La incomodidad en los ojos puede compararse a un limpiaparabrisas funcionando sin líquido, generando fricción sobre el cristal. De forma similar, los ojos que carecen de hidratación suficiente experimentan síntomas molestos como ardor, visión borrosa, cansancio ocular y una sensación de arena en los párpados.
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Este fenómeno, conocido como ojo seco, no es solo una condición aislada, sino que puede ser un indicio de enfermedades más complejas.
Factores que contribuyen al ojo seco y su creciente prevalencia
El oftalmólogo Alejandro Aguilar explica que la edad es uno de los principales factores detrás de la sequedad ocular, ya que la producción de lágrimas disminuye con los años. También influyen elementos ambientales como el clima seco, el viento, la contaminación, y el uso de aire acondicionado o calefacción. Además, dispositivos como pantallas y celulares agravan el problema debido a la disminución de la frecuencia de parpadeo.
“Sí, el ojo seco es cada vez más frecuente. Lo sufren personas de todas las edades, hasta niños, y desde muy pequeños”, comenta Aguilar. Para reducir el impacto de las pantallas, recomienda la regla de los 20: cada 20 minutos mirar a un punto a 20 metros de distancia durante 20 segundos.
El especialista también advierte sobre los riesgos de ciertos medicamentos, como los betabloqueantes y anticolinérgicos, así como el uso prolongado de lentes de contacto, que actúan como “esponjas” que absorben la humedad ocular.
El ojo seco como señal de enfermedades sistémicas
Cuando el tratamiento convencional no alivia los síntomas, es fundamental investigar más a fondo. Según Aguilar, en el 80 % o 90 % de los casos, el ojo seco puede ser una manifestación inicial de enfermedades autoinmunes como el Síndrome de Sjögren, la artritis reumatoidea, el lupus o el penfigoide ocular. Estas condiciones implican que el sistema inmunológico ataca los tejidos oculares como si fueran cuerpos extraños.
“El ojo seco es una enfermedad en sí misma. Pero cuando no mejora con tratamientos, debemos sospechar que puede ser la punta del iceberg de otras condiciones orgánicas”, señala el experto. Por ello, subraya la importancia de realizar estudios complementarios y consultar con otros especialistas.
Alejandro Aguilar, oftalmólogo, resalta la importancia de personalizar el uso de colirios y de evitar errores comunes como refregarse los ojos.
Foto:iStock
Nuevas hipótesis: el eje intestino-superficie ocular
Aguilar y su equipo han desarrollado una teoría innovadora que relaciona la superficie ocular con la intestinal. Ambas funcionan como barreras epiteliales que controlan el paso de sustancias. Sin embargo, factores como la alimentación, el estrés y el ambiente pueden alterar esta función, desencadenando respuestas inflamatorias o autoinmunes.
“Nuestra hipótesis es la posible manifestación de un eje intestino-superficie ocular, fundamentalmente a expensas de la conjuntiva”, detalla Aguilar. Este eje podría explicar la conexión entre el ojo seco y enfermedades inflamatorias, autoinmunes e incluso tumorales.
GABRIELA NAVARRA
La Nación (Argentina) / GDA
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de La Nación, y contó con la revisión de un periodista y un editor.