Oh, surco inmarcesible / Columna de Óscar Acevedo

hace 4 meses 25

El libro de Jaime Andrés Monsalve titulado 'En surcos de colores' es un buen detector de madurez, porque la selección de discos incluida en este compendio de la música colombiana fonograbada está organizada cronológicamente y le permite al lector ubicar fácilmente la generación a la que pertenece según la parte del libro que le resulte más familiar.

De los 150 títulos reseñados con mucho humor y buen idioma por Monsalve, tengo algunas lagunas y muchos retratos vivos de canciones almacenadas en mi disco duro emocional. Eso me permite tararear la melodía de cada álbum a medida que avanzo en la lectura y reconecto lugares y personas que protagonizaron esas deliciosas audiciones en las que me aprendí de memoria estas canciones.

Un barrido cronológico por el libro permite entender el amplio espectro estilístico de músicas que se han publicado en nuestro país, pasando por algunos momentos de mucha transformación y otros de poca evolución que evidencian el apego nacional a las tradiciones.

De antaño, este libro de la editorial Rey Naranjo incluye músicas de la Colonia rescatadas por intérpretes e investigadores de la actualidad, registros de músicas nativas que permiten suponer cómo eran nuestros cantos antes de la Conquista y grabaciones del Barroco interpretadas por el virtuoso clavecinista colombiano Rafael Puyana.

En el capítulo de años recientes hay una avalancha de producciones independientes que retratan la oportunidad que han aprovechado muchos músicos para publicar sus trabajos gracias a la libertad de culto que trajeron las plataformas digitales; ya se acabaron los filtros de calidad para publicar discos.

La gran protagonista de este afortunado acopio musical realizado con autoridad por Monsalve es nuestra música bailable, sin duda. Los discos guapachosos se destacan en cantidad y calidad durante la segunda mitad del siglo XX. Para comprobarlo, solo comparen la sabrosura de las grabaciones de los años 70 y 80 con las del siglo XXI. Podrán apreciar el contraste entre la repetición mecánica de moldes musicales que utilizan muchas bandas de la actualidad, versus el sabor y los arreglos de las bandas de carne y hueso.

Los lectores encontrarán un genuino deleite al repasar cada éxito de esta crónica que ilustra la idiosincrasia musical colombiana.

150 discos infaltables en la historia de la música colombiana: ‘En surcos de colores’ | El Tiempo

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