bronce que atrae a bandas delincuenciales y estructuras ilegales dedicadas a venderlo, así como el cobre en el mercado clandestino, en la capital vallecaucana.

Justamente, el cableado de cobre de líneas telefónicas fue parte también del ‘calvario’ por los ladrones, además del hierro de rejas de la misma parroquia, terminando vandalizadas.

El cobre se volvió atractivo en una mafia, al punto de que robos de cables de telefonía, televisión e internet siguen generando pérdidas anuales de unos $ 10.000 millones a las Empresas Municipales de Cali (Emcali). Solo un kilo de cobre puede costar $ 45.000 en el mercado.

La comunidad de religiosas clarisas de la patrimonial capilla San Antonio de Cali, construida en 1747 y uno de los atractivos y miradores de esta capital, también ha sido blanco de la delincuencia, a lo largo de toda una década.

En una de las iglesias cristianas, en el barrio Meléndez, en el sur de la capital del Valle del Cauca, el 28 de enero de 2023, los ladrones se llevaron dos televisores, dos parlantes y una pipeta de gas, avaluados en $ 8 millones, elementos que fueron recuperados, en menos de 24 horas, por la Policía Metropolitana y que estaban ocultos en una vivienda del mismo barrio, en la comuna 18, en el suroccidente de Cali. En ese entonces, la Policía recuperó los objetos.

Otro ejemplo ha sido la parroquia Nuestra Señora de las Lajas, en el barrio Olaya Herrera, en el nororiente caleño. En los últimos años se robaban los cables y las monedas de la urna donde feligreses depositan monedas como ofrendas a Dios.

La iglesia La Ermita ha sido una de las afectadas por estos robos.

La iglesia La Ermita ha sido una de las afectadas por estos robos. Foto:Archivo EL TIEMPO

La emblemática iglesia La Ermita, en el corazón caleño sobre la calle 13, tampoco se ha escapado de los ‘amigos de los ajeno’. 

El 14 de octubre 2020, un ágil ladrón entró por el techo y hurtó las ofrendas, además de 4 millones de pesos y un teléfono celular. También, cuando delincuentes han ingresado, rompiendo algunos de los vitrales, según informes de la Arquidiócesis de Cali.

En la iglesia cristiana Misión Paz a las Naciones de Yumbo extremaron medidas desde que el 28 de septiembre del 2022 pasado, hombres armados entraron al templo, en el kilómetro 1 de la vía de Cali a Yumbo y se robaron objetos avaluados en $ 60 millones.

En la Catedral de Palmira también se recuerda que el 8 de enero de 2017, un hombre violó los candados y se robó 450.000 pesos en ofrendas, además de un televisor LED de 60 pulgadas. La Policía lo capturó, en ese entonces.

Allí, no se han vuelto a conocer nuevos incidentes, pero la Policía informó que se vigila y se hace seguimiento a personas sospechosas cuando van repetidas veces a la iglesia. El objetivo es evitar que sean falsos fieles, cuyo interés es seguir pecando sin penitencia alguna ni el ánimo de pedir perdón.

CAROLINA BOHÓRQUEZ

Corresponsal de EL TIEMPO

Cali

Leer Todo el Artículo