El nombre de Rodrigo Prieto es reconocido en Hollywood por su trabajo en la dirección de fotografía, en producciones cinematográficas de Alejandro González Iñárritu, Alfonso Cuarón, Martin Scorsese, Pedro Almodóvar, entre otros. Ha sido postulado cuatro veces a los Óscar por Secreto en la montaña, de Ang Lee (2005); Silencio (2016), El irlandés (2019) y Los asesinos de la luna (2023), las tres últimas dirigidas por Scorsese.
Conforme a los criterios de
Mientras trabajaba en Barbie, de Greta Gerwig, leía con Mateo Gil el guion de Pedro Páramo, además de releer la novela y revisar las fotografías y entrevistas de Juan Rulfo. Un proyecto, según ha dicho, que lo escogió a él, que le permitió sumergirse en el mundo rulfiano en el que el escritor trató de explorar los fantasma de sus antepasados a través del personaje de Juan Preciado.
Prieto hace lo mismo y explorando sus raíces; vale destacar que su abuelo fue Jorge Prieto Laurens, quien participó en la Revolución mexicana y luchó junto a Emiliano Zapata, después se convirtió en el fundador del Frente Popular Anticomunista Mexicano.
Ahora la película Pedro Páramo marca su debut como realizador. Detrás de cámaras contó con un equipo reconocido: guion de Mateo Gil; diseño de producción a cargo de Eugenio Caballero y música original de Gustavo Santaolalla, entre otros.
Esta producción se pudo ver en el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF), y ya está disponible en Netflix. El reparto cuenta con las actuaciones de Manuel García Rulfo, Tenoch Huerta, Dolores Heredia, Ilse Salas y Héctor Kotsifakis, entre otros.
Antes de la producción de Netflix se han realizado tres adaptaciones de la novela; la primera fue en 1967 en manos de Carlos Velo, 1978 con el realizador José Bolaños y en 1981 bajo la dirección de Salvador Sánchez. Ahora Rodrigo Prieto habla de su aventura.
¿Cómo llegó al proyecto?
Yo estaba en Oklahoma preparando Los asesinos de la luna con Scorsese, y me llamó Stacy Perskie, uno de los productores de la película, para decirme que Netflix había comprado los derechos de Pedro Páramo, que se haría una película y estaban buscando un director. Dije que sí sin pensarlo mucho.
Su carrera se ha desarrollado en la dirección de fotografía, algo que caracteriza el filme Pedro Páramo, ¿en qué se inspiró?
Hice la fotografía junto a Nico Aguilar. Gran parte de la inspiración fueron fotografías de Juan Rulfo, él fue un gran fotógrafo y en sus viajes por la república mexicana tomó grandes fotografías que usamos varias como referencias para algunos encuadres.
Pronto se estrenará la serie de Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, ¿cree que esa serie, como su película, acercan al público a los clásicos?
Sí lo creo. Estoy muy agradecido a Paco Ramos y a Netflix por estar apoyando estos proyectos. Por ejemplo, en el caso de Pedro Páramo es una oportunidad para que la gente vea la película y decida si leerá la novela. Es un estímulo para leer o releer a Rulfo; de hecho hace poco publicaron una nueva traducción al inglés que hizo Douglas J. Weatherford y está muy bien. También es una oportunidad para expandir la cultura mexicana, en este caso, y la cultura latinoamericana, con los otros proyectos que está haciendo Netflix; son historias muy ricas, independientemente de ser nuestros clásicos, llamarán la atención en el resto del mundo.
¿Recuerda la primera vez que leyó Pedro Páramo?
La leí en la preparatoria (bachillerato), tendría 16 años. Me llamó la atención esta Comala fantasmal, el misterio nocturno, el miedo. Recuerdo de niño ir a los pueblos y que me contaran historias sobre brujas. Luego, a los 24 o 25 años, me atrajeron los personajes y temas como el abuso, la religión. Al releerla para hacer la película, encontré otra novela. Yo espero que Pedro Páramo tenga eso para los espectadores: que cada vez que la vuelvan a ver encuentren otros detalles y se aproximen a las distintas posibilidades de lecturas que ofrece la película.
¿Cuál fue su reto como director?
Poder contar la historia, quería que la película se entendiera con solo verla una vez, cosa que no ocurre con la novela cuando la lees, si no a la segunda o tercera vez por su complejidad y que toque el corazón del espectador.
Ha sido nominado cuatro veces al Oscar, ¿sueña con ganarlo?
Claro que si. Pero yo no hago cine para ganarme un Oscar, lo hago porque me gusta la creatividad y la exploración que implica crear mundos.
Dulce María Ramos para EL TIEMPO