En la Casa de Nariño, el presidente Gustavo Petro condecoró con la Orden de Boyacá, en grado de caballero, a cinco magistrados de la Corte Suprema de Justicia durante el gobierno de Álvaro Uribe. Estos fueron los encargados de llevar a cabo el proceso de la parapolítica, que en su momento hizo que casi el 30 por ciento del Congreso fuera a la cárcel.
Los galardonados fueron los expresidentes César Julio Valencia Copete y Augusto Ibáñez Guzmán -de forma póstuma- y los exmagistrados María del Rosario González, Álvaro Orlando Pérez Pinzón, y Sigifredo de Jesús Espinosa Pérez. Todos ellos fueron destacados por haber "mantenido la independencia de la justicia".
En la previa hubo gran polémica por esta ceremonia, pues se interpretó como en respuesta a la negativa de los actuales magistrados a recibir una condecoración de la Cancillería. Sin embargo, desde la Presidencia se hizo énfasis en que el primer mandatario anunció su intención de hacer el reconocimiento desde la misma sanción de la reforma pensional.
" Hoy, yo quiero como presidente de Colombia ponerles la Cruz de Boyacá a esos magistrados que supieron, a pesar de tanto riesgo, defender la justicia, hacer justicia en Colombia y llevar al 30 por ciento del Senado de la República -asesino, ligado al paramilitarismo y el narcotráfico- a la cárcel", dijo el Presidente en su momento. Est sábado volvió a hacer énfasis en que era una ceremonia planeada desde hace varios meses y no una retaliación.
En su discurso de este sábado, el presidente Petro comenzó diciendo que siempre se piensa muy bien este tipo de distinciones pues se han convertido en una especie de "auto-condecoraciones". En esa línea indicó que estaban reconociendo una "vida integral y de lucha".
En esa línea entró a hablar de la Orden de Boyacá y aseguró que de cierta forma era un reconocimiento asociado con Simón Bolívar, al que señaló que debía ser enunciado más como 'emancipador' y no como 'Libertador'. Este punto recordó que el mandatario mismo se proclamó con ese mismo término.
"La lucha por emancipar es permanente, siempre hay algo de qué liberar", dijo el Presidente, que a renglón seguido aseguró que la labor de los exmagistrados iba en esa línea, pues la Colombia en la que fueron togados -durante el gobierno Uribe- no era libre o solidaria.
Luego pasó a recordar los falsos positivos y los declaró como uno de los peores crímenes que han ocurrido en América. Bajo esa premisa dijo que el país vivió una "gobernanza paramilitar". Luego procedió a criticar a la prensa de ese momento, aunque no tuvo en cuenta que la mayoría de escándalos de parapolítica y otros hechos irregulares durante ese tiempo fueron dados a conocer por los medios de comunicación.
En esa misma lógica se fue lanza en ristre contra los actuales medios de comunicación y hasta dijo que en "la Presidencia no hay poder". Supuestamente otros sectores, como el económico, le quitaron el margen de maniobra: "El poder político ya no tiene el poder".
En su discurso aseguró que por la acción de esa generación de la Corte es que hoy que es presidente: "Hicieron crecer un alis de esperanza". Más adelante agregó: "Quizá sea yo esa esperanza". Aunque también aseveró que dichos togados "fueron una esperanza al no dejarse arrodillar". Luego recordó que por su acción judicial tuvieron que enfrentar caso como las 'chuzadas', persecciones y más.