Murió Frederik, príncipe de Luxemburgo, a los 22 años por una rara enfermedad genética: la familia real se despidió

hace 2 meses 36

El príncipe Frederik de Nassau, hijo menor del príncipe Robert de Luxemburgo y la princesa Julie de Nassau, falleció el viernes pasado a los 22 años debido a un trastorno genético mitocondrial conocido como PolG. 

La afección impide que las células del cuerpo produzcan suficiente energía, lo que conlleva a la disfunción y el deterioro progresivo de varios órganos.

La noticia fue dada a conocer a través de un comunicado oficial difundido en distintas plataformas, en el cual la familia expresó su profundo dolor y recordó al joven con emotivas palabras.

Un adiós para la familia real

El anuncio sobre el fallecimiento de Frederik fue compartido por la familia a través de la Fundación PolG, entidad creada con el propósito de concienciar sobre este padecimiento.

“El príncipe Robert de Luxemburgo y la princesa Julie de Nassau compartieron la desgarradora noticia a través de su Fundación PolG de que su hijo menor, el príncipe Frederik de Nassau (nacido el 18 de marzo de 2002), falleció trágicamente. Frederik padecía una enfermedad mitocondrial”, señalaron en el documento.

El príncipe Frederik dejó este mundo el 28 de febrero, coincidiendo con el Día de las Enfermedades Raras. Sus padres relataron cómo fueron sus últimos momentos y la fortaleza con la que enfrentó su despedida.

“Es con un corazón muy pesado que mi esposa y yo quisiéramos informarles del fallecimiento de nuestro hijo, fundador y director creativo de la Fundación PolG. El viernes pasado, 28 de febrero, en el Día de las Enfermedades Rara’, nuestro amado hijo nos llamó a su habitación para hablar con él por última vez. Frederik encontró la fuerza y el coraje para despedirse de cada uno de nosotros por turnos”, mencionaron.

Pese a la gravedad de su estado, el joven mantuvo el espíritu que lo caracterizaba hasta el último instante. “Después de regalarnos a cada uno de nosotros nuestras despedidas, algunas amables, algunas sabias, algunas instructivas, nos dejó colectivamente con una última broma familiar de larga data. Incluso en sus últimos momentos, su humor y su compasión lo obligaron a dejarnos con una última risa”, recordaron.

Un príncipe con un legado de inspiración

Frederik era reconocido no solo por su título nobiliario, sino también por su compromiso en la lucha contra enfermedades genéticas sin cura. Desde su diagnóstico a los 14 años, se dedicó a visibilizar la realidad de quienes padecen estas condiciones.

Sus padres destacaron la valentía con la que enfrentó cada desafío y la capacidad que tuvo para inspirar a quienes lo rodeaban. En un momento cargado de emotividad, su padre rememoró la última conversación que tuvo con él.

“La última pregunta de Frederik para mí, antes de sus otros comentarios, fue: ‘Papá, ¿estás orgulloso de mí?’. Apenas había podido hablar durante varios días, por lo que la claridad de estas palabras fue tan sorprendente como profundo fue el peso del momento. La respuesta fue muy fácil, y la había escuchado tantas veces. Frederik sabe que es mi superhéroe, como lo es para toda nuestra familia, para tantos buenos amigos y ahora, en gran parte gracias a su Fundación POLG, para tanta gente de todo el mundo. Parte de su superpoder era su capacidad de inspirar y dar ejemplo”, expresaron.

Una vida marcada por la determinación y la alegría

A lo largo de su vida, el príncipe Frederik fue descrito como un joven con una personalidad carismática y un gran sentido de la justicia. Sus padres resaltaron sus cualidades humanas, su capacidad de liderazgo y su compromiso con causas sociales.

“Frederik nació con una capacidad especial para la positividad, la alegría y la determinación. Cuando era pequeño, siempre decía que si había un hijo nuestro por el que nunca tendría que preocuparme, era él. Tiene habilidades sociales como ningún otro, un sentido del humor asombroso, una inteligencia emocional y una compasión fuera de serie, un sentido de la justicia, la equidad y la decencia que no conoce límites. Era disciplinado y organizado más allá de lo imaginable”, afirmaron en el comunicado.

Durante sus últimos días, Frederik continuó con su rutina habitual, despertando con su alarma como cualquier otro día. Sin embargo, esa jornada fue distinta.

Familia real

La familia real de Luxemburgo. Foto:Instagram: @royalsofluxembourg

“El viernes, su alarma sonó como de costumbre, pero no era un día normal. Este sería su último en este mundo y en el Día de las Enfermedades Raras, un día que se creó con el fin de crear conciencia y generar cambios para las personas que viven con una de estas enfermedades huérfanas y, por supuesto, para sus familias y preciados cuidadores. Frederik luchó contra esta enfermedad hasta el final”, destacaron.

El mensaje de despedida de su familia

Tras la partida del príncipe Frederik, la familia real de Luxemburgo recibió múltiples mensajes de apoyo y condolencias. Sus padres agradecieron las muestras de cariño y aseguraron que su legado perdurará a través de la Fundación PolG.

“Queremos expresar nuestro profundo agradecimiento por todos los mensajes de apoyo y amor que ha recibido nuestra familia en este momento tan difícil. Con la ayuda de nuestro superhéroe esperamos convertir nuestro profundo dolor en resultados positivos y, de ese modo, seguir su ejemplo inquebrantable. ¡Su mensaje más importante es el de la esperanza, la compasión y la resiliencia! Estamos todos muy orgullosos de vos, Frederik. ¡Descansá en paz eterna!”, concluyeron.

Frederik era el hijo menor del príncipe Robert de Nassau y la princesa Julie de Nassau, integrantes de la dinastía Nassau, la familia reinante en Luxemburgo. Nació el 18 de marzo de 2002 y creció en un entorno privilegiado, alternando su residencia entre ciudades como Londres y Ginebra. Su vida transcurrió entre la educación en prestigiosas instituciones y su compromiso con la causa de las enfermedades raras, hasta el último día de su vida.

La Nación (Argentina) / GDA. 

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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de La Nación (GDA), y contó con la revisión de un periodista y un editor.

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